La Doctrina Del Bautismo

Introducción

“Por tanto id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. (Mateo 28: 18-20). Este pasaje es conocido como “la Gran Comisión” donde Jesús ordena a sus discípulos a ir por el mundo bautizando y llevando su palabra a los nuevos creyentes.

La palabra Bautismo se deriva de la palabra griega “bapto” o “baptizo”, que significa hundir o sumergir y es una idea que se repite en la Biblia, para limpieza de leprosos, purificación antes de entrar al Templo, y para ser limpiado de inmundicia. Pero, para el cristiano que es bautizado la intención es sumergirse en Cristo (Romanos 6:3) y en el cuerpo de Cristo que es la Iglesia (1 Corintios 12:13) el bautizado se vincula estrechamente y de forma innegable con el Señor y con su Iglesia.

Ser bautizado simboliza el entierro de nuestra vieja vida la que nos mantiene atados al pecado y resurgimos en espíritu nuevo y renovado con una nueva vida en Cristo. Por lo tanto no es el sumergirnos en agua lo que nos hace salvos, ni tampoco lo que nos limpia de nuestros pecados. Con el bautismo anunciamos al mundo nuestra decisión de seguir a Jesús y la nueva vida en Cristo. Es el símbolo de un nuevo nacimiento, donde muere nuestra vieja naturaleza dando paso a una nueva o sea “un nuevo hombre”. Este nuevo nacimiento marca el comienzo de una nueva vida.

El Bautismo

El creyente atraído por el Espíritu Santo anhela la salvación. Para esto es necesario ser bautizado en el nombre del Señor Jesucristo. El Bautismo no es un pasaje para entrar a la iglesia si no, es un acto de obediencia después de la conversión. Para llevar a cabo esta declaración de fe el individuo debe arrepentirse y creer con todo su corazón que Jesús es el hijo de Dios. Como mencionamos anteriormente el acto de sumergirse en agua no trae consigo la absolución de los pecados, el arrepentimiento y el bautismo en el nombre de Jesús son necesarios.

El bautismo en agua es una representación de lo que acontece el día de nuestra salvación se recibe al Señor en el corazón con toda sinceridad. Es en este momento que la persona “muere” en Cristo y “resucita” con Cristo y surge una transformación espiritual invisible, donde el bautismo es el símbolo externo que refleja nuestro cambio interno. Significa que hemos nacido de nuevo.

Un pecador que no tiene la intención de salir de su vida de pecado no podrá ser bautizado, para esto es necesario arrepentirse por completo y creer que Dios lo ha perdonado. Sin embargo, la omisión del bautismo cuando se reúnen todos los requisitos, hará que desobedezca el Evangelio impidiendo su desarrollo espiritual. “De cierto te digo, que el que no naciere del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios” (Juan 3:5).

La conversión y el bautismo

Anteriormente mencionamos que el bautismo era el símbolo de un nuevo renacer, y que debe haber arrepentimiento verdadero y aceptar a Jesucristo como único salvador. Con esto nos referimos, que debe haber un proceso de conversión que comienza con el bautismo y que nos guiara hacia una nueva vida. Por lo tanto una persona no debe ser bautizada sin antes convertirse. Los cristianos del Nuevo Testamento solo bautizaban a los creyentes que recibían la Palabra. Los bautizados en Cristo deberán escuchar el mensaje, arrepentirse de sus pecados, creer en Cristo, y recibir al Espíritu Santo, para obtener la bendición del bautismo.

Errores Comunes en lo que se refiere al bautismo

Se cometen errores comunes en lo que se refiere al bautismo:

a) Pensar que bautismo es una condición para ser salvo o que añade seguridad a nuestra salvación. Si se tienen dudas antes de ser bautizado las tendrás después de hacerlo, ya que la confianza nace cuando creemos en las promesas de Cristo.

b) Con el bautismo recibiremos el Espíritu Santo. Esto sucede al creyente al momento de su conversión por lo tanto es imposible que un verdadero cristiano no tenga al Espíritu Santo.

c) Bautizarse para estar más cerca de Dios, este mandato es solo un paso de obediencia que trae consigo gozo espiritual. (Hechos 8:39).

d) Pensar que el bautismo nos librara de tentaciones, cuando la misma Biblia nos dice todo lo contrario, “todo el que quiere llevar una vida piadosa en unión con Cristo sufrirá de persecución” (2 Timoteo 3:12)

e) Querer ser bautizado para pertenecer a una denominación, el bautismo no nos hace miembros de una denominación porque la biblia no reconoce denominaciones, sin embargo el ser bautizados nos identifica como seguidores de Cristo y nos vincula a un grupo de creyentes.

El Bautismo en los niños

Cuando los niños tengan la suficiente madurez para entregarse al Señor de todo corazón podrán ser bautizados. María y José presentaron al niño al templo conforme a la Ley de Moisés (Lucas 2:22). También la Biblia nos habla de aquellos que trajeron a sus niños ante la presencia de Jesús para que este posara sus manos sobre sus cabezas y orara por ellos. Podemos

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