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Enciclicas


Enviado por   •  6 de Octubre de 2013  •  1.399 Palabras (6 Páginas)  •  228 Visitas

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ENCÍCLICA RERUM NOVARUM.

Es la primera encíclica social de la Iglesia Católica. Fue promulgada por el papa León XIII el viernes 15 de mayo de 1891. Fue una carta abierta dirigida a todos los obispos, que versaba sobre las condiciones de las clases trabajadoras. En ella, el papa dejaba patente su apoyo al derecho laboral de formar uniones o sindicatos, pero sin acercarse al socialismo marxista, pues también se reafirmaba en su apoyo al derecho de la propiedad privada. Además discutía sobre las relaciones entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la Iglesia, proponiendo una organización socioeconómica que más tarde se llamaría corporativismo.

Sobre sus posiciones o declaraciones particulares, es claro que la encíclica Rerum Novarum fue notable como resumen de muchos asuntos planteados por la revolución industrial, por el creciente problema obrero y las sociedades democráticas modernas. Con esta encíclica la Iglesia pretendió, entre otras cosas, paralizar la "descristianización" de las masas trabajadoras, en un período en el cual la credibilidad de la Iglesia era disminuida porque los sectores populares de la cristiandad e incluso del clero, se inclinaban por las ideas revolucionarias.

Esta encíclica refuta las ideas marxistas y da una solución inteligente y realizable para la situación de los obreros. Los socialistas piensan que el problema de la pobreza de los obreros, se resolvería aboliendo la propiedad privada. Esto quiere decir nadie es dueño de nada. El estado es el dueño de los bienes de producción y los reparte a la gente todos por igual. Esto, para la iglesia según lo que señala la encíclica que se comenta no solucionaría nada sino que empeoraría la situación y maneja la razón por la que una persona trabaja es para poder solventar sus necesidades, su comida y su vestimenta, pero si después de sus gastos puede ahorrar algo con eso puede comprarse otras cosas e invertirlo para ganar más dinero, hasta que pueda comprarse un inmueble pero si se lo quitan, estaría trabajando por nada. Esta encíclica señala que dios creó al mundo y a los hombres y a las bestias. Pero diferencio al hombre de los animales dándoles la razón o inteligencia, por eso Dios le concedió al hombre la posibilidad no solo de utilizar los bienes sino también de poseerlos con derecho estable y permanente.

La encíclica continúa diciendo que cuando el hombre aplica su trabajo a la tierra este se adueña de ella lícitamente y no es justo que venga otro a quitársela. Es justo poseer propiedad y es injusto quitársela a otro. Las leyes divinas dicen: "No desearas la mujer de tu prójimo, ni la casa, ni el asno, ni el buey, ni la esclava, ni nada de lo que sea suyo".

Otro punto fuerte de la encíclica, es cuando resalta, que la felicidad perfecta no reside en los bienes materiales de este mundo, y que en los cielos todos serán herederos del reino de Dios. Yendo a lo más concreto de la encíclica, llegamos a la parte donde se reconoce a los proletarios tan ciudadanos como a los ricos, ambos son parte de la misma familia que integran el cuerpo de la nación. Es por ello que no puede preocuparse solo por una parte y descuidar a la otra, más aun cuando los proletarios son la gran mayoría de las naciones. La encíclica da a entender si los obreros necesitan algo, no es necesario dárselo directamente sino darle los medios para que lleguen a eso. "No le des el pescado, enséñale a pescar". El estado debe alentar a promover el bienestar de la sociedad sin violar los derechos de los particulares. El estado debe velar por los bienes de los individuos y de la sociedad.

ENCÍCLICA ET MAGISTRA.

Promulgada por el Papa Juan XXIII el 15 de mayo de 1961.

Mater et magistra (latín: “Madre y Maestra”) es una carta encíclica del Papa Juan XXIII que fue promulgada el 15 de mayo de 1961. Trata sobre el desarrollo de la cuestión social a la luz de la Doctrina Cristiana y presenta a la Iglesia como Madre y Maestra, de allí su nombre en latín Mater et Magistra. Fue anunciada el día anterior ante miles de personas en un discurso dirigido "a todos los trabajadores del mundo.

El Papa Juan XXIII, advierte que la cuestión social tiene una dimensión mundial y que así como se puede hablar de personas pobres, también se ha de hablar de sectores pobres y naciones pobres y señala que el desarrollo de la historia muestra cómo las exigencias de la justicia y la equidad atañen tanto a las relaciones entre trabajadores dependientes y empresarios o dirigentes, como a las relaciones entre los diferentes sectores económicos, y entre las zonas económicamente más desarrolladas y las zonas económicamente menos desarrolladas dentro de una misma nación; y, en el plano mundial, a las relaciones entre países en diverso grado de desarrollo económico-social.

Sostiene que la justicia y la equidad exigen que los poderes públicos actúen para que las desigualdades entre zonas económicamente más desarrolladas y menos desarrolladas sean eliminadas o disminuidas y en las zonas menos desarrolladas se aseguren los servicios públicos esenciales.

Reafirma el carácter de "derecho natural" de la propiedad privada y también

de su efectiva difusión entre todas las clases sociales “La dignidad de la persona humana exige normalmente, como fundamento natural para vivir, el derecho al uso de los bienes de la tierra, al cual corresponde la obligación fundamental de otorgar a todos, en cuanto posible sea, una propiedad privada”

Enfatiza en el derecho de los trabajadores de sindicalizarse y en la necesidad de que los salarios estén de acuerdo con la dignidad humana del trabajador y de su familia, con la aportación efectiva del trabajador la posibilidad económica de la empresa y la situación económica general.- En esta encíclica El papa Juan XXIII sostiene que una economía justa no sólo depende de la abundancia y distribución de bienes y servicios sino que incluye el papel de la persona humana como sujeto y objeto del bienestar. Propone la cristianización de la familia, la empresa y la sociedad; la vocación de la Iglesia y de cada cristiano es superar la excesiva desigualdad entre los distintos sectores de la sociedad y resistir los procesos económicos y políticos que ponen en peligro la dignidad humana y la libertad.

Puede considerarse que la Encíclica Mater et Magistra revisa los puntos más importantes de la encíclicas Rerum Novarum. Ante las necesidades de su época El Papa Juan XXIII, advierte que la cuestión social tiene una dimensión mundial, insiste categóricamente en la importancia y trascendencia de la dignidad de la persona humana, en la valoración del trabajo y en su justa remuneración. Reconoce que la economía es ante todo obra de la iniciativa de los particulares, pero que se necesita la intervención subsidiaria de los poderes públicos. Subraya la importancia de la creciente sociabilidad humana en sus diversas manifestaciones en el mundo.

Reafirma las enseñanzas anteriores sobre el salario, cuyos parámetros para fijar un monto menciona: la dignidad de la persona humana y de su familia la aportación efectiva del trabajador; la posibilidad económica de la empresa; la situación económica de la nación y la situación de la economía a nivel mundial.

Enseña una vez más la dimensión ética de las estructuras económicas de la propiedad con función social.

Muestra el derecho de los trabajadores de sindicalizarse. Reconoce la importancia de la familia. Resalta el destino universal de los bienes y la opción del orden social fundado en la justicia y en la caridad. Por primera vez destaca el problema del campo y sugiere algunas soluciones. Señala que la Doctrina Social de la Iglesia tiene como fundamento, causa y fin al hombre integral. En todo el documento aparece la necesidad de la justicia en los diversos niveles de la convivencia social. Pugna porque las relaciones humanas se construyan en la verdad, la justicia y el amor fraterno.

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