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Los Demonios


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2013  •  2.242 Palabras (9 Páginas)  •  195 Visitas

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LOS DEMONIOS

En religión, ocultismo y folclore, un demonio o daemon, daimon (del griego δαίμων daimôn) es un ser sobrenatural descrito como algo que no es humano y que usualmente resulta malévolo. Sin embargo, la palabra griega original "daimon" es neutral y no contiene una connotación necesariamente negativa en sus inicios para los antiguos griegos. Esto sucedió por la aplicación de la koiné (en el helenístico y en el Nuevo Testamento en griego) del término daimonion (δαιμόνιον) y más tarde se atribuyó ese sentido maléfico a cualquier palabra afín que compartiera la raíz, cuando originalmente fue previsto para denotar simplemente a un "espíritu" o un "ser espiritual".

En las religiones del oriente cercano, así como en las derivadas de las tradiciones Abrahamica, incluyendo la demonología medieval cristiana, un demonio es considerado un "espíritu impuro", el cual puede causar una posesión demoníaca y puede ser expulsado por el ritual del exorcismo. En el ocultismo de Occidente y la magia renacentista (una mezcla de magia greco-romana, demonología judía y tradición cristiana), un demonio es una entidad espiritual que puede ser conjurada y controlada. En la literatura muchos de los demonios fueron ángeles caídos.

Como con frecuencia se lo representa como una fuerza que puede ser conjurada y controlada, se pueden encontrar referencias a "buenos demonios" en Hesíodo y Shakespeare. En la actualidad, el buen demonio es generalmente un dispositivo literario (por ejemplo, el demonio de Maxwell).

En el lenguaje común, para desacreditar a una persona se la «demoniza» (o «sataniza»).

Daimōn (δαίμων) es una palabra del griego antiguo para "espíritu" o "poder divino", similar al numen o al genio de la mitología romana. El Diccionario Merriam-Webster le otorga su origen etimológico a partir del verbo griego daiesthai que significa "dividir, distribuir." La concepción griega de un daimon aparece claramente en las obras de Platón, donde se describe así a la inspiración divina de Sócrates. Para distinguir al concepto clásico griego de su posterior interpretación cristiana, es usualmente aplicado el término daemon o daimon en vez de demonio.

El término griego no tiene connotaciones de maldad o malevolencia. De hecho, Eudaimonia (εὐδαιμονία), significa literalmente "buen espíritu", así como también "felicidad". El término adquirió su actual connotación malévola en la septuagésima traducción de la Biblia Hebrea, pero basándose en la mitología de las antiguas religiones semíticas. Esta connotación fue heredada por el texto en koiné del Nuevo Testamento.

La concepción medieval y neo-medieval de un "demonio" en Occidente (véase: el grimorio medieval llamado Ars Goetia) deriva del ambiente de la cultura popular de la antigüedad romana tardía. Actualmente, los conceptos greco-romanos de daemons que pasaron a la cultura cristiana son discutidos (véase: daemon), aunque debe ser debidamente anotado que el término se refiere solamente a una fuerza espiritual, no a un ser sobrenatural malévolo. El "daemon" helenístico, eventualmente, llegó a incluir a muchos dioses semíticos y del cercano oriente, como fue evaluado por el cristianismo.

La supuesta existencia de demonios es un concepto importante en muchas religiones modernas y tradiciones ocultistas. En algunas culturas actuales, los demonios son aún temidos por la superstición popular, debido en gran parte a los mencionados poderes de posesión demoníaca en criaturas vivas.

En la tradición ocultista contemporánea occidental (quizá epitomizada en la obra de Aleister Crowley), un demonio -como por ejemplo: "Choronzon, el demonio del abismo"- es una metáfora utilizada para denominar a ciertos procesos psicológicos internos ("demonios internos"), aunque algunos consideran que pueden también ser tomados como un fenómeno objetivamente real.

Algunos estudiosos creen que gran parte de la demonología del judaísmo, además de ser una influencia importante en el cristianismo y el islam- se originó de una tardía forma de zoroastrismo, y fue transferido al judaísmo durante la era persa.

Los demonios son espíritus malignos que se oponen a Dios y al pueblo de Dios. Estos demonios parecerían ser ángeles caídos referenciados principalmente en el Nuevo Testamento: 2ª Pedro 2:4 y Judas 6.

Mateo 4:24: “Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos lo que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los sanó.”

Mateo 8:28: “Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.”

Marcos 3:22: “Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera a los demonios.”

Lucas 4:35: “Y Jesús le respondió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces, el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno.”

Juan 8:48-49: “Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio? 49Respondó Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis.”

Los demonios son seres espirituales sin forma física; son espíritus malignos que se oponen a Dios y Su obra. Ellos fueron creados posiblemente antes que el mundo fuera y así como Satanás, se alejaron de Dios en rebeldía. Algunos piensan que Apocalipsis 12:4 es una referencia a la tercera parte de los ángeles caídos los cuales se convirtieron en demonios.

El término “demonio” viene del Griego “daimon”. Los demonios se encuentran en el Nuevo Testamento como seres capaces de poseer a personas (Mt 8:28-34; Mr 5:1-4); y animales (Mt 8:32). Estos demonios son muy fuertes (Mr 5:4); son también llamados espíritus inmundos (Lc 8:29), parece que tienen una jerarquía de mando en su mundo demoníaco (Mt 12:24-27) y se les ofrecen sacrificios (1 Co 10:20). Ellos también serán juzgados en el futuro (Mt 8:29) y no serán redimidos.

Pablo reconoció las fuerzas demoníacas y se refirió a ellas como principados (Ro 8:38) y que nosotros luchamos contra ellos (Ef 6:11-12). Él habla de ellos en lugares celestiales, pero no el lugar donde Dios habita, sino un área sobre la tierra.

Jesús pudo echar fuera demonios de personas demoníacamente poseídas (Mt 8:32) y fue acusado de estar

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