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Jesús de Nazaret

Profesor Gustavo CórdovaEnsayo6 de Agosto de 2023

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Página 1 de 387

JosephRatzinger Benedicto XVI

JesúsdeNazaret

TraduccióndeCarmenBasÁlvarez La esfera de los libros

Primeraedición:septiembrede2007

Títulooriginal:Jesús vonNazareth - VonderTaufeimJordánbiszur Verklarung

©LibreríaEditriceVaticana, CiudaddelVaticano,2007.

PrimeraparteDesdeelBautismoala Transfiguración        4

PROLOGO        5

INTRODUCCIÓN:UNAPRIMERAMIRADAALMISTERIODEJESÚS        10

  1. ELBAUTISMODEJESÚS        13
  2. LASTENTACIONESDEJESÚS        19
  3. ELEVANGELIODELREINODEDIOS        27
  4. ELSERMÓNDELAMONTAÑA        33
  1. LASBIENAVENTURANZAS        35
  2. LATORÁDEL MESÍAS        45
  1. LAORACIÓN DELSEÑOR        57

Padre nuestro,que estás enelcielo        59

Santificadoseatu nombre        62

Vengaanosotrostureino        63

Hágasetuvoluntaden latierracomoenelcielo        64

Danoshoynuestropande cadadía        65

Perdonanuestrasofensas,comotambiénnosotrosperdonamosalosquenos ofenden        67

Nonosdejescaerenla tentación        69

Ylíbranosdelmal        70

  1. LOSDISCÍPULOS        72
  2. ELMENSAJE DELAS PARÁBOLAS        77
  1. NATURALEZAYFINALIDADDELAS PARÁBOLAS        77
  2. TRESGRANDESRELATOSDEPARÁBOLASDELUCAS        81
  1. LASGRANDESIMÁGENESDELEVANGELIODE JUAN        90
  1. INTRODUCCIÓN:LACUESTIÓN JOÁNICA        90
  2. LASGRANDESIMÁGENESDELEVANGELIODE JUAN        97
  1. DOSHITOSIMPORTANTESENELCAMINODEJESÚS:LACONFESIÓN

DE PEDROYLATRANSFIGURACIÓN        116

  1. LACONFESIÓNDEPEDRO        116
  2. LATRANSFIGURACIÓN        122
  1. NOMBRESCONLOSQUEJESÚSSEDESIGNAASÍ MISMO        128
  1. ELHIJODEL HOMBRE        129
  2. EL HIJO        134
  3. «YO SOY»        137

Primeraparte

DesdeelBautismoalaTransfiguración

PROLOGO

Este libro sobre Jesús, cuya primera parte se publica ahora, es fruto de un largo camino interior. En mistiemposde juventud—añostreintaycuarenta— habíatodaunaseriedeobras fascinantessobre Jesús: las de Karl Adam, Romano Guardini, Franz Michel Willam, Giovanni Vapini, Daniel-Rops, por mencionar sólo algunas. En ellas se presentaba lafigura de Jesús a partir de los Evangelios: cómo vivióen la tierra ycómo —aunsiendo verdaderamente hombre— llevó almismo tiempo a los hombres a Dios, con el cual era uno en cuanto Hijo. Así, Dios se hizo visible a través del hombre Jesús y, desde Dios, se pudo ver la imagen del auténtico hombre.

Enlosañoscincuentacomenzóacambiarlasituación,hagrietaentreel«Jesúshistórico»yel

«Cristo de la fe» se hizo cada vez más profunda; a ojos vistas se alejaban uno de otro. Vero, ¿qué puede significar la fe en Jesús el Cristo, en Jesús Hijo del Dios vivo, si resulta que el hombre Jesús era tan diferente de como lo presentan los evangelistas y como, partiendo de los Evangelios, lo anuncia laIglesia?

Los avances de la investigación histórico-crítica llevaron a distinciones cada vez más sutiles entre losdiversosestratosdelatradición. Detrásdeéstos la figuradeJesús, enlaquese basa la fe, eracadavez másnebulosa, ibaperdiendo superfil. Almismo tiempo, lasreconstruccionesdeesteJesús, que habíaque buscar a partir de las tradiciones de los evangelistas ysus fuentes, se hicieroncada vez más contrastantes: desde elrevolucionario antirromano que luchaba por derrocar a los poderes establecidos y, naturalmente, fracasa, hasta el moralista benigno que todo lo aprueba y que,incomprensiblemente, termina por causarsu propia ruina. Quienlee una trasotraalgunasdeestasreconstruccionespuede comprobar enseguida que son más unafotografía de sus autores y de sus propiosideales que un poner al descubiertoun icono que se había desdibujado.Poreso ha ido aumentando entretanto la desconfianza ante estasimágenesde Jesús; pero también la figura misma de Jesús se ha alejado todavía más de nosotros.

Como resultado comúndetodasestastentativas, haquedado la impresióndeque, encualquier caso, sabemos pocas cosas ciertas sobre Jesús, y que ha sido sólo la fe en su divinidad la que ha plasmado posteriormente su imagen. Entretanto, esta impresión ha calado hondamente en la conciencia general dela cristiandad. Semejante situación es dramática para la fe, pues deja incierto su auténtico punto de referencia: la íntima amistad con Jesús, de la que todo depende, corre elriesgo de moverse en el vacío.

El exegeta católico de habla alemana quizás más importante de la segunda mitad del siglo XX, Rudolf Schnackenburg, percibió en sus últimos años, fuertemente impresionado, el peligro que de esta situación se derivaba para la fe y, ante lo poco adecuadas que eran todas las imágenes «históricas» de Jesús elaboradas mientras tanto por la exégesis, se embarcó en su última gran obra: Die Person JesuChrist im Spiegel der vier Evangelien [La persona de Jesucristo reflejada en los cuatro Evangelios]. El libro se pone al servicio de los creyentes «a los que hoy la investigación científica... hace sentirse inseguros, para que conserven su fe en la persona de Jesucristo como redentor ysalvador del mundo» (p. 6). Al final del libro, tras toda una vida de investigación, Schnackenburg llega a la conclusión «de que mediante los esfuerzos de la investigación con métodos histórico-críticos no se logra, o se logra de modo insuficiente, una visión fiable de la figura histórica de Jesús de Nazaret» (p. 348); «el esfuerzo de la investigación exegética... por identificar estastradiciones y llevarlas a lo históricamente digno de crédito, nos somete a una discusión continua de la historia de las tradiciones y de la redacciones que nunca se acaba» (p. 349).

Las exigencias del método, que él considera a la vez necesario e insuficiente, hacen que en su representación de la figura de Jesús haya una cierta discrepancia: Schnackenburg nos muestra la imagen del Cristo de los Evangelios, pero la considera formada por distintas capas de tradición superpuestas, a través de las cuales sólo se puede divisar de lejos al «verdadero» Jesús. «Se presupone el fundamento histórico, pero éste queda rebasado en la visión de fe de los Evangelios», escribe (p. 353). Nadie duda de ello, pero no queda claro hasta dónde llega el «fundamento histórico». Sin embargo, Schnackenburg ha dejadoclarocomodatoverdaderamentehistóricoel puntodecisivo:elserdeJesúsrelativoaDiosy su

unión con Él (p. 353). «Sin su enraizamiento en Dios, la persona de Jesús resulta vaga, irreal e inexplicable» (p. 354). Éste estambién elpunto de apoyo sobre elque se basa mi libro: considera a Jesúsa partir de su comunión con el Padre. Éste es el verdadero centro de su personalidad. Sin esta comunión no se puede entender nada ypartiendo de ella Élse nos hace presente también hoy.

Naturalmente, en la descripciónconcreta de la figura de Jesús he tratado condecisiónde ir más allá de Schnackenburg. El elemento problemático de su definición de la relación entre las tradiciones y la historiarealmenteacontecidaseencuentraclaramente,amimododever,enlafrase:LosEvangelios

«quieren, por así decirlo, revestir de carne al misterioso hijo de Dios aparecido sobre la tierra.» (p. 354). Quisiera decir al respecto: no necesitaban «revestirle» de carne, Élse había hecho carne realmente. Vero,

¿sepuedeencontrarestacarneatravésdelaespesuradelastradiciones?

En el prólogo de su libro, Schnackenburg nos dice que se siente vinculado al método histórico- crítico, alque la encíclica Divino afilante Spiritu en1943 había abierto las puertas para ser utilizado en la teología católica (p. 5). Esta Encíclica fue verdaderamente un hitoimportante para la exégesis católica. No obstante, eldebate sobre los métodos ha dado nuevos pasos desde entonces, tanto dentro de la Iglesia católica como fuera de ella; se han desarrollado nuevas y esenciales visiones metodológicas, tanto en lo que concierne al trabajo rigurosamente histórico, como a la colaboración entre teología y métodohistórico en la interpretación de la Sagrada Escritura. Un paso decisivo lo dio la Constitución conciliarDei Verbum, sobre la divina revelación. También aportan importantes perspectivas, maduradas en el ámbito de la afanosa investigación exegética, dos documentos de la Pontificia Comisión Bíblica: La interpretación de la Biblia en la Iglesia (Ciudad del Vaticano, 1993) y El pueblo judío y sus Sagradas Escrituras en la Biblia cristiana (ibíd., 2001).

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