La Santidad

INTRODUCCIÓN

A lo largo de nuestra vidas experimentamos diferentes maneras de seguir el cristianismo, ya sea imitando a nuestros padres o por iniciativa propia. El cristianismo es muy difícil de comprender, debido a que todos tenemos opiniones diferentes, por lo tanto se torna un tema demasiado subjetivo. En el siguiente informe hablaremos sobre la vocación a la santidad, además de nombrar otros tipos como por ejemplo la vocación al matrimonio, vocación sacerdotal, etc.

Es importante tener en cuenta a qué nos referimos cuando nombramos la palabra vocación. Se define como “Inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente al de religión” .

Más adelante les hablaremos sobre qué es la santidad y qué es la vocación a la santidad. Muchos dicen que la vocación a ser santos es propia de toda persona que crea en Dios. “Es por esto que es Él quien llama a que sigan el camino hacia la plenitud, por medio de enseñanzas”.

El propósito que tiene es establecer un vínculo entre la persona y la vida cristiana, lo que tiene directa relación con el bautismo, hecho que se da una vez transcurridos unos meses después del nacimiento de un niño, es ahí donde nace el proceso de santidad, ya que se le está librando del pecado original al bebé, quien es prueba fehaciente de ello .

De esta manera iremos plasmando lo que contempla el gran proceso de la Vocación a la Santidad.

DESARROLLO

¿Qué entendemos por vocación?, podemos definirla de muchas formas, sin embargo en este caso nos centraremos en la vocación que Dios nos da a cada uno al momento de nacer. Vocación lo entendemos como un “llamado”, el llamado a vivir su especial vocación, asignando las herramientas para llevar a cabo en la salvación del mundo. Hay un instante preciso en el que Dios le otorga una identidad, un camino único e irrepetible, que lo diferencia de todos sus pares. La vocación se conoce como un don de Dios, una llamada en nuestra vida, pero también es una tarea que debemos realizar. Don que se le otorga no sólo a los sacerdotes, pastores o religiosos, sino que es otorgado a todos los cristianos.

Existen diferentes tipos de vocaciones, entre las que destacamos:

Vocación del laico: Son sometidos a las leyes de su patria, en donde trabajan como pastores o agricultores, carpintero, pero siempre amando al padre y a sus hermanos. Jesús es la realización perfecta de la vocación del LAICO cristiano: Dios llama a éste a participar en la obra de la creación, a liberarla del pecado ordenando las realidades cotidianas según su plan eterno; a santificarse contribuyendo a la salvación del mundo desde adentro, a modo de profesiones, amor a la familia, actos de solidaridad. Vocación al Matrimonio: Es fundamentalmente importante descubrir y desarrollar mi persona, a mi pareja y nuestra relación de mutua pertenencia. A través de la llamada recíproca de ser el uno del otro, Dios comunica el plan que tiene para ambos. Se comprende a medida que se realiza (y viceversa). Se entiende que el encuentro entre dos personas no es producto de una casualidad, sino porque es la voluntad de Dios; que ninguno de los dos existió nunca sólo en su mente, puesto que nos hizo el uno para el otro. Sólo amándonos como Él nos ama podemos realizarnos a su imagen.

Vocación a la religión: Es la vocación llamada “dejarlo todo”, su familia, las costumbres, relación con la comunidad, entregarse por completo a Dios. Negarse a la posibilidad de construir una familia, sin poder tener hijos y compartir su decisión con el resto. Llegando al punto de ser tal cual como fue Cristo, pobre, obediente, considerar a todos como familia, Dios es nuestra familia.

Vocación Sacerdotal: Es una llamada de Dios y no de los hombre

El sacerdote es enviado por Jesucristo, por lo tanto no es escogido por las personas. Su sacerdocio es una misión y un servicio que debe realizar por voluntad de Dios. Se traduce como: dar la vida por sus ovejas, como lo haría un buen pastor, tiene como tarea transmitir, dar a conocer y evangelizar al pueblo, en pocas palabras su misión es entregar la palabra de Dios. Sin embargo la vocación a la “santidad es la que queremos darles a conocer".

La vocación universal a la santidad: En el ámbito católico, la expresión de santidad es algo muy común que se ve día a día en la iglesia, debido a que es un aspecto esencial de la vida de la iglesia, que involucra a todos los fieles, seguidores de Dios, los cristianos. Sin embargo no es sólo una condición de los religiosos, sino que es un derecho que tienen todos aquellos que han sido bautizados. “La iglesia es indefectiblemente santa. Por ello, todos en la iglesia, ya pertenezcan a la jerarquía, o pertenezcan a la grey, están llamados a la santidad ”. La santidad ha de ser a imagen de la que reluce en Cristo, y por ende debe cultivarse y desarrollarse en el seno de la iglesia, santa por naturaleza.

Como se expuso anteriormente, los seguidores de Cristo pueden alcanzar la santidad, mediante el acto del bautismo. Y el concilio lo expone de esta manera: “los seguidores de Cristo, llamados por Dios, no en virtud de sus propios méritos, sino por designio y gracia de él, y justificados en Cristo nuestro Señor, en la fe del bautismo han sido hechos hijos de Dios y partícipes de la divina naturaleza, y por lo mismo santos; conviene, por consiguiente que esa santidad que recibieron sepan conservarla y perfeccionarla en su vida, con la ayuda de Dios”. La santidad que es otorgada para todos en el bautismo permite a los santos o a los cristianos a ser lo que ya son gracias al bautismo.

La santidad cristiana siendo un don gratuito que Dios les brinda a todos sus hijos, debe ser concebida y presentada como un requerimiento de extensión universal, previo a cualquier distinción de los fieles por razón de los diferentes dones y funciones que el Espíritu Santo distribuye entre ellos, en orden a la común misión. Es por esto, que la santidad es considerada universal, ya que todos los fieles, de cualquier estado o condición son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad. En esta vida los cristianos deben tener

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