La Calma No Bast
29 de Enero de 2014
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¿CÓMO ELABORAR UN ENSAYO?
Documento elaborado por
RAFAEL SUÁREZ RONDÓN
NOTA INTRODUCTORIA
El Ensayo es mucho más de lo que ligeramente podamos creer. Su trascendencia y exquisitez no sólo quedarán meridianamente establecidas en apartes posteriores de este documento, si no que las registra en testimonio vivo de eminente intelectuales, entre los que nos anticipamos a citar en esta nota introductoria al escritor español José Antonio Mariana, premios “Anograma de Ensayo“ y “Nacional de Ensayo” en el año de 1992, quien después de afirmar que “no hay otra creación humana que tenga tanta importancia como el lenguaje”, se refiere al ensayo como la composición literaria de doble valor sentimental y conceptual que “no está más acá de la ciencia sino más allá”, y que, además, es un tipo de literatura fascinante que le merece su entera dedicación como ensayista.
Se ofrecen a continuación los conceptos en los que se fundamenta la modalidad del ensayo, su reseña histórica y criterios metodológicos, seguidos de las ventajas que reporta su realización.
1. CONCEPTOS BÁSICOS ACERCA DEL ENSAYO
La semántica del término ensayo ofrece muy variadas acepciones. Examinemos brevemente algunas de ellas, consignadas en los diccionarios para luego penetrar al fondo del significado que nos interesa y ocupa:
La Academia de la Lengua Española entre muchas de las acepciones que nos proporciona, se refiere al verbo ensayar como “probar – como reconocer una cosa antes de usarla”; a la palabra ensayo como procedente del latín “exagium, peso” y agrega: “escrito generalmente breve, constituido por pensamientos del autor sobre un tema, sin el aparato ni la extensión que requiere un tratado completo sobre la misma materia"; así mismo, define el ensayismo como el “genero literario constituido por el ensayo – escrito generalmente breve” (D.L.E)
Otra fuente, como lo es el Diccionario de Sinónimos y Antónimos, asocia el término ensayo con otros como: examen – probatura- razonamiento – catadura – prueba – tanteo – intento- experimentación – simulacro- tentativa- averiguación- experiencia; y el segundo grupo de acepciones con los términos : exposición – tesis- explicación- bosquejo - proyecto.
En este caso de sinonimia resulta interesante subrayar las nociones de “razonamiento” , “averiguación”, “exposición” y , con especialidad, las de “tesis” y “explicación” que nos aproximan a la connotación de mayor interés; en tanto que la equivalencia “intento” es cuestionada por Manuel Seco en su diccionario de dudas de la lengua española, al considerarla como una relación “anticuada”, quizá porque la evolución semántica del término así lo impone, dados los importantes desarrollos que en forma y contenido ha alcanzado la noción ensayo.
Ya en otros diccionarios –como ocurre en el Enciclopédico Planeta- el término ensayo, más allá de su inmediata connotación de “prueba”, se proyecta a la significación de “género literario, en prosa, de carácter didáctico, que trata de temas filosóficos, artísticos, históricos, etc”.
Procede rescatar en esta última definición atributos tan importantes como el carácter didáctico que se otorga al género de ensayo, así mismo como su formalidad en prosa y cobertura temática extendida a los amplios terrenos de la filosofía, el arte y la historia, sin desconocer que la expresión “etc.” deja el espacio abierto para la aplicación en otros campos del conocimiento humano.
Modernamente, los textos que se ocupan de la comprensión y del estilo, con intención eminentemente didáctica frente al delicado y apasionante arte de escribir, privilegian dentro de su contenido al género del ensayo ¡Por qué no hacerlo, si al fin y al cabo se trata de una técnica formalmente elemental y con amplias licencias para la expresión de las ideas, pero con profundidad, rigor y capacidad creadora!
Tal preferencia tiene lugar –por ejemplo- en una de las publicaciones de la Editorial Americana S.A., bajo la dirección general de la Doctora María Eloísa Alvarez del Real, titulada “Aprenda a redactar correctamente”, en cuyas páginas se consagra la definición de ensayo como “género literario moderno que trata en forma crítica , breve y didáctica, aunque no sistemática, de un tema cualquiera de la artes, la ciencia, la filosofía y la cultura en general”. A renglón seguido, se hace memoria de Montaigne, el gran moralista y pensador francés, nacido en 1533 y muerto en 1592, quien con sus ensayos, tras su viaje por Europa en 1580, realizó la auténtica consagración de este género literario.
La palabra ensayo derivada del latín exagium, pero con marcada influencia moderna de la voz francesa essayer, en su original significado era “acto de pensar”, y estaba relacionada con el análisis tendiente a descubrir la ley de las monedas y de los metales.
En su acepción más amplia, según hemos visto, se entiende el ensayo como desarrollar, acometer, tratar, probar o esforzarse en algo. Ya transferido el término al campo literario, es un escrito en prosa, del que se ha predicado que es “generalmente breve” y en el que se expone, analiza y comenta, con licencia para la espontaneidad pero con profundidad, madurez y responsabilidad intelectual –aunque con emoción- una interpretación personal sobre cualquier tema, que, a la luz de lo expuesto ya, puede ser literario, artístico, histórico, político, sicológico, filosófico, religioso, etc, pero con planteamientos de valor científico y por tanto, consistentes; esto es, bien fundamentados y sólidamente argumentados. La práctica de la reflexión y la meditación profunda son componentes esenciales en el comportamiento intelectual del ensayista.
Cuando el filósofo español Rafael Lapesa conceptúa que la misión del ensayo es “plantear cuestiones y señalar caminos, más que asentar soluciones firmes”, y que “por eso toma aspecto de amena divagación literaria”, debemos observar el especial cuidado de no interpretar esta idea como si una característica del ensayo fuese el vicio de la divagación; pues, más se quiere significar la apariencia de la especulación, siendo ésta un mejor y más justo recurso en el camino de la búsqueda que nos conduce al encuentro con la explicación.
Aunque en sus antecedentes más antiguos el ensayo se nos presenta como un género literario referido a estudios de carácter provisional o incompleto, moderadamente el concepto ha adquirido dimensiones de alto vuelo intelectual y científico, y su práctica de composición reposa en manos de grandes figuras del pensamiento, quienes –dada la humanidad que los asiste- se abstienen de calificar como tratados a la mayoría de sus obras y creen ennoblecerlas más si las dejan en la categoría de ensayos.
Algunos tratadistas del ensayo consideran que, desde el punto de vista formal, sus fronteras son difíciles de establecer. Por un lado colinda con el tratado, con el trabajo científico, con la crítica, con la didáctica y hasta con el periodismo –dado su carácter informativo -; pero se diferencia de ellos en que no sigue un orden estrictamente sistemático de exposición ni pretende agotar la materia, como tampoco dar soluciones determinantes . Quizás por ello, Ortega y Gasset definió el ensayo como “disertación científica sin prueba explicita”, y el periodista y crítico español Eduardo Gómez de Baquero, más conocido por su seudónimo de Andrenio (1986-1929) afirmaba que este “es la didáctica hecha literatura; es la estilización artística de lo didáctico que hace del ensayo una disertación amena en vez de una investigación severa y rigurosa. Está en la frontera de dos reinos: el de la didáctica y el de la poesía, y hace excursiones del uno al otro”.
En el ensayo, denominado también estudio o meditación, el punto de vista personal que asume el autor al tratar el tema adquiere primacía. Lo individual –sentimientos, vivencias, gustos, aversiones y postura intelectual – es lo que lo define y caracteriza, acercándolo muchas veces –no siempre- a la poesía, pero distanciándose de ella por el uso del lenguaje que –como afirman los críticos – suele ser más conceptual, racional y explosivo en el ensayo, en tanto que más intuitivo y lírico en la poesía. Pero lo que cuenta en definitiva para la realización exitosa del ensayo es que el ensayista posea vasta cultura, buen sentido de la observación, buen gusto, aptitud inteligente, imaginación creadora y dominio idiomático. Estas cualidades generan y fortalecen en el autor del ensayo su sentido crítico y lo conducen a sostener su tesis con criterio propio y consistentes argumentos, hasta la conclusión de sus planteamientos.
2. REFERENTE HISTORICO DEL ENSAYO.
Aunque el ensayo registra antecedentes en la antigüedad , adquirió su sentido como género literario en Francia durante el siglo XVI, donde, a partir de la obra de Miguel de Montaigne, se designó con el nombre de ensayo a todo estudio provisional de carácter histórico o científico . Sin embargo, fue ya en el siglo XVIII cuando dicho término se impuso con mayor importancia y reconocimiento en los círculos intelectuales, de la misma Francia e Inglaterra, entre los que sobresalen Locke, con su ensayo sobre el entendimiento humano; Condillac y Hume, sobre temas filosóficos; Voltaire, con su ensayo sobre las costumbres
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