REGRESANDO A CASA
ROTSENZAC14 de Agosto de 2012
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P. ÁNGEL PEÑA O.A.R.
REGRESANDO A CASA
(Cristianos convertidos a la fe católica)
LIMA – PERÚ
REGRESANDO A CASA
(Cristianos convertidos a la fe católica)
Nihil Obstat
P. Fortunato Pablo
Prior Provincial
Agustino Recoleto
Imprimatur
Mons. José Carmelo Martínez
Obispo de Cajamarca (Perú)
ÁNGEL PEÑA O.A.R.
LIMA – PERÚ
2005
ÍNDICE GENERAL
INTRODUCCIÓN
ACLARACIONES DOCTRINALES:
Imágenes. Tradición. Biblia.
Eucaristía. Virgen María. Iglesia católica.
Purgatorio. El Papa.
TESTIMONIOS
Henry Newman. Robert Hugh Benson. Vernon Johnson.
Gilbert K. Chesterton. Ronald Knox. Juan W. Verkade.
Irma Barsy. Kenyon Reynolds. Juan Tsching Hsiung.
Sven Stolpe. Sigrid Undset. Cornelia de Vogel.
Heinrich Schlier. Thomas Merton. Julien Green.
Ephaïm Croissant. Max Thurian. Malcolm Muggeridge.
Alec Guinness. Richard John Neuhaus. Luis Miguel Boullón.
Joseph Ranalli. Raymond Ryland. James Pitts. Thomas Ricks.
Robert Williams. Stephen Ray. Linda Poindexter. Marcus Grodi.
Ed Fride. Cristopher Dixon. Rick Ricciardi. Larry Lewis.
David B. Currie. John Davis. Burns Seeley. Jay Damien.
Larry Blake. Kenneth Guindon. Steve Wood. Pam Forrester.
Stuart Swetland. Michel Viot. Steve Clifford. Bod Sungenis.
Al Kresta. Scott Hahn. Paul Thigpen. Graham Leonard.
A los hermanos separados. El Credo.
Convertidos que marcan el camino.
Mi experiencia.
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
PÁGINAS WEBS
INTRODUCCIÓN
Desde el tiempo de la Reforma, comenzada por Lutero en el siglo XVI, los grupos protestantes o de hermanos separados se han multiplicado indefinidamente. El Oxford Dictionary of the Christians (Diccionario de Oxford sobre los cristianos) habla de más de 28.000 iglesias cristianas, nacidas desde entonces. Por eso, la pregunta más elemental que surge es: ¿Es lo mismo ser cristiano de una o de otra denominación? Algunos evangélicos dicen: yo no soy de ninguna iglesia, yo soy de la Iglesia de Cristo. Con esto quieren decir que son de la Iglesia fundada por Cristo. Pero ¿pueden estar seguros? ¿Cómo pueden saber que están en la verdadera Iglesia fundada por Cristo y que todas sus doctrinas son las mismas que enseñó Jesús y sus apóstoles?
La mayoría de estas iglesias cristianas tienen diferencias importantes en la interpretación de la Biblia. Unas tienen sacerdotes y obispos, otras solamente sacerdotes, otras sólo tienen pastores laicos.
Casi todas aceptan el divorcio y los anticonceptivos o el aborto, en ciertos casos. Algunas aceptan el matrimonio de homosexuales y que ellos puedan ser ministros ordenados. En ciertas iglesias, aceptan que las mujeres puedan ser sacerdotes. Y así hay otras diferencias sobre el bautismo de niños o la comunión...
La falta de autoridad lleva a la falta de unidad y, si no hay unidad en la fe, ¿cómo podemos creer que esa iglesia es la Iglesia de Cristo?
Lamentablemente, la ignorancia de muchos católicos, que no conocen su fe y, sobre todo, no la viven, les hace buscar en otras iglesias lo que tienen en plenitud en la Iglesia católica. Alguien ha dicho: católico ignorante, seguro protestante. En cambio, muchísimos hermanos de otras iglesias cristianas, bien preparados en la Biblia, como pastores y teólogos, se hacen católicos, sobre todo en Europa y USA. Se han dado cuenta de que la Iglesia católica defiende las mismas cosas que los cristianos de los primeros siglos y en ella hay autoridad, unidad y universalidad. Ella es la misma Iglesia fundada por Cristo, que sigue existiendo en continuidad ininterrumpida desde Cristo hasta la actualidad. Para estos hermanos, el convertirse a la Iglesia católica es simplemente volver a casa. Se habían alejado por la Reforma y ahora vuelven a encontrar su propia casa, regresando a Roma, de donde salieron.
Ojalá que el testimonio de algunos protestantes convertidos a la fe católica pueda guiar a otros más en el camino a casa. Las puertas de la Iglesia están abiertas a todos. Y Dios sigue obrando maravillas de santidad y grandes milagros en los santuarios, especialmente marianos, como señal evidente de que Él sigue vivo en la Iglesia como hace dos mil años. En este libro, hablaremos solamente de los convertidos del protestantismo. En otro libro, hemos hablado ya de los convertidos ateos y judíos a nuestra fe. Si tú eres cristiano no católico o católico no practicante, este libro es para ti. Es posible que Jesús te hable a través de estas páginas, pues te sigue esperando y quiere marcarte el camino para que vuelvas a casa.
ACLARACIONES DOCTRINALES
Vamos a comenzar, aclarando algunas ideas sobre los principales puntos en discusión con los hermanos separados.
LAS IMÁGENES
Nuestros hermanos separados dicen que las imágenes son ídolos y que los que tienen ídolos son idólatras y, por tanto, se van a condenar, porque la idolatría está condenada en la Biblia como un gran pecado. Por eso, cuando algún católico se convierte a su fe, le ordenan que queme todas las imágenes y objetos religiosos de su casa.
Pero, ¿qué es ídolo? Según podemos leer en el diccionario de la lengua castellana, ídolo es la imagen de un falso dios, que no existe y, por tanto, ni oye, ni ve, ni entiende. Ahora bien, ¿podrían mostrarnos una sola imagen de un falso dios, que tengan los católicos? No existe ninguna. Las imágenes de Jesús son de verdadero Dios, porque Jesús es Dios. De las imágenes de María o de los santos, nadie dice que sean dioses, sino criaturas humanas ejemplares, que, al igual que los héroes, son un ejemplo para nosotros. Además, ellos existen y nos oyen y nos aman; y Dios quiere que los invoquemos para obtener por su intercesión muchas bendiciones, como lo enseña la experiencia de millones de católicos en el mundo entero.
En la parábola del rico Epulón vemos cómo él pide ayuda al santo Abraham y Jesús no dice que eso esté mal. Jeremías, ya muerto, intercede por el pueblo de Israel (2 Mac 15,14-16). El profeta Elías sigue haciendo milagros después de muerto (Eclo 48,13-15). Y en el Apocalipsis vemos cómo los veinticuatro ancianos presentan las oraciones de los santos, es decir, de los seguidores de Jesús (Ap 5,8;8,3-5).
Por otra parte, si las imágenes fueran cosa del diablo, ¿cómo explicar que nos ayuden a orar más y mejor? Las imágenes son recordatorios, para poder recordar más a Jesús o a los santos y así poder hacer más y mejor oración delante de su imagen que delante de la pared. Los primeros cristianos pensaban así y pintaron lindas imágenes en las catacumbas de Roma en los tres primeros siglos, durante las persecuciones. ¿Acaso en ese tiempo ya estaba el cristianismo falsificado?
Si tomamos a la letra el texto de Ex 20,4: No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, deberíamos prohibir absolutamente toda imagen de cualquier tipo. Deberíamos evitar tener fotografías de paisajes o de personas. Estaría prohibido el arte de la pintura o escultura. Incluso, deberíamos evitar llevar dinero en el bolsillo, pues también tiene imágenes de personas.
Dice la Biblia que Jesús es imagen de Dios (Col 1,15), ¿por qué no podemos tener sus imágenes para recordar y amar más a Dios en Él? Dice la Biblia que nosotros estamos hechos a imagen y semejanza de Dios (Gén 1,26-27). ¿Habría que quemar a todos los hombres por ser imagen de Dios? ¿Acaso el ser imagen de algo vivo es malo? Si Jesús hubiera vivido en este siglo, ¿no nos hubiera gustado estar con él en videos o películas y escuchar directamente sus palabras?
En la Biblia no se prohibe tener imágenes, sino solamente las de los dioses falsos, que no existen. En Num 21,8 se manda hacer una serpiente para que sean curados de las mordeduras de serpientes venenosas. En el arca de la alianza había dos querubines de oro (Ex 25,28), y también había querubines y figuras de otros animales en otros lugares (Ex 26,1;1 Reg 6,23.32;7,29).
Al igual que los judíos sacaban en procesión el arca de la alianza, nosotros llevamos en procesión las imágenes sagradas para honrar y venerar a las personas que representan. Nuestro homenaje va a las personas representadas y no al material de que están hechas las imágenes. Por eso, ofrecemos flores, velas y nos arrodillamos ante ellas como ante una persona digna de respeto. Un hijo se arrodilla ante su padre para pedirle su bendición. Josué se arrodilló ante el ángel (Jos 5,15), la sunamita se arrodilló ante Eliseo
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