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LIBRO DE DANIEL


Enviado por   •  3 de Abril de 2015  •  2.509 Palabras (11 Páginas)  •  225 Visitas

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EL LIBRO DE DANIEL

Muchos se preguntan: “Cómo hubiese reaccionado el apóstol Pablo, o Agustín de Hipona, o Whitefield, de haber vivido en el siglo XX o en este siglo XXI donde todo se mueve y cambia tan rápido. Cómo se hubieran manejado con el pragmatismo y el relativismo de estos días, o cómo hubiesen usado los medios de comunicación que tenemos a la mano: la TV, el cine, el Internet.”

“Debemos ser realistas, nos dicen algunos. No vivimos en los tiempos bíblicos, y por lo tanto, hay algunas cosas que no encajan con los principios que encontramos en la Palabra de Dios.”

“Para ser fieles a Dios en todas las áreas de nuestras vidas tendríamos que retirarnos a un monasterio, vivir recluidos de la sociedad, porque no se puede ser cristiano y vivir santamente en un mundo como el nuestro.”

Por esta razón vamos a introducirnos en el libro que escribió Daniel en el Antiguo Testamento donde se nos narra la historia de un joven de unos 15 años de edad que repentinamente fue sacadode su tierra y de su familia, y llevado cautivo a la capital del imperio más poderoso del mundo en aquellos días.

La Babilonia que Daniel conoció vino a ser en el mundo antiguo el prototipo del secularismo y la pompa mundana. De hecho, en el libro de Apocalipsis se usa la ciudad Babilonia como figura del poder secular contrario a Dios y Sus caminos. Y allí fue a parar este joven adolescente junto con tres amigos más llamados Ananías, Misael y Azarías

¿Quién fue este hombre llamado Daniel, y por qué debemos estudiar su vida, nosotros que estamos a más de 2,500 años de distancia del mundo en que él vivió? ¿Es realmente relevante para el creyente de esta generación estudiar el libro de Daniel?

Bien ahora veremos de forma introductoria lo que Daniel escribió en el libro y por que es tan importante saber de ello.

I. PUNTOS RESALTANTES DEL LIBRO DE DANIEL

Lo primero que hace Daniel es ubicar su historia en el tiempo (vers. 1). Para desglosar la información contenida en estos dos versículos vamos a imaginar que estamos delante de una pantalla de computadora y que abrimos dos ventanas colocadas una al lado de la otra.

La primera tiene que ver con el pueblo de Daniel. Israel fue una nación formada por Dios a partir de un hombre llamado Abraham, con el cual Dios hizo un pacto prometiéndole que haría de él una gran nación en la cual serían benditas todas las familias de la tierra.

Abraham tuvo un hijo llamado Isaac, Isaac tuvo un hijo llamado Jacob, y Jacob tuvo 12 hijos los cuales forman andando el tiempo las doce tribus de Israel. Esas doce familias vivieron en la tierra de Canaán, hasta que ciertas situaciones providenciales los mueven a Egipto donde luego son esclavizados durante 4 siglos.

Al final de ese tiempo Dios levantó un libertador llamado Moisés que llevó al pueblo de Israel durante 40 años por el desierto de vuelta a la tierra de Canaán, la tierra prometida. En ese período de tiempo Dios le dio a Su pueblo un conjunto de leyes morales y ceremoniales que hacían de Israel un pueblo distinto a todas las naciones de la tierra.

Israel debía cumplir esa ley, obedecer a Dios en todos Sus mandamientos, o de lo contrario sería severamente castigado por su desobediencia. En Deut. 31:16-17 Dios le dijo a Moisés:

“He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él; y se encenderá mi furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias, y dirán en aquel día: ¿No me han venido estos males porque no está mi Dios en medio de mí?”

Israel debía ser fiel al pacto que Dios concertó con ellos, de lo contrario serían severamente castigados. Esta advertencia fue repetida una y otra vez por los profetas del AT, los predicadores que Dios les envió para proclamar Su Palabra y llamar al pueblo a la obediencia.

Israel conquista la tierra prometida y tan pronto se asientan allí, luego de la muerte de Josué viene un período en el que Israel fue gobernado por jueces, un período caracterizado por la apostasía y la rebelión. Dice la Escritura que en esos días “no había rey en Israel; cada cual hacía lo que bien le parecía” (Jue. 21:25 ).

Al final de ese período vino la monarquía. Los israelitas quisieron ser gobernados por reyes como los demás pueblos de la tierra, y Dios los complació. Primero levantó a Saúl, luego a David (con quien la nación alcanzó uno de los puntos más altos en toda su historia), y después de David vino Salomón su hijo.

Este último comenzó bien su carrera, pero terminó en una apostasía escandalosa que trae como resultado el castigo de Dios en los días del hijo de Salomón, Roboam. Cuenta la historia bíblica que cuando Roboam ascendió al trono de Israel el pueblo le pide una rebaja en los impuestos, a lo que el joven rey responde mas bien agravándolos.

Esto trae como consecuencia que 10 de las 12 tribus se separan de la unión, y así queda Israel dividido en el reino del norte, teniendo a Samaria como su capital, y el reino del sur, compuesto únicamente por las tribus de Judá y Benjamín, y cuya capital era Jerusalén.

En el reino del norte, Israel fue gobernado por diversas dinastías, pero ninguna de ellas produjo un rey piadoso que se sentara en el trono. Y tal como Dios había advertido a través de Sus profetas, en el año 722 el ejército de Asiria cayó sobre ellos y las 10 tribus fueron llevadas al cautiverio.

En el reino del sur la historia fue un poco distinta; éste continuó por un poco más de 100 años, todos sus reyes fueron de la misma dinastía, la dinastía de David, pero no todos tuvieron el mismo carácter espiritual. Algunos fueron hombres piadosos y en sus días Israel experimentó períodos de avivamiento espiritual, pero otros cayeron en la más baja apostasía.

El último de esos reyes fue Joacim, un pésimo gobernante que llega al trono de Judá en el año 609 a. C. y en cuyo reinado aumentó la idolatría y la inmoralidad.

Al llegar a este punto vamos a dejar por un momento la historia de Israel para abrir la otra ventana en la pantalla, y esta corresponde al imperio babilonio. Este imperio en su etapa de más esplendor comienza a conformarse en el año 626 a. C. con el ascenso al trono de Nabopolasar, el padre de Nabucodonosor.

Hasta entonces Asiria había dominado el escenario mundial, pero cuando el rey de Asiria

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