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La historia de Dios


Enviado por   •  20 de Octubre de 2020  •  Biografías  •  2.682 Palabras (11 Páginas)  •  140 Visitas

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Colegio de excelencia Raindrop

La historia de Dios

20/9/19

Gabriel Ramírez Méndez


27/8/2004 

Estaba comprando unos burritos mientras mi esposa estaba en el hospital, tome mi cambio de mi bolsillo y pague a la caja, de repente recibí una llamada a mi celular conteste y tranquilo, era mi hermano y exclamó “tu hijo esta a punto de nacer” subí a la camioneta de mi empleo y me aproximé al hospital lo más rápido posible, no tuve tiempo de encontrar un lugar vacío entonces me estacioné en un lugar prohibido, corrí hacia la sala donde estaba mi esposa y cuando llegue acababa de dar a luz a mi hijo era tan bello deseaba con ansias tenerlo en mis brazos, tuve un tiempo a solas con mi hijo y esposa, decidimos poner Gabriel como primer nombre en honor a mi padre y Jesús como segundo nombre tomando en cuenta que mi esposa prometió ponerle ese nombre si todo salía bien en cuanto al parto, en fin salí a avisar a mis padres que mi hijo había nacido, pero cuando salí tenía que pagar un multa de $79 con con 60 centavos y pensé, sin esa multa nunca hubiera visto nacer a mi hijo.

Madre:

Al mes de nacido el tenía una gran sonrisa sus chillidos eran un fastidio todas las noches, pero cantarle esas canciones de cuna y mecerlo me ponía feliz, viendo ha mi hijo acostarse en esa pequeña cuna, mi esposo no soportaba sus chillidos mientras yo le daba leche el solo veía la tele y comía Cheetos, pero siempre demostró que lo amaba sin importar sus chillidos, recuerdo su mamila de dibujos animados de planetas, el siempre tomo en mamila e ingería una leche especial ya que sufría de reflujo


Gabriela (prima):

El era tan dulce al año de nacido todos deseaban cargarlo y acariciar lo, lo envidiaba yo siempre fui la favorita hasta que el llego entonces le tenia un poco de odio, mi tía siempre confió en mi entonces yo era la única que lo cargaba, entonces una vez se me ocurrió  jalarle su pelo, el comenzó a llorar y yo solo dije que lloro de la nada y me creyeron, después empecé a hacer lo mismo durante semanas y me gustaba, pero después entendí que era algo malo y le empecé a tomar mas cariño a mi primo tomando en cuenta que si siempre lo tenía en mis brazos me volverían a ver los demás como la mejor sobrina.

Madre:

El siempre fue diferente a los demás niños al año y medio empezó a tener un gusto extraordinario por los dinosaurios, no era como los demás niños que preferían carros o cosas así, el siempre que veía un dinosaurio lo señalaba con ansias de tenerlo entonces ahí fue cuando empezó su obsesión, mientras crecía le comprábamos más dinosaurios, hasta que dijo su primera palabra, diciendo dinosaurio mi esposo y yo nos sorprendimos ya que tenía tan solo año y nueve meses, me ponía feliz verlo con sus dinosaurios sabiendo que era distinto a los demás bebés.  

Padre:

Recuerdo muy bien aquel día en el que camino por primera vez yo tenía un peluche de dinosaurio con el creció, le dije que se acercara a mi, entonces mi esposa lo soltó y comenzó a caminar hacia mi, fallo muchas veces incluso lloro pero lo siguió intentado solo para tener en sus manos a su pequeño peluche de dinosaurio, cuando llegó a mis brazos para tomar el peluche lo abracé lleno de orgullo.

Abuela paterna:

Recuerdo su fiesta de tres años como si hubiera sido ayer, se veía muy feliz con su piñata de “El chavo del 8” mucha familia fue todos deseaban estar con el, era un niño muy tierno recuerdo que le regalé un paquete que dinosaurios, todos los demás le regalaron carros y pistolas pero el solo se fijó en mi regalo lo abrió y tomó los dinosaurios y comenzó a jugar en medio de la fiesta de veía tan feliz, los demás niños comenzaron a pegarle a la piñata pero el seguía jugando con sus dinosaurios nunca tocó la piñata, mucho menos el pastel, recuerdo que se quedó dormido con sus dinosaurios en sus manos ese día jamás lo olvidaré.  

Julio primo materno:

Un día cualquiera Gabriel no paraba de hablar entonces, todo el día estaba hablando sin parar entonces decidí amararlo con cinta para que se callara un rato, pedí permiso a mi tía y me dejo pero solo 10 minutos, recuerdo muy bien que no paraba de decir “Oh papi es un super mega tiranosauriote le tocó un hueso?” Entonces lo tome de la mano y empecé a amarrarlo hasta que lo deje un rato en la cocina,  10 minutos después mi tía me obligó a soltarlo, le quite la cinta y me dio una patada, pero después dejo de hablar durante todo el día, solo salió al patio y se puso a jugar con sus dinosaurios de juguete.

Era mi primera navidad de la que en realidad me acuerdo, recuerdo que estaba en casa de mi tía antes de noche buena, tan solo tenía cuatro años ansiaba llegar a mi casa para ayudar a mi madre a adornar y arreglar todo para la cena, al llegar a mi casa me vestí rápido  con un gorro navideño, al llegar la cena estaba listo para comer la rica comida que había preparado mi madre recuerdo muy bien que era, su mejor platillo costilla de cerdo con sopa blanca, al dormirme desperté con ansias para ver los de regalos que santa me había traído, en realidad no deje carta pero parecía que santa me había leído la mente estaban bajo el árbol los juguetes que más deseaba un trex y un espinosaurio de imaginex ese día me volví tan feliz que no dude en abrirlos, los saque y comencé a jugar en plena madrugada.

Padre:

El era muy fanatico de el señor de los anillos desde sus cuatro años el empezó a ver todas la películas conmigo en serio me sorprendía al ver que no le aburrieran, incluso el me hacía preguntas, su madre nunca aprobó que las viera ya que eran algo violentas, le decía que viera caricaturas o películas animadas, pero el se negaba, recuerdo aquella vez que lloro cuando Gandalf fingió su muerte, no paras a el llanto, eso me gustaba de el, no era igual a los demás el era único.  

En el kínder recuerdo que había un niño que siempre me hizo la vida imposible lo apodaban como “Arturito” el era el chico más malo del kínder siempre me pegaba y me quitaba mis dinosaurios en el desayuno, hasta que una vez decidí ponerle un alto, lanzando su gorro a fuera de el kínder pero al parecer no funcionó el me pego y lo siguió haciendo hasta que descubrimos que teníamos muchas cosas en común y nos hicimos muy buenos amigos, dominando el kínder nadie nos decía nada hasta que se mudó y nunca lo volví a ver en serio lo hecha a de menos, me costó mucho hacer nuevos amigos porque todos eran diferentes a mi, preferían tener autos a control remoto o perros a control remoto, cuando yo me conformaba con un simple dinosaurio.

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