Enseñanzas De Las Parabolas
Zenfaolx14 de Septiembre de 2011
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Enseñanza de Las Parábolas
Hijo Prodigo
Que el hijo pródigo son todos aquellos a los que se la pasan la vida desperdiciándola y sin seguir a dios, el papá representa a dios y siempre nos da lo que queremos y es mejor para nosotros, si nos vamos siempre nos recibe con los brazos abiertos y el otro hijo representa a todos los que siempre estamos junto a dios. A mi me enseñó que dios siempre nos va a querer y aceptar como somos y siempre nos dejara que decidamos si estar junto a él o alejarnos, también nos enseña que si te pasas la vida malgastándola, al final no vives feliz.
La Oveja perdida
La enseñanza es que Cristo nos ama a todos y se preocupa por los que andamos en pasos incorrectos, en un aspecto de la vida puede compararse a muchos evangélicos que siempre hablan dando testimonio de que Cristo los salvó después de haber sido grandes pecadores.
El Sembrador
La enseñanza es que valen más los hechos que las palabras, ya que 'por mucho que el primer hijo diga que va al campo al final no va y el que dice que no le apetece ir al final va y es el que obra bien.
El Buen Samaritano
Nos enseña que: No tenemos que ser padres, sacerdotes, gobernadores, sabios o ignorantes para practicar estas virtudes en nuestra vida diaria.
Solo se necesita tener un corazón agradecido con Dios.
Por Ejm: tú conoces esa Parábola y te preguntas ¿porque la gente no la práctica?
Yo te pregunto ¿lo haces tú? ahí comienza el cambio, cuando dejamos de ser observadores y Jueces y nos convertimos en hacedores e imitadores de Jesús.
Nuestros Hechos hablan más que mil palabras, y Cristo vino a hacer eso a poner el ejemplo para que nosotros también lo hagamos.
La Red
Nos enseña que: Ni es bueno ser un rancio anquilosado en lo antiguo, ni ser una veleta que se deja llevar por la última moda. Como el dueño de la casa, de quien Cristo nos habla, debemos sacar de las arcas lo nuevo y lo viejo. Para ello se requiere la virtud humana y cristiana del discernimiento. Es decir, la persona sabia es la que, de lo antiguo, sabe quedarse con lo bueno y, de lo actual, escoge nada más aquello que es bueno.
La semilla que crece
Nos enseña que: Aquel grupo de doce rudos pescadores y unas cuantas mujeres, esa semilla diminuta, ha llegado a ser un árbol frondoso en donde las aves del cielo anidan a su sombra. En efecto, la Iglesia es ese árbol frondoso que extiende sus ramas para acogernos con maternal cariño, un árbol frondoso en donde podemos refugiarnos de las asechanzas de Satanás.
Los trabajadores de la viña
Nos enseña que: Es necesario ver cuánta necesidad hay en el mundo. No sólo en las misiones; también en nuestra ciudad, en nuestra parroquia, quizás también en nuestra propia familia. Porque a unos les falta el pan y a otros el alimento espiritual, que es la palabra de Dios. ¡Qué importa la edad o los medios que tengamos! Cada uno tiene una vocación muy concreta que Dios le ha regalado, una misión insustituible. ¿Cuál es la mía? Mi primera misión es la de ser cristiano, por algo estoy bautizado. Y un cristiano lo es en la medida que da testimonio con su vida.
Los dos Hijos
Nos enseña que: Lo que nuestro Señor quiere decirnos con esta parábola es, en definitiva, que lo que verdaderamente importa para salvarse no son las palabras, sino las obras. O, mejor: que las palabras y las promesas que hacemos a Dios y a los demás cuentan en la medida en que éstas van también respaldadas por nuestras obras y comportamientos. Éstas son las que mejor hablan: las obras, no los bonitos discursos; las obras, no los bellos propósitos o los nobles sentimientos nada más.
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