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RENOVANDO NUESTRA MENTE


Enviado por   •  11 de Agosto de 2017  •  Ensayos  •  2.198 Palabras (9 Páginas)  •  282 Visitas

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RESUMEN SEMINARIO I

Nombre: Daniela Arcos                                                               Fecha: 23/07/2017

Líder de célula: Johanna Terán

RENOVANDO NUESTRA MENTE

 “Había un varón de Benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjamita. Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo. Y se habían perdido las asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis a Saúl su hijo: Toma ahora contigo alguno de los criados, y levántate, y ve a buscar las asnas. Y él pasó el monte de Efraín, y de allí a la tierra de Salisa, y no las hallaron. Pasaron luego por la tierra de Saalim, y tampoco. Después pasaron por la tierra de Benjamín, y no las encontraron. Cuando vinieron a la tierra de Zuf, Saúl dijo a su criado que tenía consigo: Ven, volvámonos; porque quizá mi padre, abandonada la preocupación por las asnas, estará acongojado por nosotros. Él le respondió: He aquí ahora hay en esta ciudad un varón de Dios, que es hombre insigne; todo lo que él dice acontece sin falta. Vamos, pues, allá; quizá nos dará algún indicio acerca del objeto por el cual emprendimos nuestro camino. Dijo entonces Saúl a su criado: Dices bien; anda, vamos. Y fueron a la ciudad donde estaba el varón de Dios. Y cuando subían por la cuesta de la ciudad, hallaron unas doncellas que salían por agua, a las cuales dijeron: ¿Está en este lugar el vidente? Ellas, respondiéndoles, dijeron: Sí; helo allí delante de ti; date prisa, pues, porque hoy ha venido a la ciudad en atención a que el pueblo tiene hoy un sacrificio en el lugar alto. Cuando entréis en la ciudad, le encontraréis luego, antes que suba al lugar alto a comer; pues el pueblo no comerá hasta que él haya llegado, por cuanto él es el que bendice el sacrificio; después de esto comen los convidados. Subid, pues, ahora, porque ahora le hallaréis. Ellos entonces subieron a la ciudad; y cuando estuvieron en medio de ella, he aquí Samuel venía hacía ellos para subir al lugar alto.” (1 Samuel 9:1-14).

Todo esto aconteció como parte del propósito de Dios, pues el camino que emprendieron Saúl y su siervo fue con el propósito de encontrar a sus asnas, más los planes de Dios se encontraban más arriba de lo que ellos imaginaba como puede comprobarse en la siguiente cita, a través de la cual se verifica que quien provocó que las asnas de Cis se extraviaran fue Dios, el cual además de ocasionar la perdida de las mismas, hizo que Cis en su corazón sintiera que lo correcto sería enviar a su hijo Saúl al buscarlas y también Dios fue el responsable de que el empleado que acompañaba a Saúl le llevara hasta la persona indicada (Samuel), la cual ayudaría a concluir el propósito de todos los acontecimientos  anteriormente mencionados, pues Dios un día antes le reveló al profeta Samuel que Saúl llegaría  “Y un día antes que Saúl viniese, Jehová había revelado al oído de Samuel, diciendo: Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los filisteos; porque yo he mirado a mi pueblo, por cuanto su clamor ha llegado hasta mí.” (1 Samuel 9: 15-16). De manera que todo esto  despliega la pregunta: ¿Acaso todos las situaciones que estoy enfrentando forman parte del propósito de Dios?, en la siguiente cita, es posible afirmar que el anzuelo que Dios utilizó para atraer a Saúl hacia sus planes fueron las asnas, Dios empleó una situación desfavorable para Cis y su familia, la cual se convirtió en el gancho que Dios usaría no solamente para que Saúl se convierta en príncipe, sino también para que el pueblo de Israel sea salvo. Muchas veces Dios permite que situaciones adversas como la “pérdida de algo o alguien” para que podamos llegar hasta el lugar y el momento correcto que nos permitirán alcanzar los planes que Él tiene con nuestra vida. “Y luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: He aquí éste es el varón del cual te hablé; éste gobernará a mi pueblo.  Acercándose, pues, Saúl a Samuel en medio de la puerta, le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está la casa del vidente. Y Samuel respondió a Saúl, diciendo: Yo soy el vidente; sube delante de mí al lugar alto, y come hoy conmigo, y por la mañana te despacharé, y te descubriré todo lo que está en tu corazón. Y de las asnas que se te perdieron hace ya tres días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado….” (1 Samuel 9:17-20)

Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel? Hoy, después que te hayas apartado de mí, hallarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en el territorio de Benjamín, en Selsa, los cuales te dirán: Las asnas que habías ido a buscar se han hallado; tu padre ha dejado ya de inquietarse por las asnas, y está afligido por vosotros, diciendo: ¿Qué haré acerca de mi hijo? Y luego que de allí sigas más adelante, y llegues a la encina de Tabor, te saldrán al encuentro tres hombres que suben a Dios en Bet-el, llevando uno tres cabritos, otro tres tortas de pan, y el tercero una vasija de vino; los cuales, luego que te hayan saludado, te darán dos panes, los que tomarás de mano de ellos. Después de esto llegarás al collado de Dios donde está la guarnición de los filisteos; y cuando entres allá en la ciudad encontrarás una compañía de profetas que descienden del lugar alto, y delante de ellos salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando. Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre. Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo. Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti y te enseñe lo que has de hacer.  Aconteció luego, que al volver él la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas señales acontecieron en aquel día. Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él; y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos. (1 Samuel 10:1-10) cuando viene Dios él puede mudar o transformar el corazón de una persona, así como lo hizo Dios con Saúl, a través del Espíritu de Dios.

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