Jesus Y Sus Milagros
Neff719 de Noviembre de 2014
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Jesús acompañó sus palabras y conducta con signos, prodigios y portentos, como por ejemplo curaciones de enfermos, expulsión de demonios y otros que confirmaban lo que decía y hacía. Nosotros llamamos a esas acciones, milagros. (Si Jesús no hubiera curado y perdonado, habría faltado autenticidad en su predicación sobre el Reino de Dios. Si decía que el reino estaba aquí, debía demostrar con hechos que efectivamente estaba).
Jesús nos da a entender con los milagros que el Reino de Dios ha empezado ya, aquí y ahora, aunque todavía no ha alcanzado la plenitud.
Los milagros provocaron un gran entusiasmo en el pueblo sencillo, pero Jesús sólo pretendía que los hombres se diesen cuenta del poder de Dios llegaba a salvarles, lo hace porque es una forma de mostrar que Dios ama a las personas y atiende sus necesidades.
Estos signos dan testimonio que el Padre le ha enviado. Invitan a creer en Él porque Jesús concede lo que le piden a los que acuden a Él con fe. Por tanto, los milagros fortalecen la fe en Él; pero también pueden ser ocasión de escándalo (Mt. 12, 14). No pretenden satisfacer la curiosidad ni los deseos mágicos. A pesar de tan evidentes milagros Jesús es rechazado por algunos; incluso se le acusa de obrar movido por los demonios.
Jesús curó a muchas personas con males físicos o mentales. Muchas de ellas, a causa de su enfermedad eran consideradas impuras desde el punto de vista religioso y vivían marginadas: leprosos, ciegos, los llamados endemoniados,... Al curarlas, Jesús les devuelve su dignidad de personas y de hijos de Dios.
Jesús, el Mesías, liberó a algunos hombres del hambre, la injusticia, enfermedad y hasta la muerte, pero Jesús no vino a abolir (suprimir) todos los males de aquí, sino a liberar a los hombres de la esclavitud más grave, el pecado, que es el obstáculo para la salvación que Dios destina para sus hijos.
Propuesta para el grupo:
- Se puede pedir a los niños que recuerden alguna “obra” de Jesús que le haya llamado especialmente la atención y comentarla.
- O bien, el catequista puede llevar preparado algún texto de algún milagro y comentarlo:
Leer la narración de algún milagro. Buscar su significado. Por ejemplo Mc. 2, 1-12 (curación de un paralítico)
. En qué consistió el milagro
. Qué pretendía Jesús
. Qué respuesta le dan (el enfermo, los maestros de la Ley, la gente en general...)
Otros textos de milagros:
* Mateo 8, en adelante se exponen diez milagros (leproso, curación de la suegra de Pedro, tempestad calmada, curación de los endemoniados ganaderos, un paralítico, curación de la hemorroísa y la resurrección de la hija de Jairo, curación de dos ciegos y el endemoniado mudo...)
Jesús siempre nos ayuda, nosotros igual, también siempre que podamos debemos ayudar a los demás.
Pero, ¿seremos nosotros también ciegos, sordos, mudos,...? Sí, cuando nos cerramos, somos egoístas, no nos queremos, también somos ciegos, sordos, mudos,... Estamos tan pendientes de nosotros que no vemos nada más, no somos capaces de descubrir la presencia de Dios, de ver lo que necesitan los demás; así una persona ciega no es más que aquella que no es capaz de descubrir al Señor.
Link que les puede servir -> http://www.dibujosbiblicos.net/
Una parte importante en la aceptación que Jesús encontró fué por la abundancia de milagros que hacía. Jesús rodea su predicación del reino de muchas curaciones y expulsiones de demonios.
Los milagros son el lenguaje de Dios. La naturaleza habla de la gloria de Dios. Para los ojos despiertos, que no están nublados por la rutina, toda la creación es un canto de alabanza al Creador que pregona: Él nos ha hecho. La belleza del mundo es palabra hermosa que habla de Dios. Todo habla de Dios y de su esplendor de gloria. Pero el milagro tiene un lenguaje especial. Es el lenguaje privado de Dios. Sólo Él puede emitir una palabra que vaya más allá de los límites que ha querido establecer en la naturaleza. Los milagros hablan del amor omnipotente del eterno. Y Dios habla en Jesús con tantos milagros que, al cabo de los tres años, casi se acostumbran a esa grandeza. Todos los milagros de Jesús son para el bien; nunca realiza ningún milagro para castigar o hacer caer fuego del cielo sobre los injustos o los malhechores. Los que los observan, ven el dedo de Dios que señala: mirad a mi Hijo. Los beneficiados se gozan. Los ciegos se llenan de alegría, al ver; los paralíticos saltan de gozo, y los leprosos estrenan nueva convivencia al quedar limpios.
Es significativa la cantidad de milagros destinada a sanar las enfermedades. El dolor es un efecto del pecado de origen. Cristo, al vencer al dolor, quiere demostrar que viene a vencer a su causa que es el pecado. No sana todas las enfermedades, sólo unas pocas, aunque sean cientos. Porque el dolor se va a convertir en instrumento del amor más grande. Gran misterio el del dolor; pero mayor aún el del amor que, en el dolor, no deja de querer. Jesús dará a conocer su mesianidad por medio de los milagros, pero cada milagro será un signo elocuente de lo que viene a traer al mundo: una felicidad nueva, traída por un amor generoso y fuerte, que llega de lo Alto.
Conozcamos los milagros que Jesús realizó:
La boda de Caná
Jesús acudió con los discípulos y María a Caná, donde realiza el primer milagro. La importancia de María, la madre de Jesús, en este encuentro es muy grande. Los discípulos dejan todo para seguir a Jesús. Pero saben poco de Él. Es lógico que les agradase conocer a la Madre de Jesús, aunque desconozcan las maravillas que Dios ha hecho en ella. La ven amable y muy compenetrada con su Hijo. Todos van a Caná a unas bodas. Jesús les está enseñando que no rechaza el matrimonio como malo, ni siquiera como algo permitido, pero negativo, sino que se alegra con los novios, como lo hacen todos. Es más, Cristo bendecirá la unión matrimonial con bendiciones del cielo para que pueda cumplir su función original de ser comunión de amor y de vida. Allí Jesús "manifestó su gloria" y "los discípulos creyeron en Él". La intervención de María en estas dos realidades es decisiva.
María está con Jesús en la fiesta de la boda, se fija en todo y en un momento determinado dice a su Hijo: "no tienen vino"(Jn). Es una petición de doble intención, pues, de una parte, le pide ayuda en una pequeña dificultad doméstica; de otra le plantea que se manifieste como Mesías con un milagro.
Y la primera reacción de Jesús parece negativa: "¿qué nos va a ti y a mí, aún no ha llegado mi hora"; se cruzan las miradas. María amablemente compenetrada con su Hijo dice en voz baja a los sirvientes: "Haced lo que Él os diga" (Jn). Entonces Jesús se levanta, se dirige a los sirvientes y les indica que llenen las hidrias de agua, unos seiscientos litros, trabajo pesado. Obedecen. Y se realiza el milagro de convertir el agua en vino de gran calidad lo que sorprende tanto al maestresala y así se lo comenta a los novios. Se debió hacer un cierto revuelo. Jesús se retira. Acaba de comenzar la ola de milagros, signos de los tiempos mesiánicos, tiempos de abundancia, de alegría, de curación. Entonces, los discípulos se dan cuenta de lo que ha pasado. Están ante alguien más grande de lo que en un principio pensaban. Un milagro sólo se puede hacer con el poder de Dios, y ellos han visto con sus propios ojos lo que ha sucedido. "Y creyeron en Él"(Jn) como Mesías. El papel de María es fundamental en este inicio. Después tendrán ocasión de conocer a esta mujer tan sencilla que es, nada más y nada menos, que la Madre de Dios.
Que es un milagro
Cuando ocurre algo asombroso y excepcional para lo que no hay una explicación racional, se dice que ocurrió un milagro. Se le llama también milagro a aquello que, por medio de la intervención divina, se manifiesta en tu vida para mejorarla. A veces, se le llama milagro a algo que simplemente te hace sentir que la vida tiene magia y misterio. Aunque las definiciones varían, muchas religiones y culturas de ayer y de hoy poseen algún concepto de lo que es un milagro y reconocen los milagros como una realidad.
Origen y significado de la palabra milagro
La palabra milagro viene del latín miraculum , que significa "mirar". Miraculum a su vez proviene de mirari , que significa "contemplar con admiración, asombro o estupefacción". En la antigüedad se le llamaba miraculum a todo aquello que no se podía comprender. Con el tiempo, la palabra milagro ha llegado a ser definida, según el Diccionario de la Lengua Española, como un "hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino".
Agustín de Hipona, mejor conocido como San Agustín, definió un milagro en De utilitate credendi como algo que "siendo arduo e insólito, parece rebasar las esperanzas posibles y la capacidad del que lo contempla".
Tomás de Aquino¿, en su Suma de Teología, indentifica un milagro como algo hecho por Dios más allá de las causas conocidas por los hombres.
Definiciones contemporáneas de lo que es un milagro
• Un signo de amor:
La creencia en los milagros se basa en la fe. El cristianismo explica un milagro como un hecho sobrenatural sin explicación científica razonable que expresa el amor de Dios hacia los seres humanos.
• Un
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