Exegesis Romanos 12.2
xorro8 de Mayo de 2015
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Introducción
En la Biblia, la salvación es gratuita, pero el discipulado es costoso. Un nuevo cristiano describió en estos términos su cambio de actitud desde que había recibido a Cristo como su único y suficiente Salvador:
«Es como el ciclista que cuando ha subido una larga cuesta, siente que podrá descender sin pedalear del otro lado. Pero no es sino hasta que ha alcanzado la cumbre que se da cuenta que su tarea apenas ha empezado, el camino continúa con cuestas aún más empinadas que la que acaba de subir. Cuando la gente acepta a Jesucristo tiende a pensar que todo será cuesta abajo partir de ese punto. Pero es entonces que se descubre que es sólo el comienzo. A lo menos, esa ha sido mi experiencia».
Y es la experiencia de todo cristiano. ¿Por qué? Porque una cosa es recibir la salvación y otra vivir la salvación. Una cosa es recibir Cristo y otra seguir a Cristo. Una cosa es tener el regalo de la vida eterna y otra usar el regalo de la vida eterna. Una cosa es la recepción de la salvación y otra la fructificación en la salvación. Una cosa es nacer a una nueva vida y otra cosa es vivir la nueva vida.
Pablo en el capítulo 12 de romanos nos hace la invitación a que nuestra integridad física sea presentada ante Dios como una ofrenda o sacrificio, esto implica que debemos hacer cierto esfuerzo para ofrecer culto a nuestro Dios. Bajo esta idea hemos elaborado esta exegesis la cual la hemos dividido en tres capítulos:
El primer capítulo es un análisis contextual del texto en el cual recogemos todo lo referente a la Epistola. Hacemos una breve biografía del autor, nos enmarcamos dentro del contexto histórico en que se escribió el texto, el contexto geográfico en el que se desarrollo esta epistola, el contexto histórico que no es más que las circunstancias que motivaron que el autor escriba esta carta, la situación social y cultural de aquella época, los aportes arqueológicos y el género literario empleado por el autor para la composición de esta epistola.
El segundo capítulo es un análisis léxico y gramatical del texto, y luego tenemos el capitulo 4 que no es más que una discusión de los aportes teológicos y doctrinales de la epistola a los romanos.
Por último tenemos una breve conclusión y bibliografía.
Texto Biblico seleccionado:
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”
Romanos 12:1
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Texto en el original griego:
“παρακαλω→Estoy suplicando ουν→por lo tanto υµας→a ustedes αδελφοι→hermanos δια→por των→las οικτιρµων→misericordias του→de el θεου→Dios παραστησαι→presentar τα→los σωµατα→cuerpos υµων→de ustedes θυσιαν→a sacrificio ζωσαν→viviendo αγιαν→santo ευαρεστον→bien agradable τω→a/al/a el θεω→Dios την→a la λογικην→facultad de raciocinio λατρειαν→servicio sagrado υµων→de ustedes”
Romanos 12:1
Biblia interlineal griego-español
Paráfrasis
Nuestra paráfrasis del texto es la siguiente:
Hermanos les pido de favor que nuestros cuerpos como si fuese una ofrenda ante nuestro Dios, que es en realidad el servicio que debemos ofrecer a nuestro Dios.
Capítulo I: Análisis Contextual
1.1 Biografía del Autor
Pablo de Tarso, originalmente Saulo de Tarso o Saulo Pablo, también llamado san Pablo, nacido entre los años 5 y 10 d. C., 3 en Tarso de Cilicia (actual Turquía centro-meridional) y muerto probablemente entre los años 58 y 67 en Roma, es conocido como el Apóstol de los gentiles, el Apóstol de las naciones, o simplemente el Apóstol, y constituye una de las personalidades señeras del cristianismo primitivo.
De sus epístolas auténticas surge que Pablo de Tarso reunió en su personalidad sus raíces judías, la gran influencia que sobre él tuvo la cultura helénica, y su reconocida interacción con el Imperio romano cuya ciudadanía, en el decir del libro de los Hechos de los Apóstoles ejerció. Pablo no cambió su nombre al abrazar la fe en Jesucristo como mesías de Israel y salvador de los gentiles ya que, como todo romano de la época, tenía un pronombre relacionado con una característica familiar (Saulo, su nombre judío, que etimológicamente significa ‘invocado’, ‘llamado’), y un cognomen, el único usado en sus epístolas (Paulus, su nombre romano, que etimológicamente significa ‘pequeño’ o ‘poco’).
Fue un conocedor de la cultura helénica, hablaba fluidamente tanto el griego como el arameo lo que le permitió predicar el Evangelio con ejemplos y comparaciones comunes de esta cultura por lo que su mensaje cosechó un pronto éxito en territorio griego. Pero esta característica también dificultó por momentos la exacta comprensión de sus palabras, ya que Pablo recurrió en ocasiones a nociones helenísticas alejadas del judaísmo mientras que otras veces habló como un judío estricto y observante de la Ley.
De ahí que en la Antigüedad algunas de sus afirmaciones fueran calificadas como complejas, en griego «τινα δυσνοητα» (transliterado, tina dysnoēta, que significa puntos ‘difíciles de entender’) y que hasta hoy se susciten polémicas en la interpretación de ciertos pasajes y temas de las cartas paulinas, como por ejemplo la relación entre judíos y gentiles, entre gracia y Ley, etc. Por otra parte, es claro que sus epístolas fueron escritos de ocasión, respuestas a situaciones concretas. Por ello el análisis exegético moderno, más que esperar de cada una de ellas una formulación sistemática del pensamiento del Apóstol, examina las dificultades y particularidades que él presenta, analiza su evolución y debate sobre su integridad.
Sin haber pertenecido al círculo inicial de los Doce Apóstoles, y recorriendo caminos jalonados de incomprensiones y adversidades, Pablo se constituyó en el motor de construcción y expansión del cristianismo en el Imperio romano, merced a su talento, a su convicción y a su carácter indiscutiblemente misionero. Su pensamiento conformó el llamado cristianismo paulino, una de las cuatro corrientes básicas del cristianismo primitivo que terminaron por integrar el canon bíblico.
De las llamadas epístolas paulinas, la Epístola a los romanos, la Primera y la Segunda epístola a los Corintios, la Epístola a los Gálatas, la Epístola a los Filipenses, la Primera epístola a los Tesalonicenses (probablemente la más antigua) y la Epístola a Filemón tienen en Pablo de Tarso su autor prácticamente indiscutido. Ellas son, junto con el libro de los Hechos de los Apóstoles, las fuentes primarias independientes cuyo exhaustivo estudio científico-literario permitió fijar algunas fechas de su vida, establecer una cronología relativamente precisa de su actividad, y una semblanza bastante acabada de su apasionada personalidad.
Sus escritos, de los que nos han llegado copias tan antiguas como el papiro datado de los años 175-225, fueron aceptados unánimemente por todas las Iglesias cristianas. Su figura, asociada con la cumbre de la mística experimental cristiana, resultó inspiradora en artes tan diversas como la arquitectura, la escultura, la pintura, la literatura, y la cinematografía y es para el cristianismo, ya desde sus primeros tiempos, una fuente ineludible de doctrina y de espiritualidad.
Pablo fue el escritor de esta carta. "De la tribu de Benjamín, y miembro celoso del partido de los fariseos, había nacido en Tarso como ciudadano Romano.
Fue Discípulo de Amalie, buen conocedor del Antiguo Testamento y de las enseñanzas rabínicas. Pablo puede beneficiarse de la cultura griega en el sentido de poder citar a autores clásicos y de elaborar argumentos en diatriba, Cínico – Estoico.
Esto permite entender que se identifique como judío y que conozca acerca de los gentiles.
Pablo de Tarso comenzó su ministerio en Damasco y Arabia , nombre con el cual se hacía referencia al reino nabateo. Fue perseguido por el etnarca Aretas IV, hecho que se suele datar de los años 38-39, o eventualmente de antes del año 36. Pablo huyó a Jerusalén donde visitó y conversó con Pedro y con Santiago. Según Hechos 9:26-28, fue Bernabé quien lo llevó ante los apóstoles. Podría interpretarse que fue entonces cuando le transmitieron a Pablo lo que más tarde mencionó en sus cartas haber recibido por tradición sobre Jesús.
1.2 Contexto Histórico
La Epístola a los Romanos fue escrita desde Corinto, en su tercer viaje misionero, durante la permanencia de Pablo de tres meses en esta ciudad. Muchos eruditos ubican esta visita a fines del año 57 y comienzos del 58; pero algunos prefieren una fecha más antigua. Cuando Pablo escribió la epístola estaba por regresar a Palestina, pues llevaba una contribución de las iglesias de Macedonia y Acaya para los pobres que había entre los cristianos de Jerusalén. Después de terminar esa misión, se proponía visitar a Roma, y desde allí continuar con su viaje a España.
Hasta ese momento no había podido visitar a la iglesia cristiana de la ciudad capital del Imperio Romano, aunque con frecuencia había deseado hacerlo. Pero ahora creía que había completado sus labores misioneras en Asia y Grecia
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