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Relaciones Del Ser Humano


Enviado por   •  29 de Octubre de 2013  •  1.415 Palabras (6 Páginas)  •  294 Visitas

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Relaciones humanas

Dice el pensador J. Krishnamurtu que la vida es experiencia en la vida, es experiencia en la vida de relación. Es decir, la vida es convivencia. Convivencia que se expresa mediante el contacto con las cosas, las personas y las ideas.

La capacidad de convivencia es la que permite hacer frente plena y adecuadamente a la vida. Y para ello es necesario que el hombre comprenda la vida de relación.

La vida de relación es sin lugar a duda el espejo en el cual nos descubrimos a nosotros mismos. Sin convivencia simplemente no es posible existir. Vivir es estar relacionado y estar relacionado es existir. La convivencia es un medio de autodescubrimiento.

Ahora bien, si examinamos nuestra vida, nuestras relaciones con los demás, veremos que, muchas veces, ella es un proceso de aislamiento. El prójimo, en realidad, no nos interesa, aunque hablemos bastante al respecto, el hecho es que no nos interesa. Sólo nos relacionamos con alguien mientras esa relación nos resulta grata, nos brinda refugio, mientras nos satisface. Apenas ella sufre una perturbación que nos produzca incomodidad, dejamos de lado esa relación. En otros términos: sólo hay relación mientras estamos satisfechos. Esto puede ser desagradable y seguramente no nos gusta leerlo o escucharlo, pero sí realmente examinamos nuestra vida de relación con atención, veremos que se trata de un hecho: y eludir el hecho es, precisamente, manifestación de su existencia. De manera que si echamos una mirada a nuestra vida y observamos nuestra vida de relación, vemos que ella es un proceso de erigir resistencia contra los demás, muros por encima de los cuales miramos y observamos al prójimo; y ese muro siempre lo mantenemos y permanecemos tras él.

Ahora bien, mientras vivimos en aislamiento, detrás de un muro, no hay convivencia. Vivimos encerrados y eso nos resulta más cómodo y seguro. Nuestra comunicación o incomunicación depende nada más de eso. De la existencia o inexistencia del muro. De nuestra capacidad o incapacidad de contacto. Contacto con las cosas, las personas, las ideas y con uno mismo. También levantamos muros que nos dividen a nosotros mismos. Así, suelen existir muros entre nuestro cuerpo y nuestra mente, entre nuestros sentimientos y pensamientos, entre nuestras ideas y acciones. Muros que nos controlan, reprimen o inhiben.

De esta suerte, para la mayoría de nosotros, la vida en relación es en realidad un proceso de aislamiento; y es obvio que tal relación construye una sociedad que es también aisladora.

El proceso de aislamiento es, a la inversa del proceso de comunicación, un proceso centrado en la búsqueda del poder. En él, cada cual desea una posición fuerte en la que puede dominar: en el hogar, en la oficina o en la empresa. Cada cual anda en busca de poder, y por el hecho de andar en busca de poder establecerá una sociedad basada en el poder. Esto es evidente. ¿No es acaso, el deseo de poder, aislador por naturaleza? Y, sin embargo, vivir en el aislamiento es cosa imposible; no hay país, ni pueblo, ni individuo que pueda vivir aislado. De manera que si impulsados por el afán de poder, de seguridad y comodidad erigimos muros que nos aíslan, pronto esos muros se volverán contra nosotros mismos. Pues dentro de ellos ganamos la sobrevivencia, pero perdemos la existencia.

Aislados, cómodos y seguros tras nuestros muros empezamos a padecer de falta de vida. A eso le llamamos incomunicación. La incomunicación nos duele y sacude. Luego empezamos a buscar una nueva solución. Las primeras manifestaciones son los millones de frases, artículos, revistas y libros que hoy circulan por el mundo hablando del tema. Una vieja idea nos hace creer que hablando de comunicación e incomunicación, de convivencia y aislamiento y describiendo el fenómeno los muros caerán.

La diferencia entre un ser comunicado y uno incomunicado es, al igual que en las cárceles, un muro. Mientras los seres humanos que se comunican son seres capaces de “estar, ser y sentir” con y junto a otros seres humanos. Los incomunicados han reemplazado esa capacidad por un muro.

Características y naturaleza del estar con otros

1. Espontaneidad

La persona está dispuesta a dejar que las cosas sucedan con lo demás, lo cual le permite abrirse a experiencias más ricas y profundas. Existe una interesante falta de programación. Simplemente la persona permite que sus ideas, sentimientos y acciones fluyan de acuerdo a la ocasión y el momento.

2. Ser personal

La persona es como es, no más. No está permanentemente asumiendo un rol. No actúa su

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