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GUIÓN PARA EL ENCUENTRO "PLATÉMONOS EN LA PAZ"


Enviado por   •  6 de Octubre de 2015  •  Apuntes  •  1.414 Palabras (6 Páginas)  •  189 Visitas

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GUIÓN PARA EL ENCUENTRO

"PLATÉMONOS EN LA PAZ"

INTRODUCCIÓN

                Este encuentro nuestro para invocar la paz en nuestra Ciudad, en nuestro País y en todo el mundo, está acompañado por la oración de tantas personas, de diferentes culturas, naciones, lenguas y religiones: personas que han rezado por este encuentro y que ahora están unidos a nosotros en la misma invocación. Es un encuentro que responde al deseo ardiente de cuantos anhelan la paz, y sueñan con un mundo donde hombres y mujeres puedan vivir como hermanos y no como adversarios o enemigos.

                El mundo es un legado que hemos recibido de nuestros antepasados, pero también un préstamo de nuestros hijos: hijos que están cansados y agotados por los conflictos y con ganas de llegar a los albores de la paz; hijos que nos piden derribar los muros de la enemistad y tomar el camino del diálogo y de la paz, para que triunfen el amor y la amistad.

                Para conseguir la paz, se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra. Se necesita valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento; sí al diálogo y no a la violencia; sí a la negociación y no a la hostilidad; sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones; sí a la sinceridad y no a la doblez. Para todo esto se necesita valor, una gran fuerza de ánimo.

                La historia nos enseña que nuestras fuerzas por sí solas no son suficientes. Más de una vez hemos estado cerca de la paz, pero no la hemos conseguido. Por eso estamos aquí, porque sabemos y creemos que necesitamos la ayuda de Dios. No renunciamos a nuestras responsabilidades, pero invocamos a Él como un acto de suprema responsabilidad, de cara a nuestras conciencias y de frente a nuestro pueblo. Hemos escuchado una llamada, y debemos responder: la llamada a romper la espiral del odio y la violencia; a doblegarla con una sola palabra: «hermano». Pero para decir esta palabra, todos debemos levantar la mirada al cielo, y reconocernos hijos de un mismo Padre.

                El encuentro de hoy es signo de un deseo común de fraternidad y de paz; Estar aquí es ya un «mensaje» de ese diálogo que todos buscamos y por el que estamos trabajando.  El diálogo interreligioso no puede limitarse solo a unos pocos, a los responsables de las comunidades religiosas, sino que debería extenderse en lo más posible a todos los creyentes, involucrando las distintas esferas de la sociedad civil. Y una atención particular merecen en este sentido los jóvenes, llamados a construir el futuro del País. Sin embargo, es bueno recordar que el diálogo, para que sea auténtico y eficaz, presupone una identidad formada: sin una identidad formada, el diálogo es inútil o perjudicial. Esto lo digo pensando en los jóvenes, pero vale para todos.

                No podemos detenernos a pensar sólo en la paz, hoy es un encuentro para celebrar nuestro ambiente, tan lindo como es el de Necochea, con playas, ríos y parque. Tenemos que ser conscientes de cuidarlo. “El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social”.

                “Quienes se empeñan en la defensa de la dignidad de las personas, pueden encontrar en la fe cristiana los argumentos más profundos para ese compromiso”. Recordar que “No somos Dios. La tierra nos precede y nos ha sido dada”  por eso la importancia de rezar y cuidar nuestra casa común, que es de todos y para todos.

                “Junto con el patrimonio natural, hay un patrimonio histórico, artístico y cultural, igualmente amenazado. Es parte de la identidad común”. “Hace falta cuidar los lugares comunes, los hitos urbanos que acrecientan nuestro sentido de pertenencia, nuestra sensación de arraigo, nuestro sentimiento de «estar en casa» dentro de la ciudad que nos contiene y nos une”.

                “La posesión de una vivienda implica la dignidad de las personas y el desarrollo de las familias”. “Si la tierra nos es donada, ya no podemos pensar sólo desde un criterio utilitarista de eficiencia y productividad para el beneficio individual. La tierra que recibimos pertenece también a los que vendrán”.

                “¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan? Lo que está en juego es nuestra propia dignidad. Somos nosotros los primeros interesados en dejar un planeta habitable para la humanidad que nos sucederá”.

                Por esto y mucho más hoy decimos gracias porque seamos todos nosotros los que estamos acá, queriendo comprometerse por el cuidado de nuestra casa y la preservación de la paz.

ORACIÓN POR NUESTRA TIERRA E INTENCIONES ENTRE PÁRRAFO Y PÁRRAFO.

Invitaremos ahora a leer, reflexionar e invocar por la paz y el cuidado de la «casa común» con la «oración por la tierra» escrita por el Papa Francisco en «Laudato Si'».

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