Adaptacion D Elentes Progresivas
RoxanaZarate23 de Octubre de 2011
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Graduación o refracción exacta del paciente
La primera condición para que una adaptación sea un éxito, es que la prescripción del paciente se establezca con la mayor exactitud por el profesional de la visión.
1. La anamnesis -o historial clínico- del paciente es muy importante.
La visión no es independiente del estado general de salud del paciente ni de sus antecedentes clínicos. El tipo de trabajo y pasatiempos del paciente son fundamentales para conocer las necesidades visuales de éste y poder determinar si es un buen candidato para el uso de lentes progresivas.
Durante el interrogatorio inicial al paciente, debe preguntarse, y tomar en cuenta, los antecedentes clínicos y enfermedades que se padecen.
El consumo de ciertas drogas, medicinas y los estados patológicos influyen en la fluctuación de la refracción en distintas etapas de la misma. Por ejemplo, en el caso de personas con diabetes pueden producirse fluctuaciones grandes en la refracción del paciente incluso de la mañana a la noche.
2. Consejos prácticos a tener en cuenta al efectuar la refracción.
Los cambios drásticos en la graduación con respecto a la que el paciente está utilizando actualmente y, sobre todo, el cambio de los ejes del cilindro, son los problemas de origen en la refracciones más presentes en los casos de adaptaciones complicadas.
En la práctica se ha observado que, cuanto mayor es la edad del paciente, se hace más difícil la tolerancia a estos cambios de graduación o de ejes utilizados con normalidad hasta el momento de efectuar la nueva refracción.
El añadir 0.25 dioptrías más de lo que requiere el paciente a la fórmula de visión cercana, está totalmente desaconsejado en los progresivos ESSILOR, dado que sus diseños han sido hechos tomando en cuenta la refracción con fórmulas exactas para todas las etapas de la presbicia y probados en estudios clínicos con pacientes utilizando gafas graduadas, también con fórmulas exactas
Recomendación al paciente de la montura adecuada.
Las medidas y la forma del rostro del paciente, la fórmula o graduación, las lentes y la montura, deben ser consideradas como un conjunto, en el cual sus características se complementen y sean aprovechadas al máximo.
A pesar de que, con algunas excepciones, todos los pacientes son candidatos a utilizar lentes progresivas con todo confort, no todas las monturas han sido diseñadas tomando en cuenta a este importante segmento de clientes potenciales.
1. Tenga siempre en cuenta la fórmula del paciente.
Con independencia de la fórmula del paciente, la elección de una montura adecuada permitirá al usuario acostumbrarse más rápido y obtener el máximo beneficio de las zonas de visión de la lente progresiva. Si bien es cierto que, en graduaciones bajas, no se compromete la estética del lente al no tener las lentes grandes espesores, sí estamos siempre obligados a tener presente la descentración y las alturas pupilares del paciente, con el fin de garantizar un máximo confort y optimizar la utilización de la lente progresiva. En el caso de graduaciones o fórmulas elevadas - esférico y/o cilíndricos - se debe informar y recomendar al paciente, la conveniencia de utilizar lentes progresivas en policarbonato o alto índice, que le permitirán además de una buena visión, lograr unos lentes más delgados y livianos.
2. El tamaño de la montura debe de ser el adecuado para el paciente.
Después de una correcta elección del material de las lentes, debemos utilizar una montura, en la cual, la distancia mecánica, sea lo más aproximada a la distancia pupilar del paciente. Esto nos garantizará unos valores mínimos de descentración de las lentes. Cuanto más elevada sea la descentración que necesitemos hacer, mayor será el diámetro de la lente necesario para ser adaptado a la montura; con dos consecuencias:
• Mayor espesor de centro en las lentes positivas y de borde en las lentes negativas.
• Mayor peso que el paciente deberá soportar constantemente sobre su nariz.
En palabras de Gerardo Mejía Durán, durante años Director de Relaciones Profesionales de Essilor España, la Regla de Oro es: "En óptica, el efecto cosmético se mide en milímetros y el confort en gramos". Además de tener presente la relación Distancia mecánica/ Distancia pupilar, se deberá mantener en cuenta que la longitud total de la montura sea lo más parecida posible al ancho de la cara del paciente.
3. La Montura en los casos de Astigmatismos Elevados.
Una característica propia de América Latina es la presencia muy frecuente de astigmatismos elevados en la población. La orientación de los ejes de los cilindros y el valor de los mismos, deben ser minuciosamente tomados en cuenta, sobre todo, en aquellos casos con astigmatismos fuertes.
Existen en el mercado monturas con medidas verticales inferiores a las horizontales, permitiendo que en astigmatismos con la regla (u horizontales), se consiga una notable disminución de los espesores en el borde superior e inferior de la vertical. Este efecto del espesor al borde de la lente, ya sea por causa de fórmulas de esferas negativas y/o cilíndricas puede, a su vez, ser disminuido por el ancho del aro de la montura que rodea al lente. En monturas con aros extremadamente delgados, el espesor visible de las lentes será mucho más notorio que en monturas con aros de mayor espesor. En astigmatismos fuertes contra la regla (eje a 90 grados), el espesor lateral es menos afectado. Pero, lógicamente, el utilizar monturas con aros pequeños que reducirán el diámetro de la lente a utilizar, disminuye la necesidad de descentración, al estar las distancias pupilares y mecánicas equilibradas desde el inicio.
4. La montura ideal para usuarios de lentes progresivas.
En la búsqueda de la combinación perfecta entre Paciente, Lentes y Monturas, el caso ideal sería aquel en que:
- La longitud del frente de la montura fuera tan ancha como la cara del paciente, lo cual optimizaría el tamaño de las lentes al no ser necesario descentrarlos mucho.- Tanto el diámetro horizontal "A" como el diámetro efectivo "DE", fueran de iguales dimensiones o muy parecidas entre sí.
- El diámetro horizontal del aro ("A"), más la longitud del puente fueran iguales a la distancia pupilar del paciente.
-Una medida vertical "B" lo suficientemente larga para respetar la altura mínima aconsejada por los fabricantes de lentes progresivas, que permita al paciente disfrutar de todas las ventajas del lente.
-Una montura lo suficientemente manejable que permita hacer mínimos ajustes de ángulo pantoscópico y distancia vértice, cuando éstos sean requeridos.
Aunque no siempre se puede lograr la compatibilidad perfecta entre Paciente, Lentes y Montura, el profesionalismo está dado por la proximidad de cada trabajo a la perfección.
Los usuarios satisfechos de anteojos, son aquellos que salen de las ópticas viendo bien y luciendo una nueva y renovada apariencia.
La toma de medidas, una operación que condiciona el éxto.
Las lentes progresivas son verdaderas obras de ingeniería, calculadas en milímetros en un espacio muy pequeño y en los que cada milímetro tiene la máxima importancia.
Para obtener el 100% de rendimiento de la lente, es necesario tomar las distancias y alturas pupilares con la mayor precisión.
No es posible aplicar una "distancia pupilar promedio" en el momento de prescribir un lente progresivo ni de cualquier otro tipo, debido a que nuestras caras no son perfectamente simétricas.
Es necesario tomar siempre las distintas nasopupilares y medir las alturas de cada ojo por separado.
1. Establecer correctamente la distancia pupilar del paciente es completamente necesario para el éxito de la adaptación.
• La ausencia de simetría se produce en ocho de cada diez pacientes.
• El 80% de personas presentan diferencias en sus distancias nasopupilares. Es por este motivo que los promedios no son aplicables y se hace necesario poseer un especial entrenamiento y destreza para medir estas distancias.
• El objetivo final de tomar la distancia nasopupilar es el de poder ubicar el centro óptico de las lentes directamente enfrente de las pupilas del paciente y utilizarlo como punto de referencia para la elección de la montura.
• En el caso de que un centro pupilar se encuentre más cerca del tabique nasal que otro, y los centros ópticos de las lentes hayan sido ubicados de manera simétrica en la montura, la línea de visión del paciente no pasará por los centros ópticos de las lentes.
• Este error, en el mejor de los casos, impedirá al paciente disfrutar al máximo las ventajas de sus lentes progresivas y, con frecuencia, se traducirá en un impedimento para ver correctamente, lo que nos obligará a sustituir las lentes por unos nuevos.
• Existen diversos procedimientos erróneos en el momento de tomar la distancia pupilar de un paciente, con el consiguiente desplazamiento del centro óptico de las lentes, induciendo, en algunos casos, efectos prismáticos indeseados.
• Estos efectos causan una desviación de los rayos de luz al incidir en las lentes produciendo incomodidad o visión doble.
2. Secuencia de ajuste de la montura antes de la toma de medidas.
Es muy importante realizar esta operación antes de la toma de medidas y asegurarnos de que la montura vaya a ser utilizada posteriormente
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