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Filosofos políticos


Enviado por   •  31 de Agosto de 2014  •  2.197 Palabras (9 Páginas)  •  262 Visitas

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Filosofos políticos

Francis Bacon

Cuando mencionamos como tema “los filosofos políticos”, hacemos referencia a quienes orientaron su pensamiento a interpretar los fenómenos de su época. Francis Bacom, Se propuso ante todo reorganizar el método de estudio científico. Percibió que el razonamiento deductivo destacaba entonces a expensas del inductivo y creyó que, eliminando toda noción preconcebida del mundo, se podía y debía estudiar al hombre y su entorno mediante observaciones detalladas y controladas, realizando generalizaciones cautelosas. Para ello, el estudio que el hombre de ciencia hace de los particulares debe realizarse mediante observaciones que deben validarse. Los científicos deben ser ante todo escépticos y no aceptar explicaciones que no se puedan probar por la observación y la experiencia sensible (empirismo).

Los escritos de Bacon se engloban en tres categorías: filosófica, literaria y política.

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Tomas Hobbes

Leviatán: o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil, comúnmente llamado Leviatán (en inglés Leviathan), es el libro más conocido del filósofo político inglés Thomas Hobbes, publicado en 1651. El título del libro hace referencia al monstruo bíblico Leviatán, que posee un poder descomunal. En este libro, Hobbes establece su doctrina de derecho moderno como la base de las sociedades y de los gobiernos legítimos. Se ha dicho que el trabajo de Hobbes justifica filosóficamente la existencia del autoritarismo estatal

En Tomas Hobbes advertimos el abandono del concepto del derecho divino de los reyes. Funda su análisis en la hipótesis de una asociación conveniente entre los individuos, que, conscientes de las enormes dificultades de sobrevivir en la anarquía, aceptan someterse a una autoridad central, superior, incontrolable incluso, pero que nacía del consenso social. Una vez conferida esta autoridad, a la que denominamos Estado, la soberanía del mismo sobre su territorio y su población era absoluta. La razón por la cual el hombre estaba dispuesto a someterse a las garras de un Estado todo poderoso, provino de su propio egoísmo . El hombre primitivo y solitario, no podía bastarse a si mismo y por ende era pobre, bruto, pendenciero, y reacio a admitir la autoridad. El hombre que en busca de la protección, admitía el poder del Estado, perdía su limitada libertad, para ganar un respeto social que de otro modo carecía.

Por cierto Hobbes fue considerado enemigo de la fe, y también fue considerado enemigo por el monarca, ya que no le atribuía poderes divinos, sino surgidos de la necesidad de la sociedad. Lo mas elocuente es que no legitimaba la condición del gobernante por razones de linaje, divinidad o capacidad, sino por el mero poder de apropiarse del gobierno, lo que legitimaba a todo aquel que tuviera los atributos de gobernante y pudiera imponer la ley al resto de la sociedad. Por cierto los comerciantes e incipientes industriales, rápidamente advirtieron que su interés no era cuestionar el origen del gobierno sino promover su actividad con apoyo del mismo.

El Estado (o República) que Hobbes proyecta en Leviatán no es el concepto moderno de república (ausencia de monarquías) sino que es concebido como una res publica, es decir, un poder organizado de forma común cuya función es “regentar” las cosas públicas y que se funda a partir de la suma de voluntades individuales libres que deciden actuar para adquirir ventajas comunes. La libertad del individuo se verá reducida a los espacios donde la ley no se pronuncia. Sin embargo, al existir una cesión voluntaria de poder, se contemplaba un caso en el que los individuos podrían rebelarse contra el soberano: cuando éste causara perjuicios a su integridad corporal o a su libertad física, o sea, si el soberano no cumplía su parte del contrato social (defender la libertad de los individuos asegurando la paz) el pacto quedaba roto inmediatamente. El pensamiento de Hobbes deja un margen muy estrecho al libre albedrío y a la libertad individual.

El propósito que Hobbes da al principio del segundo libro es describir la causa final, el fin o el deseo de los hombres (que aman la libertad y el dominio sobre otros) en la auto imposición de los límites en los que viven en sociedad que es un instrumento para su propia preservación y, consecuentemente, para obtener una vida más tranquila; o sea, para librarse de la terrible condición de constante guerra, que como fue demostrada en la primera parte, es natural a las pasiones del hombre cuando no hay poder visible que las limite y controles por el miedo al castigo a aquellos que las lleven a cabo.

El soberano tiene doce derechos fundamentales:

1. Como el pacto no puede ser eliminado a priori, los sujetos no pueden legalmente cambiar la forma de gobierno.

2. Como el pacto que consiste en la cesión de libertades de los sujetos al soberano, dándole derecho a actuar por ellos, este no tiene derecho a cambiar el pacto.

3. Los sujetos no pueden discutir el ser liberados del pacto debido a las acciones del soberano.

4. El soberano es elegido (en teoría) por el voto de la mayoría; y la minoría ha decidido regirse por esta decisión.

5. Cada sujeto es autor de los actos del soberano: por tanto, el soberano no puede dañar a ninguno de sus súbditos, y no puede ser acusado de injusticia.

6. El soberano no puede ser ejecutado (legalmente) por sus súbditos, ya que el Estado busca, ante todo, la paz y el soberano tiene el derecho de hacer todo lo que considere necesario para preservar la paz, la seguridad y prevenir la discordia, pudiendo juzgar que opiniones o doctrinas son adversas, quien tiene derecho o no a hablar a las multitudes, y quien examinará las doctrinas de los libros antes de ser publicados.

7. A dictar las leyes civiles y de la propiedad.

8. A ser juez en todos los casos.

9. A hacer la guerra o la paz como y cuando vea oportuno; siendo comandante de sus ejércitos.

10. De elegir a sus consejeros, ministros, magistrados y oficiales.

11. De premiar con riquezas y honores, o castigar corporal o pecuniariamente a aquellos que considere merecedores de tales acciones.

12. De establecer leyes del honor y las escalas de valores.

Hobbes renuncia explícitamente a la separación de poderes, en particular a la que posteriormente se convertirá

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