SAN AGUSTIN: CONVERSIÓNES” O DE COMO DIOS ESTÁ POR ENCIMA DE LA RAZÓN

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SAN AGUSTIN:  CONVERSIÓNES” O DE COMO DIOS ESTÁ POR ENCIMA DE LA RAZÓN

San Agustín de Hipona fue un gran pensador, siendo conocido como uno de los grandes Doctores Latinos de la Iglesia por sus numerosas obras que explican y defienden a la Iglesia contra las numerosas herejías de la época.

La postura de Agustín sobre el cristianismo cambió a lo largo de sus años previos a la conversión. En el momento de la escritura de su autobiografía titulada Confesiones, tenía 40 años y había sido creyente durante más de una década, sirviendo en el ministerio durante la mitad de ese tiempo. La intención de este libro fue la de recoger el estímulo de caminar con Cristo, y traer gloria a Dios por su magnífica misericordia y gracia.

Su obra "Confesiones" se dividió originalmente en trece libros, escritos en latín entre 397 y 400 d C y es espiritualmente, el más relevante de los libros cristiano pues presenta a Dios la confesión de su vida de pecados junto a sus profundas ideas sobre la doctrina bíblica, la creación, la naturaleza humana, la naturaleza divina y la relación entre el hombre y su Creador.

En los primeros nueve libros cubren su aversión y conversión a Dios mientras que los últimos cuatro libros son exploraciones profundas de la memoria, la exégesis, el tiempo, el espacio y la Iglesia. En ellos se mueve de la narrativa a la confesión y adoración, a través de argumentos y posiciones filosóficas.

Pero encontramos una constante a lo largo de todos los libros, pues mientras anhela, llama y magnifica a Dios, Agustín se desprecia a sí mismo y a la humanidad que está en oposición a Dios o a Su Palabra.

Todo en la búsqueda de la Verdad de Agustín fue impulsado por la razón, por la lógica y la argumentación, por lo que es irónico que el momento de conversión de Agustín ocurra cuando Agustín deja ir la razón. Cuando entonces busca el valor espiritual es cuando nos muestra cómo convertir cada momento, cada recuerdo, bueno y malo, en una oración de alabanza y acción de gracias.

En Las Confesiones encontramos que estaba buscando la Verdad, y que se dedicaba a cualquier cosa que viera que podía poseer esta Verdad. Tenía un interés y un talento natural en la retórica, el acto de persuasión para convencer a los demás de que lo que estás diciendo es verdad, y fue a estudiar a Cartago para seguir este estudio. El período de Agustín con los maniqueos también fue en busca de la verdad, ya que se le prometió que Mani, el líder de la secta podría darles las respuestas a sus preguntas.

Agustín nos enseña quién es Dios y quiénes somos. Las Confesiones comienzan con una distinción entre la grandeza de Dios, que es eminentemente digno de alabanza, y nosotros los humanos, una porción de la creación de Dios, que estamos agobiados por nuestra mortalidad, por la debilidad y el pecado.

Las Confesiones exploran la naturaleza de Dios y la naturaleza de los seres humanos a la luz de Dios. Entonces, además de aprender a hablar con Dios correctamente, también aprendemos a pensar en él, y en nosotros mismos, correctamente.

Libro VIII

En el trata sobre la decisión de Agustín de hacer una profesión pública de fe a través de la obediencia en el bautismo. La salvación ocurre en un momento, no durante un período de años como sugeriría la costumbre de convertirse en catecúmeno.  Nadie se convierte parcialmente o es miembro a medias del cuerpo de Cristo.

La fe requerida para la salvación es simplemente la de una semilla, y la regeneración ocurre en un momento. Este escritor argumenta que cuando uno pasó de audientus a catecúmeno, uno bien puede haber pasado de buscador ha salvado. Ese sistema de discipulado antes del bautismo, que todavía se practica hoy en algunas partes de la iglesia, sobre todo en la Iglesia Católica Romana, tenía más que ver con la búsqueda del hombre de validar la conversión de otro que con un sistema para producir realmente la salvación.

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