Predicaciones sobre liderazgo
José Angel Saiz PerdomoApuntes7 de Marzo de 2023
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Título: La compasión del pastor por la gente.
Texto: Col 3.12, Mr 6.34
Introducción.
El título de pastor sugiere dos funciones de los líderes para loas que son designados: alimentación espiritual y dirección. El aspecto de la alimentación incluye la responsabilidad cristiana general de mostrar compasión por otros. Claro está, que la compasión debe de tener un control bíblico, pues puede pasar por alto necesidades espirituales.
¿Cómo describe la Biblia las características del corazón que el pastor debe tener por la gente? ¿Cómo muestra, el poder y el ejemplo de Cristo, que se puede amar a su pueblo de la mejor manera? ¿Qué cantidad de dirección bíblica y cuanto alimento personal es más beneficiosa?
Desarrollo:
I. Título y rol del pastor.
Varios cuadros bíblicos describen aspectos de la relación del creyente con Dios, y uno de ellos es “perfecto pastor – oveja”, y nos habla de la dirección de Dios y la alimentación de sus ovejas que le siguen. Por otra parte, el deletreo similar de pastor y pasto, el lugar de actividad de un apacentador, ilustra la conexión entre amabas palabras. Los términos hebreos para pastos y apacentador también guardan la misma relación. Otras terminologías como obispo (episcopos) y anciano (presbuteros) incrementan la descripción del trabajo incluyendo otros aspectos primordiales de su tarea. Pero es necesario limitar estos títulos dentro de la amplia lente de sus numerosos significados, de acuerdo con los contextos individuales.
II. El corazón del pastor para su pueblo.
La expectativa bíblica es que todos los cristianos amen. Pablo dedica todo un capítulo a la responsabilidad de amar en 1 Corintios 13. En todos los otros lugares declara el propósito de su enseñanza (1Ti 1.5).
El cristianismo tiene una teología orientada hacia la ética y las relaciones interpersonales. En su carácter base como cristiano, el pastor no puede evitar involucrarse con la gente.
Cinco categorías resumen su especial responsabilidad en el área del desarrollo de la compasión:
1. Liderar por el ejemplo.
1P 5.3 enfatiza la importancia de dirigir por el ejemplo antes que “enseñorearse” de las ovejas. 1Ti 4.12 cataloga el amor como una virtud específica que debe ser modelada por el pastor. La Escritura enseña que un pastor tiene que ser compasivo y debe modelar la compasión.
Ser compasivo precede al aspecto de modelar tanto en tiempo como en importancia. En la historia del buen samaritano, Jesús destaca que el samaritano “sintió compasión” primero, luego “cuidó” del herido viajero (Lc 10.30-27). Como el Señor Jesús, el pastor debe ser un hombre con profunda compasión por cuantos padecen necesidad. Solamente así podrá establecer el ejemplo correcto.
El Antiguo Testamento está lleno de pasajes que convierten la compasión en un prominente (y comunicable) atributo de Dios (Ex 34.6, Jon 4.2, Is 42.3). A través de todo el Antiguo Testamento Dios revela su profunda preocupación por los oprimidos, particularmente por la viuda, el huérfano y el pobre.
El Nuevo Testamento asigna a la iglesia la misma responsabilidad hacia los menospreciados. La obligación se mantiene codo con codo junto a la pureza personal (Stg 1.27).
Un pastor con un corazón para la gente mostrará especial compasión por los perdidos. En la mente de Cristo había un cuadro claro de lo que el mundo es y necesita, por eso sintió compasión por los perdidos y dio su vida en rescate por muchos.
John MacArthur, Jr., expresó: “Si un pastor no está completamente comprometido, y si no está modelando su preocupación, le será muy difícil lograr que su pueblo ministre a la población… El pastor debe preocuparse por las poblaciones especiales porque es correcto preocuparse”[1].
Quiero también compartir lo siguiente de Richard L. Mayhue: “La compasión no puede ser opcional para los cristianos si hemos de ser semejantes a Dios. Alguien definió una vez la compasión como “tu dolor en mi corazón, que me mueve a actuar con hechos de confort y misericordia a tu favor”. Ése es el ministerio que sana en lo más profundo: cuando se sirve al que sufre con la compasión de Dios”[2].
Para el pastor, no es optativo ser ejemplo de compasión. Debe cuidar de los corderos que le fueron confiados y verlos crecer, especialmente a los más débiles. Mira a Jesús de Nazaret, aquel gran Pastor de las ovejas, que mantiene ante nosotros siempre el perfecto modelo del pastorado, el perfecto ejemplo para aquellos que se les ha confiado el cuidado de las almas. “Yo soy el buen Pastor”, dice Él, “Yo vigilo, yo guardo, yo sano, yo rescato, yo alimento. Yo amo desde el principio, y amo hasta el fin”.
2. Liderar por la administración.
Ahora, surge la pregunta: ¿Qué clase de necesidades debe tratar el pastor? Respondamos, “depende”.
La persona que Pablo tiene en mente en 1 Timoteo 3 y Tito 1 modela un tipo de cuidado basado en el ejemplo y la instrucción, particularmente en lo segundo. Tito 1.9 da el trato del carácter más cualificado: “retenedor de la palabra fiel… para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen”.
Este enfoque no absuelve al pastor de preocuparse por las necesidades de la gente. Meramente da prioridad a su enfoque.
Se ilustra en Hch 6.1-7, en este pasaje, siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y sabiduría, fueron encargados para que realizaran la tarea del cuidado compasivo. Los pastores deben ser personas que se preocupan, pero todos los santos deben hacer la obra de ministrar. Los pastores que prefieren pasar el tiempo cuidando de las necesidades físicas de la gente pueden estar privando a los diáconos de asumir la función que Dios les ha dado.
Las iglesias que prefieren tener a un pastor que pase la mayor parte de su tiempo haciendo visitación y aconsejando deben considerar buscar a alguien que se dedique especialmente a tales tareas.
Por definición bíblica, el pastor-maestro no es un diácono; no debe «descuidar la Palabra de Dios y la oración para servir las mesas» (Hch 6.2). Sin embargo, puede procurar, por una correcta administración, que sus diáconos sirvan las mesas.
3. Liderar alimentando al rebaño.
Las cualidades bíblicas de un anciano se enfocan en el carácter interactivo y relacional de su rol en la iglesia. en 1Ti 3.5, “cuidar de”, tiene un fuerte matiz pastoral y nutricional, y la analogía del cuidado de su propia familia es una característica incluso más reveladora.
Ahora bien, el corazón de un pastor para la gente no es siempre claramente visible, sobre todo si se mide con patrones apartados de la Escritura, cuidado con precipitadas generalizaciones que en ocasiones son desafortunadas.
Cuando se intenta medir el corazón de un pastor, debe uno guardarse de juicios apresurados basados en evidencia superficial. Muchos pastores con un buen corazón puede que no sean buenos para demostrar su compasión, pero dentro de ellos hay un compromiso pleno por entregar su vida por las ovejas. Por otro lado, algunos que hacen grandes manifestaciones con palabras carecen de la realidad de la compasión. Hablar resulta barato. Uno no puede juzgar un libro por sus tapas. Lo que está dentro es lo que cuenta.
Los pastores también deben de sentir ese amor por quienes están fuera de la iglesia de Dios. Pablo da prioridad, primero a la casa de Dios, luego a los incrédulos que le rodean sin conocer a Cristo (Gá 6.10). Negar la compasión a un prójimo necesitado es lo mismo que contradecir el significado del término. Por tanto, de nuevo, redefinir el evangelio ante la abrumadora necesidad social es distorsionar y disminuir la mayor necesidad del hombre.
4. Liderar cultivando la madurez.
Pablo y sus compañeros amaban a la gente, pero su prioridad era la necesidad que tenía la gente del ministerio de la Palabra de Dios. En otras palabras, practicaban su amor por la gente de la mejor manera dándoles lo que necesitaban más: enseñanza bíblica.
Uno de los pasajes que mejor captura la esencia de la alimentación del rebaño por parte del pastor es 1Ts 2.1-12, el amado apóstol seleccionó los términos más íntimos, caracterizados por metáforas paternales: “Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos” (1Ts 2.7). Y después de numerosas expresiones de su interés pastoral: “… así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos” (1Ts 2.11). En este pasaje se evidencia la atención individual tanto como el mimo y la alimentación personal.
Pablo sigue con su meta última, la cual consiste en dar dirección a través de “la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la Palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (1Ts 2.13). El instrumento pastoral para alimentar es la Palabra de Dios reforzada por el ejemplo personal. Ésta y solo ésta es el alimento apropiado para el crecimiento de las ovejas. Pablo es consistente en este punto.
Nuevamente, esto no significa que el pastor pueda ser insensible a las necesidades físicas. De hecho, el pastor debe modelar una preocupación (aunque dando prioridad a lo espiritual) por los necesitados. Al hacerlo, seguirá el ejemplo de su Creador, así como mandatos bíblicos explícitos.
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