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Origen Del Hombre


Enviado por   •  26 de Marzo de 2015  •  3.960 Palabras (16 Páginas)  •  256 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La Biblia enseña con claridad la doctrina de la creación especial, lo cual significa que Dios hizo a cada criatura "según su especie." Creó las diversas especies, y luego las dejó que se desarrollaran y progresaran de acuerdo a las leyes de su especie o ser. La distinción existente entre el hombre y las criaturas inferiores queda insinuada en la declaración de que "creó Dios al hombre a su imagen”

Existe una teoría que ha estado buscando explicar el origen del hombre, pero esta teoría de la evolución no explica ni contribuye tampoco a explicar el origen del hombre, ni coadyuva a demostrar que se desarrolló de forma inferior alguna, aun físicamente. Ni siquiera sugiere el método por el cual adquirió, o podría haber adquirido esas cualidades superiores que lo distinguen de las otras formas de vida.

Pero de acuerdo a lo que se nos dice en Génesis 2:7, el hombre está compuesto de dos substancias: la sustancia Material, denominada cuerpo, y la sustancia inmaterial, o su alma. El alma proporciona vida al cuerpo, y cuando el alma es quitada, el cuerpo muere. Más de acuerdo a lo que se nos dice en 1 Tesalonicenses 5:23 y Hebreos 4:12, el hombre está compuesto de tres substancias: espíritu, alma y cuerpo, y algunos exegetas bíblicos han defendido esta tricotomía, frente a la dicotomía, o sea la doctrina de aquellos que sostienen que solamente dos partes constituyen al hombre. El espíritu y alma representan dos lados o partes de la sustancia no física del hombre; o, expresándolo de otra manera, el espíritu y el alma representan dos modos en los cuales opera la naturaleza espiritual.

Origen del Hombre

LA NATURALEZA DEL HOMBRE

1. La trinidad del hombre

• Alma: el alma es uno de los aspectos del ser humano, que lo unifica como individuo y lo "lanza" a actividades que van más allá de lo material. Gracias al alma el hombre es capaz de instintos, sentimientos, emociones, pensamientos y decisiones libres, así como de volver sobre sí mismo (auto conciencia).

El alma, ubicada entre el espíritu y el cuerpo, es la sede de la personalidad del hombre (Dios lo creó un «alma viviente»). El alma es un reducto inalienable, el cual ni siquiera Dios puede violar. Allí en el alma el hombre tiene todo el poder de decisión. Cuando Dios creó al hombre, quiso que su espíritu fuera como un amo, el alma como un mayordomo y el cuerpo como un criado. El amo encarga asuntos al mayordomo, quien a su vez ordena al criado que los lleve a cabo.

El "alma", es esa parte del hombre que está consciente de sí mismo, autoconciencia. Es el centro del ego (yo) o personalidad. Las funciones del alma están establecidas de la siguiente manera: a. Razón: pensar (meditar, concebir) b. Emoción: sentir (pasión, afecto) c. Voluntad: determinación para desear o querer (decidir).

Funciones del alma

a) Emociones. Este ámbito abarca los afectos, los deseos y sentimientos.

- Afectos. Cuando el cristiano se consagra es relativamente fácil entregar su tiempo, dinero, poder, etc., pero el ofrecer sus afectos es muy difícil. Pero si no ofrece sus afectos no ha ofrecido nada. Dios exige amor absoluto de sus hijos, es decir, con todo el corazón, alma y mente. El amor hacia los suyos es el más grande rival del amor a Dios en el corazón del creyente. El Señor no sólo espera que el cristiano trabaje para él, sino, sobre todo, que le ame.

- Deseos. Los deseos del alma se centran en el «yo», para su deleite y exaltación. Estos son quitados por la operación de la cruz. Y entonces ya no hay ansiedad por alcanzarlos; hay reposo. No hay frustración, porque ya nada se desea sino a Dios. Los deseos sólo provocan inquietud y afán, y nunca serán enteramente satisfechos. Cuando el cristiano está satisfecho con lo que Dios le da, tiene reposo. La vida espiritual es una vida satisfecha en Dios.

Los sentimientos son un camino con muchos altibajos. Cuando están en la cúspide, el creyente piensa que está en su estado óptimo, que es espiritual; y cuando, por el contrario, se siente frío y seco, piensa que es anímico y carnal. Esto no es así: en ambos casos, es un cristiano anímico y anda por sentimientos.

b) La mente. La mente es el instrumento de nuestros pensamientos. Por medio de la mente el hombre conoce, piensa, imagina, recuerda y entiende.

La mente del hombre es una gran fortaleza; es motivo de orgullo y es la causa del progreso de la civilización; sin embargo, espiritualmente es un gran peligro, pues es un terreno especialmente susceptible para la acción de Satanás. El entendimiento es fácilmente cegado, y surgen argumentos y pensamientos contra el conocimiento de Dios. Mediante la mente, el hombre no puede conocer a Dios, antes bien, levanta fortalezas mentales que le han llevado a apartarse de Dios y aun a desafiar a Dios. Una mente reducida por Satanás es como una fortaleza que es necesario derribar. En el momento de la regeneración, la mente es traída a la obediencia a Cristo, pues «arrepentimiento» significa «cambio de mentalidad».

c) La voluntad. La voluntad es la capacidad que tiene el hombre para tomar decisiones. Es el verdadero «yo», que tiene la mayor influencia sobre la persona. Por tanto, la salvación plena tiene que alcanzar su voluntad.

Dios creó al hombre con una voluntad soberana, capaz de decidir por sí mismo. Ahora bien, cuando el hombre decidió por sí mismo, independientemente de Dios, cayó. La salvación se obtiene cuando la voluntad es puesta en obediencia a Dios. Ahora tiene una nueva dirección.

Existen varios niveles de la mente:

Consciente:

La mente consciente, es la más conocida de todas. Es en la cual desarrollamos directamente la inteligencia y mediante la cual adquirimos los conocimientos.

También podríamos denominar a la mente consciente, como la mente lógica o racional. Es la que nos permite tomar decisiones acertadas en determinados instantes con base en las condiciones y el análisis que se pueda realizar sobre ellas.

La mente consciente es la que usamos para saber cómo hacer lo que vamos a hacer. Es con la que le prestamos atención a los detalles y con la que llevamos a cabo nuestras acciones.

Usamos nuestra mente consciente por ejemplo, para decidir si cruzar o no la calle, con base en si vemos o no tráfico en determinado momento.

Subconsciente

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