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María En El Nuevo Testamento


Enviado por   •  2 de Septiembre de 2014  •  1.849 Palabras (8 Páginas)  •  317 Visitas

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II. MARIA EN EL NUEVO TESTAMENTO (1).

Las profecías y figuras del Antiguo Testamento alcanzan su cumplimiento con la llegada del Mesías. "Cuando llegó la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo nacido de mujer..." , este texto está citado de la carta a los Gálatas 4, 4, el cual indirectamente refiere a la Virgen María, pero es muy importante por su antigüedad, ya que fue escrito por San Pablo cerca del año 60 d. C.

Los textos de Mc 3, 31-35; Mc 6, 3; Mt 13, 56-58; Lc 8, 19-21; Lc 11, 27. nos hablan del parentesco de Jesús. Estos textos aluden indirectamente a la maternidad y virginidad de la Virgen (la palabra hermanos será vista más adelante en lo referente al dogma de la virginidad de María).

Los textos centrales del N.T. son los que se refieren a la infancia de Jesús Lc 1-2 y Mt 1-2. Es en ellos donde podemos descubrir la relación de Jesús y su Madre, como así también la misión misma de la Virgen.

Veamos algunos puntos:

- Del niño y su Madre se nos habla en Mt 2, 11-13; 14; 20-21.

- Mt 1, 1-16. Vemos como Mateo rompe la genealogía de José y se refiere a María como esposa de José, “de la cual nació Jesús, llamado Mesías” (v. 16)

- En Mt 1, 18-20, nos refiere a la virginidad de la Virgen María y a la concepción por parte del Espíritu Santo.

¿Cómo sucedió aquello?

Es el evangelista San Lucas quien nos lo relata. La lectura y meditación del texto de Lc 1, 26-38 es clave para entender el rol de María en la obra de nuestra redención.

- Algunos aspectos de Lc 1, 26-38:

*A lo largo de toda la Escritura, siempre es Dios quien tiene la iniciativa salvífica, pero la lleva a cabo por medio de sus elegidos. El relato de la anunciación a María se inserta dentro de la tradición de relatos de vocación que conoce el Antiguo Testamento: Abraham, Moisés, Gedeón, Sansón, ...etc.. Es más, hay ciertos rasgos comunes: un ángel enviado por Dios; la turbación y objeción del elegido; un signo dado por Dios; la aceptación del elegido (cf., por ej., Jue 6, 11-24).

* El saludo mesiánico: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Si comparamos con So 3, 14-15; Jl 2, 21-27; Za 2,14 y 9,9 podemos ver que se trata del saludo mesiánico dirigido a la "Hija de Sión". Se dan los mismos elementos: invitación a la alegría, porque el Señor está en medio de su pueblo, trayendo salvación.

* Los vv. 29 y 34 manifiestan la extrañeza de María. Ella teme, reflexiona, discurre; por lo mismo, su aceptación es plenamente consciente.

* Los vv. 31-33 nos señalan el núcleo de la misión de María: ser la madre del Mesías. El ángel evoca los grandes textos mesiánicos del Antiguo Testamento: 2Sam 7, 12-16; Is 9,6; Dn 7,14.

* El v.35 refuerza la misma idea: "el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra". La expresión evoca la presencia de Dios por medio de la nube (cf. Ex 13,22; 19,16; 24,16.). Es Dios mismo quien se hace presente en el seno de María.

* La respuesta de María: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Es el "fíat" ("hágase") de María; su fe, al igual que la de Abraham, que acoge sin reservas el plan divino y se pone enteramente a su disposición sin condición alguna. El "fíat" de María es un eco de las primeras palabras de Cristo en el momento de su Encarnación: "He aquí que vengo ... a hacer, oh Dios, tu voluntad" (Heb 10,7). (es de notar que la Encarnación, es decir el hecho de que el Hijo de Dios se haga carne en las entrañas de María se produce en el mismo instante de la aceptación de María). María mantendrá a lo largo de toda su vida su "fíat" al Señor; particularmente, lo renovará a los pies de la cruz.

Conclusión:

Al llegar la plenitud de los tiempos, Dios quiso asociar a su iniciativa salvadora a una criatura, la Virgen María. Con su respuesta y entrega sin reservas a los planes divinos, se produce la encarnación del Hijo de Dios y el inicio de nuestra salvación. Lo que el hombre había perdido por la soberbia y desobediencia de una mujer (Eva), lo recuperará gracias a la obediencia y humildad de otra mujer (María). María pasa así a ser la nueva Eva, "madre de los vivientes" (Gn 3, 20).

En María, se puede decir que es toda la humanidad la que responde a la iniciativa divina. Ella, como la "Hija de Sión", es la voz de los humildes que ponen su confianza en el don de Dios.

Nos enseña el Concilio Vaticano II: "Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte" (LG 57).

El relato de la visitación de María a su parienta Isabel nos da más luces acerca de la misión de María (ver Lc 1, 39-56).

* Isabel la llama "bendita entre todas las mujeres" y la saluda como la "madre de mi Señor" (v.43). Del mismo modo, llama a María "dichosa porque ha creído" (v.45): María es en realidad la primera creyente; por su fe ella concibe a Cristo en su corazón, y luego lo concibe en su seno.

* María, en el cántico de alabanza que entona, conocido como el Magníficat señala que "el poderoso ha hecho obras grandes por mí" (v.49), "porque ha mirado la humildad de

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