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Proyecto Pastoral Juvenil

roxanacasti9221 de Febrero de 2015

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PRESENTACIÓN

El Movimiento Juvenil ANCLA fue fundado en Venezuela en el año 1979 como respuesta a la urgente necesidad de orientar a los jóvenes.

Frente a la creciente pérdida de valores éticos, morales, sociales…; frente a la crisis del cambio de época que lleva al joven a sufrir fragmentación en su personalidad, los Misioneros Claretianos asumen las opciones de Puebla y deciden dar un aporte significativo al país, orientando al joven en su proceso formativo, para que llegue a ser sujeto responsable de su historia, desarrolle el sentido crítico y llegue a ser miembro activo de la Iglesia y agente de cambio en la sociedad. Estas dimensiones son el eje que nos identifican como Movimiento de orientación cristiana.

ANCLA es un Movimiento que, inspirado en el carisma de San ANtonio María CLAret, quiere implementar “la pastoral de la alegría y de la esperanza que transmite el mensaje gozoso de la salvación a un mundo muchas veces triste, oprimido y desesperanzado en busca de su liberación” (P. 1205).

En un principio, durante los tres primeros años, el Movimiento se circunscribió al espacio claretiano; pero, a partir de 1982, se extendió a todo el ámbito eclesial. Además, la movilidad de los jóvenes que realizan el proceso y de los animadores que acompañan el mismo, hizo sentir la necesidad de elaborar un Proyecto Pastoral que ayudase a clarificar la identidad del Movimiento y a concretar unas orientaciones generales que sirvieran de marco de referencia y aportasen una unidad básica de criterios, dentro de la variedad de carismas con los que el Señor ha querido enriquecernos, dejando cauce a la libertad de acción y al profetismo. En esa variedad de mentalidades de laicos, religiosas y sacerdotes que trabajan en los grupos, era necesario ofrecerles unas bases doctrinales que asegurasen la unidad del Movimiento.

El Movimiento ANCLA se dirige a la juventud, “preferentemente de los sectores populares y marginales de nuestro país, en los cuales Dios se revela, actúa y está presente en la lucha por la transformación y cambio de la sociedad, en cuyo proceso los jóvenes desempeñan un papel decisivo, tanto por su número como por ser la fuerza constructora del futuro, así como su papel irremplazable en la misión profética de la Iglesia” (Mt 5,10.13).

MARCO SITUACIONAL

En el proceso de evangelización que desarrollamos con los jóvenes tenemos en cuenta algunos elementos de la realidad en el que ellos se desvuelven y de los que no podemos prescindir, si queremos dar respuestas válidas.

Vivimos en tiempos de crisis, de cambios profundos y acelerados que conducen frecuentemente a los jóvenes a una crisis de identidad personal, de fe y pertenencia.

La situación de injusticia, las profundas diferencias sociales, la extrema pobreza, la violación de los derechos humanos, el materialismo, el consumismo, la violencia, el hedonismo, el relativismo moral, la corrupción a todos los niveles, hace que muchos jóvenes se dirijan por diversos caminos y caigan en la indiferencia religiosa. Esta realidad se ve reforzada por los Medios de Comunicación Social, los cuales, controlados por grupos minoritarios, son manipulados según sus propios intereses, a la vez que crean necesidades artificiales propias de otras culturas.

El deterioro de los valores familiares básicos desintegra la comunidad familiar eliminando la participación corresponsable de todos sus miembros.

Hay un desencanto político y no existen ya las alternativas políticas de las décadas pasadas. En estos nuevos tiempos se busca quien mejore la suerte de los menos afortunados socio-económicamente y encuentre solución a los problemas comunitarios.

Los jóvenes admiran y creen en Jesucristo, pero la mayoría no quieren compromiso con la Iglesia. El tema de la jerarquía no les interesa; aunque en estos últimos años se está notando un cambio de actitud y están viendo que bastantes sacerdotes y, sobre todo, religiosos están luchando a favor de los pobres y no son como los que ellos critican. Lo que sí es cierto es que, quien no está por los pobres, en palabra y obra, no merece ser creído ni seguido.

Muchos valores hacen de nuestra juventud una gran fuerza renovadora por su:

1 Alegría, generosidad, servicialidad.

2 Capacidad de descubrir los auténticos valores.

3 Sensibilidad por lo religioso y trascendental.

4 Sentido festivo, gozoso, celebrativo.

5 Apertura a la amistad, el amor, la vida, la justicia, la libertad.

6 Su humildad y sinceridad; es servicial y disponible.

7 Una gran mayoría busca superarse y prepararse para el futuro.

8 El empeño en mantener el grupo familiar y la relación con la familia.

Es lamentable también ver en nuestros jóvenes la presencia de ciertas actitudes y expresiones que van en contra de su pleno desarrollo y de su dignidad:

1 Carente de auténticos valores y efectos de la desintegración familiar.

2 Muchos jóvenes ven la necesidad de trabajar y dejan sus estudios.

3 Trabajan en sectores informales.

4 Tendencia a la inconstancia y a la irresponsabilidad.

5 Poca formación cristiana y poca participación en los grupos.

6 Se nota una ausencia de agrupamiento, aunque existe una conciencia y un querer asociarse.

7 Muchos jóvenes dependen después de casados de sus padres y familiares.

8 La mayoría no sabe en qué emplear su tiempo libre.

MARCO DOCTRINAL – PASTORAL

El marco doctrinal – pastoral del Movimiento ANCLA expresa la concepción teológica que comprende a Dios desde la historia, a la luz de la cual, se ilumina la dimensión personal, grupal y social del joven latinoamericano. El núcleo fundamental de esta base doctrinal es la persona de Cristo Misionero y el compromiso desde el Evangelio con la construcción del Reino, “para que los jóvenes vibren por el descubrimiento de Cristo y para que vivan intensamente su fe en el compromiso con el prójimo, particularmente con el pobre” (P. 95).

Este proceso de acompañamiento de una pastoral que… “atiende la profundización y el crecimiento de la fe para la comunión con Dios y con los hombres, orienta la opción vocacional de los jóvenes, les brinda elementos para convertirse en factores de cambio y les ofrece canales eficaces para la participación activa”.

LÍNEAS DOCTRINALES

Analizamos los rasgos fundamentales de Dios, Cristo, Espíritu Santo, María, la Iglesia y la Persona:

DIOS

a. Creador en continuo y generador de vida, que confiere al hombre y a la mujer la dignidad de persona “por haber sido hechos a su imagen y semejanza” (Gen 1,28).

b. Dios Padre que se revela en la historia por medio de los Profetas y de los distintos acontecimientos salvíficos del hombre.

c. Dios de la Biblia que se revela en el más pobre y necesitado por medio de su hijo Jesucristo en el gran acontecimiento de la Encarnación.

d. Padre de Jesucristo, revelado por Él como comunidad de amor y Dios de vida.

e. Padre de todos, lleno de amor, compasivo y misericordioso, defensor del pobre, generador de justicia y fraternidad.

f. Presencia viva y vitalizadora que nos libera y actúa a través del hombre y la historia, renovándolo todo con la fuerza de su Espíritu, que ama tanto al mundo que, para salvarlo, envía a su hijo Jesucristo.

CRISTO

a. Dios y Hombre verdadero, capaz de transformar nuestra realidad personal y social y de encarnarla hacia la libertad y la fraternidad, hacia la plena manifestación del Reino de Dios (P. 181).

b. Libertador integral, quien, por el Espíritu Santo de las Bienaventuranzas, ofrece a todo joven la inserción en un proceso de conversión constante, comprende sus debilidades y le ofrece un encuentro muy personal con Él y la comunidad, en los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía.

c. Hermano mayor, fuente de unión y solidario con los hombres porque ha vivido la existencia humana desde abajo.

d. Cristo Luz. Amigo personal que nunca falla, que acompaña de cerca y propone los valores del Reino. Camino de total realización (P. 1183).

e. Resucitado, fuente de vida, luchador y victorioso que se compromete al respeto y a la defensa de la vida humana, presente y actuante en su Iglesia y en la historia. Está en medio de nosotros y ofrece al hombre de hoy su Palabra y su vida para llevarlo a su liberación integral (P. 166 y 177).

f. Como profeta, acepta el conflicto asumiendo y transformando la realidad en todas sus dimensiones.

g. Cristo Misionero, inspirador y organizador de comunidades de fe y medio para alcanzar la plenitud del Reino.

ESPÍRITU SANTO

a. Él es el que despierta y fortalece la fe de la comunidad de jóvenes y sostiene su vida con los dones que les concede.

b. Se manifiesta en su dimensión personal en cada joven, le hace sentirse parte de la Iglesia y le impulsa a comprometerse, a ser agente activo y de transformación (Cf. SD. 46).

c. Se manifiesta, también, en su dimensión comunitaria acompañando a la carabela en su lucha por la defensa de los valores cristianos de la comunidad (Cf. P. 215; SD. 55).

d. El Espíritu sigue hoy suscitando anhelos de salvación liberadora de nuestros pueblos. Se hace, por tanto, necesario descubrir

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