Una sombra de las buenas cosas por venir

Piense en un israelita, de viaje, caminando a Jerusalén para observar el día de expiación. En la mano, su cabra, su toro, y posiblemente con él, su familia. Año tras año, tras año tras año, para mantener su relación con Jehová. Porque es un pecador.
¿Qué tiene que ver lo que pasaba en la antigüedad con el siglo 21? ¿Qué tiene que ver conmigo hoy en día lo que pasaba en el día de expiación y en el tabernáculo?
Pablo empleo lo que paso para ayudar a los cristianos judíos de su tiempo y por extensión a nosotros, a entender, porque necesitamos a Jesucristo.
Antes de empezar, tenemos que entender nuestra situación delante de Jehová. Porque, si no lo entendemos, francamente, no nos va a importar. Eso es lo que observamos con la mayoría de la gente y Jesucristo.
Pero si estamos conscientes de nuestra situación como pecadores, entonces lo que paso en el día de expiación significara mucho para nosotros, especialmente si dedicamos tiempo a estudiar y entender porque es de valor.

Les invito a abrir sus biblias, para empezar a ver lo que Pablo tenía que decir acerca de la relación entre el día de expiación y Jesucristo. Hebreos 10:1,4
“La ley representaba algo mejor”
Recordemos que la ley era una sombra, algo mejor iba a venir. La ley mosaica fue presentada a la nación de Israel para hacerlos entender que necesitaban algo mejor que su toro, su cabra; los preparo con la meta de que, llegado el momento, los siervos de Dios de buen corazón iban a  identificar y aceptar a Jesús como el cumplimiento de la ley y como el mesías.
Y a que publico tan adecuado le estaba dirigiendo Pablo esta enseñanza. No era a los romanos, no era a los gentiles, era a los cristianos hebreos, personas que venían del judaísmo, que conocían la ley, que conocían este ritual y que necesitaban entender y aceptar que algo mejor había llegado: Jesucristo. 

Y, ¿nosotros? Tal vez pensemos: ¿Para qué entender toda esta historia? Tenemos que entenderlo porque hacerlo, aumentara nuestro aprecio por lo que Jehová ha hecho por nosotros.
Pero, ¿en qué sentido era Jesús mejor?

“La sangre de Jesús es superior a la sangre de cabras y toros”
Leamos ahora Hebreos 9:12-14.
Entonces el israelita llevaba su toro, su cabra, pero el pecado ahí seguía… no se le permitía tener una liberación completa de su pecado, esta solo era temporal.
Sin embargo, dice el versículo 12 que la liberación que se obtiene mediante la sangre derramada de Jesús es, eterna. Y a nosotros, se nos liberara por completo cuando la humanidad sea conducida a la perfección. Pero, recuerde: esto no hubiera sido posible sin el sacrificio perfecto de Jesús.
El versículo 14 ahora pasa a mencionar que también, “limpia de obras muertas nuestra conciencia”. ¿Esto qué significa? Hoy nosotros sabemos que podemos tener una conciencia limpia. Podemos sentarnos y conversar con Jehová con total franqueza de expresión.
¿De qué otras maneras es mejor el sacrificio de Jesús?

“Cristo presento el valor de su sacrificio una vez y para siempre”
Hebreos 9:24-26
Era imposible que una cabra borrara los pecados completamente, por eso, fue solamente un símbolo, una representación de lo que Jesús haría por nosotros; la ley contenía una sombra de las cosas por venir. Y cuando Cristo murió, el se convirtió, la sangre de este hombre perfecto, en ese sacrificio que Jehová ahora podía aceptar para perdonar pecados de una vez y para siempre, y como consecuencia, se establecería el camino para que la humanidad obediente fuera perdonada y pudiera tener una conciencia tranquila delante de él. (Reconciliación)
¿Y si pudo notar donde presento Jesús el valor de su sacrificio?
En el mismísimo cielo.

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