ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El Diablo, Realidad O Mito


Enviado por   •  10 de Marzo de 2013  •  3.409 Palabras (14 Páginas)  •  483 Visitas

Página 1 de 14

ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA

ESPECIALIDAD EN ARQUEOLOGIA

JORGE ALBERTO GUZMAN PERDOMO

TEORIAS ARQUEOLOGICAS

“SATANAS: REALIDAD O MITO”

¿El diablo es el principio de lo malo? Es el principio de los sentimientos negativos, de la maldad. ¿De dónde este personaje tomo ese sentimiento de envidia, codicia, egoísmo? Si se supone que él es el origen del mal, entonces ¿antes que él, estos sentimientos no existían? Mi intención en este trabajo no es repetir lo que la mayoría de los que nos consideramos ateos (me incluyo, porque soy ateo) sabemos. Profe usted dirá: “si ya sabes que no existe, o que no crees en el, para qué demonios –valga la redundancia- me entregas un trabajo con este tema”. Sé que también me dirá: “este tema no te servirá de nada, e incluso quizá piense que es un tema para leer, solo eso”. A lo que yo pondré pecho tierra y pues ni modo, de alguna forma usted me calificara y usted sabrá que calificación amerito. Más que nada, mi intención es mencionar como esa idea creada por la iglesia católica con el fin de controlar a la gente mediante el sentimiento del miedo tiene y ha tenido a lo largo de la historia una gran relevancia, sobre todo en la ideología cristiana. Si tratamos de encontrar una respuesta congruente al respecto, muy posiblemente no la encontraremos; pues la mayoría de ellas son solo especulaciones que las culturas han creado tratando de explicar lo que antes para ellos era totalmente desconocido. Los orígenes de Satanás, considerándolo como la personificación universal del principio del mal, son mucho menos épicos y al mismo tiempo mucho más remotos y profundos (Graf 1991-15).

En todas las culturas, afirmamos sin temor a equivocarnos, existen deidades malignas que perturban la vida cotidiana de los actores sociales, el hombre. Sabemos, a través de numerosos relatos etnográficos y mitológicos, que en la cultura escandinava se hablaba del inquietante Loki (“Textos mitológicos de las Eddas”) de S. Sturlusson), en la griega de Hades (Virgilio), en la mesopotámica de de Marduk, entre los indígenas de la Gran Sabana venezolana se hace mención de Odo’sha; y así sucesivamente todas las culturas han tenido y tienen sus figuras y símbolos del mal, que en algunos casos sirven para equilibrar la balanza entre el eterno juego de lo bueno y lo perverso (Smith 1991). En nuestra civilización occidental, la palabra “demonio” apunta hacia los símbolos malignos que figuran en la Biblia (de raigambre judeocristiana”). Es decir, que, cuando se habla del mal, suele pensarse en Satanás, Lucifer o Belcebú. De ahí en adelante es la figura de Lucifer “cristianismo” la que se toma para cualquier concepto de “demonio” o “jefe” de demonios. Durante la edad media, las deidades infernales fueron clasificadas según jerarquías, con el fin de conocerlas mejor para combatirlas efectivamente. En nuestro mundo moderno no nos gusta pensar que en todos hay una semilla de negatividad, por lo que asumimos que todo lo malo que sucede es obra de algún Demonio exterior que debe ser evitado. Pero, en realidad, la gente no hace cosas malas porque una fuerza exterior controle nuestras acciones. Lo hacemos porque estamos expresando la parte negativa de nuestra propia personalidad. Negar esa parte es darle poder sobre nosotros, y permitirle que domine nuestras vidas hasta que un día acabe con la misma.

¿De donde surge el seudónimo de Diablo?

Según la Biblia, Satanás recibió este nombre por ser el principal y más notorio calumniador y acusador de Jehová de su buena palabra y de su santo nombre. El termino griego di-a-bo-los significa “calumniador” (compárese con Lu 16:1 donde aparece la forma verbal “di-a-bal-lō). A través de los siglos, el diablo ha demostrado ser el principal opositor de Dios y del hombre: disputo con Miguel acerca del cuerpo de Moisés (Jud 9); demostró que tenia poder para entrampar a otros (1Ti 3:7; 2Ti 2:26); ha usado criaturas humanas –guías religiosos falsos, Judas Iscariote, Bar-Jesús- para conseguir sus fines (Jn 8:44; 13:2; Hch 13:6, 10); ha oprimido de tal modo a la gente, que muchas veces ha sido imposible la recuperación medica de la persona (Hch 10:38); ha ocasionado el encarcelamiento de los justos (Rev 2:10), y hasta tiene medios de causar la muerte (Heb 2:14). Por consiguiente a los cristianos se les aconseja que no den lugar a la influencia del Diablo por permanecer en “estado provocado” (Ef 4:27). Pedro advirtió: “mantengan su juicio, sean vigilantes. Su adversario, el Diablo anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien” (1Pe 5:8).

La palabra di-a-bo-los aparece en otros pasajes del texto original de las Escrituras Griegas Cristianas, pero no con referencia a Satanás por lo que su traducción correspondiente es “calumniador”. Por ejemplo, dirigiéndose a los doce, Jesús dijo con respecto a Judas: “uno de ustedes es calumniador” (Jn 6:70); a las mujeres de la congregación se les advirtió que no se hicieran calumniadoras (1Ti 3:11; Tit 2:3), y una de las señales de “los últimos días”, es que “los hombres serian calumniadores” (2Ti 3:1-5). La ley que Jehová le dio a la nación de Israel prohibía la calumnia (Le 19:16), y todo el contexto bíblico está en contra de ese uso impropio de la lengua. (2Sa 19:27; Sl 15:3; 101:5; Pr 11:13; 20:19; 30:10; Jer 6:28; 9:4. Mucho antes de crear a los seres humanos, Jehová Dios hizo una multitud de criaturas celestiales (Job 38:4, 7). La Biblia los llama ángeles (Hebreos 1:13, 14). Dios los creó a todos perfectos. Ninguno era un diablo, ni tenía características malvadas. Entonces, ¿cómo llegó a existir el Diablo? En los idiomas bíblicos originales, la palabra “diablo” significa “calumniador”, y designa a alguien que lanza mentiras maliciosas contra otra persona; la palabra “Satanás” quiere decir “Opositor”. Tal como un hombre que ha sido honrado se convierte en ladrón al robar, uno de los hijos celestiales perfectos de Dios cedió a un deseo malo y se convirtió en Satanás, el Diablo. La Biblia explica de la siguiente manera el proceso por el que una persona se vuelve mala: “Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo. Entonces el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte” (Santiago 1:14, 15).

Obviamente, eso fue lo que ocurrió. Cuando Jehová Dios creó a nuestros primeros padres, Adán y Eva, el ángel que más tarde se rebelaría contra él estaba observando. Sabía que Jehová les había mandado llenar la Tierra de hijos justos que adorarían al Creador (Génesis 1:28). Dicho ángel vio la posibilidad de obtener honra y darse importancia. Codició lo que en justicia le pertenece únicamente

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (20 Kb)  
Leer 13 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com