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La Cultura Y La Bilia

ntasha123 de Marzo de 2014

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Esta no es una cultura cristiana. Vivimos en un entorno que nos desafía a evaluar continuamente lo que significa vivir la vida cristiana. Entonces, ¿cómo debemos responder? La respuesta comienza por la Biblia. Nuestra visión de la cultura debe incluir perspectivas bíblicas. En este ensayo, buscaremos investigar pasajes selectos de las Escrituras relacionados con la cultura.

El becerro de oro y el tabernáculo: cómo juzgar la cultura

Los capítulos 31 a 39 de Éxodo brindan una perspectiva única de la cultura y la participación de Dios en ella. Por un lado, la obra del hombre fue bendecida a través de la destreza de Bezaleel, Aholiab y otros artesanos habilidosos mientras cooperaban en la construcción del tabernáculo (35 al 39). Por el otro, la obra del hombre en forma de un becerro de oro fue rechazada por Dios (31 al 34). Este contraste sirve para sugerir una pauta con la cual podemos comenzar a juzgar la cultura.

Éxodo 31:1-11 contiene las instrucciones iniciales de Dios a Moisés con relación a la construcción del tabernáculo en el desierto. Dos artesanos importantes, Bezaleel y Aholiab, son reconocidos por Dios como dotados especialmente para esta obra. Estos hombres eran personas habilidosas {1} y creativas que pudieron contribuir significativamente a la vida religiosa/cultural de la nación de Israel. Pero en este punto de la narración, la escena cambia dramáticamente.

Mientras Moisés está en la montaña con Dios, el pueblo se volvió impaciente y decidió hacer un dios, un ídolo. Esto produjo una respuesta airada, tanto de Dios como de Moisés. El resultado final fue trágico: tres mil personas fueron muertas como resultado de su idolatría.

Entonces la atención del pueblo se dirigió hacia la construcción del tabernáculo. Los capítulos 35 al 39 contienen relatos detallados de Dios con relación al tabernáculo, así como el trabajo subsiguiente de los artesanos habilidosos, incluyendo Bezaleel y Aholiab. El producto final fue bendecido (39:42, 43).

En esta breve reseña de una porción de la historia de Israel hemos visto dos respuestas al trabajo de las manos del hombre: una, negativa, la otra, positiva. El pueblo hizo una pieza de arte, un ídolo; la respuesta fue negativa de parte de Dios y de Moisés. El pueblo hizo otra pieza de arte, el tabernáculo; la respuesta fue positiva y digna de la bendición, tanto de Dios como de Moisés. ¿Por qué la diferencia en el juicio? La respuesta es engañosamente sencilla: lo que se evaluó fue la intención del arte. Y no era cuestión de que una fuera "secular" y la otra, "sagrada". El arte, el producto cultural, no era el problema. "Así como el arte puede ser usado en nombre del verdadero Dios, como vemos en los dones de Bezaleel, también puede ser usado de una forma idolátrica, reemplazando el lugar de Dios y, con ello, distorsionando su propia naturaleza".{2}

Sin duda el arte es un elemento vital de la cultura. Como resultado, debemos tomar en serio las lecciones de Éxodo 31-39. Nuestra evaluación de la cultura debería incluir una conciencia de la intención, sin ser demasiado sensibles a la forma. Si no, comenzamos a asignar el mal incorrectamente. Como dice Carl F. H. Henry: "El mundo es malo sólo como mundo caído. No es malo intrínsicamente".{3}

Estas perspectivas se han centrado en ciertos observadores de los objetos culturales, vistos como arte: Dios, Moisés y el pueblo de Israel. En el primer caso, Dios y Moisés vieron el becerro de oro desde una perspectiva, y el pueblo de Israel, desde otra. En el segundo caso, todos estaban de acuerdo mientras observaban el tabernáculo. La percepción del pueblo cambió; estuvieron de acuerdo en la intención y el juicio estético de Dios. La lección es que nuestra vida cultural está sujeta a Dios.

Entrar en acción

¿Cómo reacciona usted cuando está fuera de su zona de comodidad: su entorno, sus amigos y su familia? ¿Se retrae y se desconecta? ¿O aprovecha al máximo el nuevo lugar?

El primer capítulo de Daniel cuenta de cuatro jóvenes que fueron transportados a una cultura distinta de la de ellos por una nación conquistadora, Babilonia. Su respuesta a esta condición nos da ideas respecto de cómo deberíamos relacionarnos con la cultura que nos rodea. Daniel, por supuesto, resulta ser la figura central entre los cuatro. Es él quien atrae nuestra atención.

Deberíamos notar varios aspectos de este capítulo. Primero, Daniel y sus amigos fueron escogidos por el rey de Babilonia, Nabucodonosor, para servir en su corte. Fueron escogidos por ser "enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey" (Daniel 1: 4). Segundo, se les enseñó "las letras y la lengua de los caldeos" (v. 4). Tercero, Daniel "propuso en su corazón" no tomar de los alimentos y las bebidas de Babilonia (v. 8). Cuarto, "puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad" con sus superiores, aun cuando él y sus amigos no tomaban de los alimentos (vv. 9-16). Quinto, "Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias" (v. 17). Sexto, el rey halló que Daniel y sus amigos eran "diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino" (v. 20).

Esta sinopsis nos brinda varias observaciones importantes. Primero, evidentemente no hubo ningún intento de parte de Daniel y de sus amigos de separarse totalmente de la cultura, especialmente el sistema educativo de esa cultura. Esta era una respuesta típica entre los antiguos judíos. Estos jóvenes eran capaces de interactuar con una cultura impía sin ser contaminados por ella. Los evangélicos a menudo tienen una actitud paranoica mientras viven dentro de lo que se considera una cultura no cristiana. Tal vez podemos aprender una lección de Daniel con relación a una respuesta adecuada. Por supuesto, dicha respuesta debería estar basada en la sabiduría y el discernimiento. Esto nos conduce a nuestra segunda observación.

Segundo, aun cuando Daniel y sus compañeros aprendieron de la cultura, lo hicieron con el uso de discernimiento. Obviamente comparaban lo que aprendían del pensamiento babilónico con lo que ya habían comprendido desde el punto de vista de Dios. La Ley de Dios era algo con lo cual estaban bien familiarizados. Los comentarios de Edward Young sobre el v. 17 lo clarifican: "El conocimiento y la inteligencia que Dios les dio ... era del tipo discernidor, para que pudieran conocer y poseer la capacidad de aceptar lo que era verdadero y rechazar lo que era falso en su instrucción".{4} Dicha percepción es muy necesaria entre los evangélicos. Una mentalidad separatista y aislacionista crea vacíos morales y espirituales en toda nuestra cultura. Deberíamos reemplazar esos vacíos con ideas que surgen de las mentes de pensadores y hacedores piadosos.

Tercero, Dios aprobó la condición de ellos dentro de la cultura, y aun les dio lo que se requería para influenciarla (v. 17).

Los evangélicos pueden ser dirigidos por Dios a ingresar a una cultura extraña que tal vez no comparta la cosmovisión de ellos. O podrían ser llevados a ingresar a la cultura que los rodea que, como ocurre con la cultura occidental contemporánea, puede estar desprovista de la influencia evidente de una cosmovisión cristiana. En este caso, deberían hacerlo con una comprensión de que Dios protegerá y proveerá. Y Él demostrará su poder a través de ellos ante la respuesta de la cultura circundante.

El mundo en el Nuevo Testamento

En y de: dos sencillas palabras que pueden estimular mucho pensamiento cuando se trata de lo que dice la Biblia acerca de la cultura o el mundo. Después de todo, debemos estar en el mundo pero no ser de él. Veamos lo que tiene que decir el Nuevo Testamento.

Las palabras kosmos y aion, ambos traducidos como "mundo", se emplean numerosas veces en el Nuevo Testamento. Una reseña de kosmos brindará perspectivas importantes. George Eldon Ladd presenta los usos de esta palabra:{5}

Primero, el mundo puede referirse "tanto a todo el orden creado (Juan 17:5, 24) como a la tierra en particular (Juan 11:9; 16:21; 21:25)".{6} Esto significa que "no hay ni señal de la idea de que el mundo tenga algo malo".{7} Segundo, "kosmos puede designar no sólo el mundo sino también a los que habitan el mundo: la humanidad (Juan 12:19; 18:20; 7:4; 14:22)".{8} Tercero, "el uso más interesante de kosmos ... se encuentra en los dichos donde el mundo -la humanidad- es el objeto del amor y la salvación de Dios".{9}

Pero los hombres, además de ser los objetos del amor de Dios, son considerados como "pecadores, rebeldes y alienados de Dios, como una humanidad caída. El kosmos se caracteriza por la maldad (7:7), y no conoce a Dios (17:25) ni a su emisario, Cristo (1:10)".({10} "Vez tras vez ... el mundo es presentado como algo hostil a Dios".{11} Pero Ladd nos recuerda que "lo que hace que el kosmos sea malo no es algo intrínseco en él, sino el hecho de que se ha alejado de su creador y ha quedado esclavizado a poderes malignos".{12}

Entonces, ¿cuál es la responsabilidad del cristiano en este mundo malo y rebelde? "La reacción de los discípulos no debe ser retirarse del mundo sino vivir en el mundo, motivados por el amor de Dios antes que por el amor del mundo".{13}. "Así que sus seguidores no deben encontrar su seguridad y satisfacción en el nivel humano, como hace el mundo, sino en la devoción

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