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Publicado por Jóvenes Carolina


Enviado por   •  20 de Octubre de 2014  •  Resúmenes  •  2.042 Palabras (9 Páginas)  •  155 Visitas

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Publicado por Jóvenes Carolina

De una u otra forma, todos adoramos. Aun los incrédulos adoran, ya sea el dinero, a ídolos del deporte o la música. Fuimos creados para adorar. El hecho de que Dios haya creado a Adán y Eva en el sexto día, justamente antes del sábado, tiene un profundo significado teológico y sociológico. La intención del Creador era que en la vida humana la adoración tuviera la prioridad por sobre cualquier otra actividad. Es esta prioridad la que demanda que los seguidores de Dios no sólo adoren, sino que lo hagan correctamente. El acto y la manera de adorar no pueden darse por sentado.

¿Cuál es la manera apropiada de adoración? ¿Existe sólo una forma o un estilo correcto? ¿Han cambiado las formas de adorar con el tiempo? ¿Quién decide cuál es la manera correcta? Una vez que dejamos las opiniones y preferencias personales de lado, para hallar la respuesta debemos acudir a la Palabra de Dios.

El significado de la adoración

Las Escrituras nos presentan varios modelos de adoración. Uno de los más claros se encuentra en Isaías 6:1-8, donde el profeta relata la visión de una escena de adoración celestial. Este pasaje nos presenta un programa, inclusive una orden de adoración.

El capítulo comienza con la visión de Dios en su trono celestial y en su entorno reinan la belleza, el poder, la majestad y la reverencia. Aquí se nos enseña el por qué de nuestra adoración: es la respuesta a la presencia divina y a su llamado a adorar.

Los salmos --los textos de alabanza y adoración tradicionales de Israel-- nos muestran el cómo de la adoración: con gozo y reverencia. Esta idea se repite una y otra vez con frases tales como "Venid, aclamemos alegremente a Jehová.... Venid, adoremos y postrémonos" (Salmo 95:1, 6).

No es fácil encontrar el equilibrio entre el gozo y la reverencia en la adoración. En los servicios de culto a Dios, a menudo enfatizamos uno en desmedro del otro. Se nos hace difícil hallar la forma de combinar los dos. Nos cuesta ser reverentes y al mismo tiempo alegres. Pero eso es lo que Dios nos pide cuando le adoramos.

La Biblia también presenta la adoración como una actividad integral. Los adoradores deben acercarse a Dios con su ser entero. La adoración bíblica requiere del espíritu, la mente y los sentidos. Según Isaías 6, la adoración incluye la vista, el oído, el olfato y el tacto.

La adoración también es un acto corporativo: venimos a Dios como un grupo de creyentes. Esto implica una dimensión vertical y otra horizontal. En la adoración, a menudo interactuamos con las personas de manera limitada; sin embargo, la verdadera adoración debe acercarnos no sólo a Dios sino también a los otros creyentes. Debido a que nuestras iglesias son cada vez más multiculturales y multigeneracionales, esto representa un desafío, pues cada grupo desea expresar la adoración a su manera.

Asimismo, cuando nos reunimos a adorar, necesitamos saber a quién estamos rindiendo culto. La adoración no es para nosotros mismos. La adoración es para Dios y a Dios. Es una actividad centrada en la divinidad, totalmente enfocada en él (ver Salmo 9:1, 2). No venimos principalmente a adorar para recibir bendiciones, para aprender algo, o para estar en comunión fraterna: el propósito principal de la adoración es venir a Dios, darle gloria y hablar de sus proezas.

La adoración es, por lo tanto, una experiencia en comunidad: Dios inicia un llamado a la adoración y los adoradores le responden.

Para que haya adoración, la actividad debe ser significativa para ambas partes. Esa adoración es agradable a Dios. El Salmo 19 lo expresa con claridad: "Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti" (vers.14). Sin embargo, en nuestra adoración, ¡cuán a menudo nos esforzamos por agradar a la congregación!

Nuestros motivos determinan la manera en que planeamos y organizamos el culto de adoración. Cuando pensamos en formas de adorar, nuestra primera preocupación debe ser: "¿Será agradable a Dios?" Cuando queremos agradar a alguien, tratamos de saber cómo es la persona: "¿Qué carácter tiene? ¿Qué le gusta hacer? ¿Cómo nos trata?" Debemos hacer las mismas preguntas para saber qué cosas agradan a Dios. Las respuestas a estas preguntas nos guiarán respecto de lo que es apropiado o inapropiado en el culto de adoración.

Pero la adoración también debe ser significativa para el adorador. Es importante saber si la adoración es relevante para la congregación; es decir, si la congregación encuentra sentido en la adoración. Esto nos recuerda la importancia de los símbolos. El significado en la adoración está dado por símbolos, tales como la Santa Cena, el bautismo, la lectura de la Biblia, la oración, la música, la arquitectura, etc. Todos son "signos" que ayudan a dar significado a la adoración y deberían contribuir a que la misma sea relevante.

Ésta es una tarea difícil. Y lo es aún combinar los dos, es decir, lo apropiado con lo relevante. ¿Cómo puede nuestra adoración ser agradable a Dios, y al mismo tiempo ser significativa para la congregación? ¿Cómo combinar el elemento divino (el llamado) con el elemento humano (la respuesta) cuando adoramos?

Las formas de adorar

El servicio de adoración pertenece a toda la congregación, no sólo al pastor. Necesitamos educar a nuestras congregaciones acerca de esto, y a nuestros pastores, dirigentes del servicio de adoración y de la música. A menudo, estos últimos anhelan brindarse a la congregación con sus talentos y buenas intenciones. Los músicos, que tienen preparación específica, necesitan recordar que la adoración es algo muy especial. No consiste sólo en "hacer música". En la adoración no sólo se "interactúa" con la congregación; no sólo se "lee un texto", sino que todo esto se hace en la presencia de Dios, y para Dios.

La adoración verdadera, en su esencia y en sus formas, comienza con la reflexión, la enseñanza y el aprendizaje por parte de los participantes. Este proceso abarca la educación, el entrenamiento y preparación de mentores, dirigentes y de la congregación misma.

La adoración nos lleva a preguntarnos: ¿Prefiere Dios algún estilo o manera particular de adorar? ¿Existe algún modo mejor que otros en la manera de adorar? ¿Hay

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