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Resumen Lumen Fidei

embarpd1330 de Marzo de 2014

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LA VIRTUD DE LA FE, SEGÚN LA LUMEN FIDEI

Del Sumo Pontífice Francisco

“Lumen fidei” - La luz de la fe es la primera encíclica firmada por el Papa Francisco. Dividida en cuatro capítulos, una introducción y una conclusión, la Carta se suma a las encíclicas del Papa Benedicto XVI sobre la caridad y la esperanza y asume el "valioso trabajo" realizado por el Papa emérito, que ya había "prácticamente completado" la encíclica sobre la fe. A este "primera redacción" el Santo Padre Francisco agrega ahora "algunas aportaciones".

INTRODUCCIÓN.

La introducción de la Lumen Fidei ilustra los motivos en que se basa el documento:

¿Una luz ilusoria?

Al hablar de la fe es hablar de la luz que ilumina al hombre en todos los ámbitos de su vida, de ayudarlo a distinguir el bien del mal, aunque en esta época, la fe sería como un espejismo un salto que damos al vacío o una luz subjetiva que impide avanzar hacia la libertad del hombre. Esto ha llevado al hombre a ser incapaz de abrirse camino para el encuentro con una luz grande contentándose solo son luces fugaces.

Una Luz por descubrir

En el marco de los 50 años del Concilio Vaticano II “un concilio sobre la Fe” esta encíclica busca reavivar la fe, nos indica que la fe como luz tiene la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre, como don de amor otorgado por Dios al hombre. Dios, “le llama y le revela su amor”, le quiere llevar más allá de su “yo” aíslalo, le invita a creer, a vivir en comunión con Él y con la comunidad. "Quien cree ve", escribe el Papa, porque la luz de la fe viene de Dios y es capaz de iluminar toda la existencia del hombre: procede del pasado, de la memoria de la vida de Jesús Palabra encarnada, pero también viene del futuro porque nos abre vastos horizontes.

PRIMER CAPÍTULO : Hemos creído en el amor .

Abrahán, nuestro padre en la fe

En la figura de Abraham, nuestro padre en la fe, se nos invita a vivir la fe primero desde la "escucha" de la Palabra de Dios, quien nos "llama" por nuestro nombre y nos invita a salir del aislamiento de su propio yo, nos invita a “ver” en la medida que caminamos, abrirnos a la esperanza de la “promesa" del futuro.

Lo que se pide a Abrahán es que se fíe de esta Palabra, que es lo más seguro e inquebrantable. “El hombre es fiel creyendo a Dios, que promete –escribe san Agustín–; Dios es fiel dando lo que promete al hombre, (In Psal. 32, II.)” . El Dios que pide a Abrahán que se fíe totalmente de él, es aquel que es origen de todo y que todo lo sostiene .

La fe de Israel

De la fe inquebrantable de Abrahán pasamos a la fe de Israel, llamado a adorar al Señor, a heredar una tierra prometida, Dios “Padre” que lleva de la mano a su hijo por el camino (cf. Dt 1,31), ellos le conocen al a través de la memoria de sus obras realizadas vinculadas a la vida. Pero es un pueblo que ha caído tantas veces en la tentación de la incredulidad, se disgrega en la multiplicidad de sus deseos; no puede ver el rostro de Dios. Sin embargo la fe consiste en la disponibilidad para dejarse transformar una y otra vez por la llamada de Dios. Moisés, es el mediador que transmite la voluntad del Señor así Israel aprende a caminar unido. El acto de fe individual se inserta en una comunidad, nl “ nosotros” que en la fe, es un solo hombre “ mi hijo primogénito”. La fe es un Don Gratuito de Dios que exige la humildad y el valor de fiarse y confiarse.

La plenitud de la fe cristiana

Abrahán... saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría” . Según estas palabras de Jesús, la fe de Abrahán estaba orientada ya a él. La fe cristiana es confesar que Jesús es el Señor, y Dios lo ha resucitado de entre los muertos. La fe cristiana está centrada en Cristo, es confesar que Jesús es el Señor, y que Dios lo ha resucitado de entre muertos. (cf. Rm 10,99) Cristo es el “sí” definitivo de todas las promesas. La fe cristiana, es fe en el amor pleno, en su poder eficaz en su capacidad de transformar el mundo e iluminar, el amor de Dios lo reconoce la fe en Jesús , con su muerte la mayor prueba de la fiabilidad del amor de Cristo , la fe se refuerza y reciben la luz resplandeciente, cuando se revela cómo fue en su amor indefectible por nosotros, que es capaz de llegar hasta la muerte para salvarnos.

Otro aspecto decisivo de la fe en Jesús es: "La participación en su modo de ver". Con la fe, no sólo se mira a Jesús, sino que también se ve desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos. En muchos ámbitos de la vida diaria, confiamos en "la gente que sabe las cosas mejor que nosotros" - el arquitecto, el farmacéutico, el abogado - también en la fe necesitamos a alguien que sea fiable y experto en "las cosas de Dios" y Jesús es "aquel que nos explica las cosas Dios." Por esta razón, creemos a Jesús cuando aceptamos su Palabra, y creemos en Jesús cuando lo acogemos en nuestras vidas y nos confiamos a él.

Para que pudiésemos conocerlo, acogerlo y seguirlo, el Hijo de Dios ha asumido nuestra carne. Su encarnación, de hecho, hace que la fe no nos separe de la realidad, sino que nos permite captar su significado más profundo. La fe cristiana es fe en la encarnación del Verbo y en su resurrección en la carne; es fe en un Dios que se ha hecho tan cercano, que ha entrado en nuestra historia.

La salvación mediante la fe

La vida de fe, en cuanto existencia filial, consiste en reconocer el don originario y radical, que está en la base de la existencia del hombre. Cuando el hombre piensa que, alejándose de Dios, se encontrará a sí mismo, su existencia fracasa. La salvación comienza con la apertura a algo que nos precede, sólo abriéndonos a esto reconociéndolo, es posible ser transformados. La salvación mediante la fe consiste en reconocer el primado del don De Dios como bien supremo. (CEf 2,8)

La fe en Cristo nos salva porque en él la vida se abre radicalmente a un Amor que nos precede y nos transforma, que obra en nosotros y con nosotros; que ilumina el origen y el final de la vida, el arco completo del camino humano.

Transformado por el amor al que se abre el creyente su existencia se dilata más allá de sí mismo. En la fe, el “yo” se ensancha para ser habitado por otro, para vivir en otro, y así su vida se hace más grande en el amor. En esto consiste la acción propia del Espíritu Santo. "El cristiano puede tener los ojos de Jesús, sus sentimientos, su condición filial, porque se le hace partícipe de su Amor, que es el Espíritu"

La forma eclesial de la fe

El creyente aprende a verse a sí mismo a partir de la fe que profesa: la figura de Cristo es el Espejo en el que descubre su propia imagen realizada y como Cristo abraza en sí a todos los creyentes, que forman su cuerpo, el cristiano se comprende a sí mismo dentro de este cuerpo, en relación originaria con Cristo y con los Hermanos en la fe. De este modo, la existencia creyente se convierte en existencia eclesial: todos los creyentes forman un solo cuerpo en Cristo. “Los cristianos son «uno» , sin perder su individualidad, y en el servicio a los demás cada uno alcanza hasta el fondo su propio ser”. La fe no es algo privado se confiesa dentro del cuerpo de Cristo; nace de la escucha y está destinada a pronunciarse y convertirse en anuncio , es operante en el cristiano a partir del don recibido del amor que atrae a Cristo ella es partícipe del camino de la Iglesia.

Por lo tanto, "la existencia creyente se convierte en existencia eclesial", porque la fe se confiesa dentro del cuerpo de la Iglesia, como "comunión real de los creyentes." Los cristianos son "uno" sin perder su individualidad y en el servicio a los demás cada uno gana su propio ser. Por eso, "la fe no es algo privado, una concepción individualista, una opinión subjetiva", sino que nace de la escucha y está destinada a pronunciarse y a convertirse en anuncio.

SEGUNDO CAPÍTULO : Si no creéis, no comprenderéis .

Fe y verdad

“El hombre tiene necesidad de conocimiento, tiene necesidad de verdad, porque sin ella no puede subsistir, no va adelante” . En la cultura contemporánea se tiende a aceptar como verdad sólo la verdad tecnológica o las verdades del individuo, relativas. La verdad grande, que explica la vida personal y social en su conjunto, es vista con sospecha, como raíz de los totalitarismos y de los fanatismos . Se pretende deshacer la conexión de religión con la verdad.

Amor y conocimiento de la verdad

“Con el corazón se cree” (Cf. Ro 10,10), “la fe transforma toda la persona, porque la fe se abre al amor, esta interacción, nos permite comprender el tipo de conocimiento propio de la fe, la fe conoce por estar vinculada al amor; el amor tiene necesidad de verdad porque sin ella no puede tener un vínculo sólido, no consigue llevar al “yo” más allá de su aislamiento, para edificar la vida y dar fruto. Si el amor necesita la verdad, también la verdad necesita el amor. Amor y verdad no se pueden separar. Quien ama comprende que el amor es experiencia de verdad.” Si, la fe está ligada a la verdad y al amor, entonces "amor y verdad no se pueden separar", porque sólo el verdadero amor resiste la prueba del tiempo y se convierte en fuente de conocimiento. Y puesto que el conocimiento de la fe nace del

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