ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Las Posturas En La Liturgia

4febrero19969 de Junio de 2015

3.159 Palabras (13 Páginas)397 Visitas

Página 1 de 13

LAS POSTURAS DEL CUERPO

No faltan problemas sobre las actitudes de la comunidad en los diferentes momentos de la celebración.

Varios hechos han influido en que exista una notable desigualdad entre unas iglesias y otras, y a veces incluso dentro de una misma comunidad: el impacto que siempre supone el cambiar de costumbres cúlticas antiguas, el tono más flexible de la nueva liturgia respecto a estas posturas, las interpretaciones diferentes de su sentido, la actitud de algunos que parecen dar poca importancia a las varias posturas y se están acostumbrando a permanecer sentados durante toda la celebración (sobre todo en grupos pequeños), sin olvidar a los mismos presidentes que tampoco parecen cuidar mucho la expresividad de su posición corporal en los varios momentos de su actuación...

Y que no es asunto del todo insignificante lo indica el que todo esto se ha convertido, en algunos lugares, en ocasión de discusiones agrias entre los "progresistas" y los más "rigoristas",sobre todo cuando se trata de arrodillarse o no en determinados momentos de la Eucaristía.

Los cambios y las divergentes interpretaciones han creado cierta inseguridad en algunos fieles, favorecida también por la falta de catequesis sobre las motivaciones que han llevado a la reforma y el sentido que tiene cada actitud.

A pesar de que ya en otras ocasiones hemos reflexionado sobre la importancia del lenguaje corporal (por ejemplo en el Dossier CPL n. 12, Claves para la oración, en su capítulo: "la postura del cuerpo influye en la oración"), no quedaría completa la serie de gestos y símbolos que estamos presentando sin una palabra sobre este aspecto, ayudando a entender el significado ,que tiene para nuestra celebración la adecuada postura del cuerpo.

Nuestro cuerpo también reza

La expresividad de la persona humana engloba tada su unidad: espíritu y corporeidad. El hombre, todo él, con su identidad entera, está en relación con los demás, y está, también, en la presencia de Dios, y expresa sus sentimientos interiores no sólo con la palabra, sino también con sus movimientos y gestos, con su mismo porte y postura corporal. Actitudes como el respeto, la disponibilidad, la humildad, la cercanía, la adoración, la espera confiada, la receptividad, se ven ya en la misma manera de estar corporalmente. Eso pasa en nuestro hacer social: no es indiferente el que uno realice una acción importante estando descuidadamente sentado o en posición de pie. Y pasa también en la oración: hay momentos de nuestro culto que resultan mucho más expresivos y coherentes si los realizamos de rodillas o de pie o sentados.

Además, como nuestra celebración cristiana es comunitaria, las posturas corporales tienen la particularidad de que acentúan -o desdibujan, según- la uniformidad de- actitudes interiores de la asamblea celebrante. Por eso el Misal pone como ideal esta expresión de unanimidad entre todos los que participan en la celebración: "la postura uniforme, seguida por todos los que toman parte en la celebración, es un signo de comunidad y unidad de las asamblea, ya que expresa y fomenta al mismo tiempo la unanimidad de todos las participantes" (IGMR. 20).

Las posturas corporales, por una parte, expresan la actitud de fe de cada persona, y por otra alimentan y favorecen esa misma actitud. Y lo mismo sucede en el nivel comunitario.

Aparte de otras modalidades, también expresivas -tales como la postración en el suelo, o las inclinaciones del cuerpo, o la marcha en procesión- son tres las principales y clásicas posturas del cristiano que participa en la celebración: de pie, de rodillas y sentado.

De pie: como pueblo sacerdotal y familia de hijos

a) La postura de pie es la característica del hombre, frente a la mayoría de los animales ("homo erectus"): postura vertical, todo un símbolo de su dignidad como rey de la creación.

Ha sido la postura de oración más clásica, tanto para los judíos como para los cristianos de los primeros siglos. Y es que, en efecto, reúne en sí una serie de valores y significados que la hacen la más coherente para expresar la identidad de un cristiano en oración ante Dios:

- de pie expresamos nuestro respeto a una persona importante,

- es la actitud que mejor indica la atención, la prontitud, la disponibilidad, la tensión hacia una acción o una marcha, la corresponsabilidad,

- las acciones importantes las realizamos de esa manera: un político que jura su cargo o unos novios que se dan el "sí";

- para un cristiano es un signo de su libertad, como redimido por Cristo, de su condición de hijo en la familia, de su confianza ante Dios ("nos atrevemos a decir..."),

- participa, así, de la dignidad del Resucitado, unido al Cristo Glorioso, como miembro de su Cuerpo; nada extraño que en los primeros siglos estuviera prohibido arrodillarse para la oración comunitaria los domingos o durante todo el Tiempo Pascual: tomaban en serio su condición de partícipes de la Resurrección del Señor;

- y es también la postura típica de todo sacerdote que actúa en su ministerio, sobre todo cuando dirige a Dios su oración en nombre de toda la comunidad.

b) Muchos ejemplos, tanto del AT como del NT, nos ilustran estas varias direcciones significativas de la postura de pie:

- Salomón pronuncia de pie una. solemne oración de acción de gracias en la fiesta de la Dedicación del Templo, oración que escucha también en la misma postura toda la asamblea de Israel (1 R 8);

- al profeta que va a escuchar la Palabra de Dios, se le invita: "hijo de Adán, ponte en pie, que voy a hablarte" (Ez 2,1);

- Jesús, en la sinagoga de su pueblo "se puso en pie para tener la lectura" (Le 4,16), mientras que luego, para la homilía, "enrolló el volumen, lo devolvió al sacristán y se sentó";

- en la visión del Apocalipsis se describe a "una muchedumbre innumerable que estaba de pie ante el trono y el Cordero y aclamaba a gritos" (Ap 7,9).

Claro que es una actitud corporal que también se presta a interpretaciones de orgullo y autosuficiencia: y por eso Cristo desautoriza al fariseo que "se plantó en pie y se puso a orar" (Le 18,11). No hay signos químicamente puros: lo que importa en cada caso es que la actitud exterior exprese la adecuada actitud interior de fe, que en esta ocasión, como vemos, es múltiple: respeto, atención, disciplina, confianza de hijos...

c) En nuestra celebración subrayamos con esta postura en pie algunos momentos más significativos:

- la entrada procesional del presidente y los demás ministros de la celebración, como signo del respeto que merece a toda la asamblea el que va a ser para ella el signo visible de la presencia del Señor con los suyos;

- la lectura del Evangelio, la Palabra más importante que escuchamos en la celebracióñ: indicamos así no sólo el respetó,, sino también nuestra atención y nuestra disponibilidad para aceptar y cumplir la que va a ser, más específicamente todavía que las otras lecturas, la Palabra de Cristo para nosotros;

- la Oración Universal, en la que "el pueblo, ejerciendo su oficio sacerdotal, ruega por todos los hombres" (IGMR 45): toda la comunidad, respondiendo con su oración alas intenciones sugeridas, se pone como mediadora -oficio sacerdotal- entre Dios y la humanidad entera;

- siempre que el presidente, en nombre de todos, eleva a Dios su oración; tanto en las oraciones más breves (oración colecta del día, oración sobre las ofrendas y poscomutiión) como sobre todo la Plegaria Eucarística;

- todo el proceso de preparación a la comunión, desde el Padrenuestro: la comunidad, antes de acudir en marcha a la Mesa del Señor, dice de pie con actitud confiada de hijos, la oración que el mismo Cristo nos enseñó (y sería más expresivo todavía con los brazos elevados, como hace siempre el presidente, y en el Misal italiano han puesto como facultativo para todos los fieles).

Hay otros momentos, de diversas celebraciones, en que la postura en pie resulta muy expresiva: en la profesión religiosa, en las ordenaciones, en el consentimiento nupcial. Siempre con las mismas connotaciones de prontitud, personalización del acto, de confianza...

Si se mantiene bien, no con languidez o apatía, sino con firmeza y atención, además de confianza y alegría, es la mejor expresión corporal de aquella actitud espiritual que describe el diálogo antes de la Plegaria Eucarística: "'levantemos el corazón: lo tenemos levantado hacia el Señor".

d) Dos observaciones prácticas:

- uno de los momentos en que más varía la costumbre en las diversas comunidades es durante la oración sobre las ofrendas; según la introducción al Misal, una vez contestado el "Orad, hermanos", la asamblea se pone en pie para escuchar la oración sobre las ofrendas (IGMR 21); y es la norma más coherente, porque esa pequeña oración es una de las que el sacerdote proclama presidencialmente, en nombre de todos, y es lógico que la postura de apoyo y atención sea la de ponerse en pie; en la práctica en muchos sitios esta oración se escucha todavía sentados (prolongando así un poco la breve pausa del ofertorio)¡ lo mejor sería seguir la norma del Misal; y en todo caso, al menos alzarse "antes" de empezar el diálogo del prefacio (no cuando suena lo de "levantemos el corazón");

- para recibir la comunión, el n. 21 de la introducción del Misal, que es el que enumera las diversas posturas, no nombra para nada el ponerse de rodillas, y por tanto supone que se recibe del pie; la Instrucción de

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (19 Kb)
Leer 12 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com