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Aprender A Lo Largo De La Vida Y Las Nuevas Tecnologías

Hiosmo27 de Octubre de 2012

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APRENDER A LO LARGO DE LA VIDA Y DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

M. Teresa Arbués Visús y Lluís Tarín Martínez

La simple observación de la realidad que nos rodea permite afirmar que estamos asistiendo a una transformación sin precedentes de nuestra sociedad. Cada vez son más evidentes los cambios en la forma de actuar sobre la realidad, producir riqueza, relacionarnos con nuestros semejantes y entender nuestro propio papel en el mundo. La pregunta que inmediatamente nos planteamos está relacionada con la causa de esta transformación continua de nuestro mundo económico, tecnológico y social. Las explicaciones son de naturaleza múltiple y variada: el progreso científico y sus múltiples aplicaciones sobre la vida cotidiana, la evolución de las ideologías y los valores, la aparición de un nuevo orden político y económico, las nuevas posibilidades que la tecnología ofrece, la creciente consciencia global del valor intrínseco de la ecología, la transformación del rol de las mujeres en la sociedad.

Si intentamos centrarnos en lo esencial de estas explicaciones, como Manuel Castells propone, concluimos que es la generación de conocimientos y procesamiento de la información la base de la nueva revolución socio-técnica. (Castells, 1994). La nueva sociedad que emerge no es solamente una sociedad de la información sino que es una «sociedad informacional». En este tipo de sociedad, los atributos sociales de generación y procesamiento de la información van más allá del impacto de las tecnologías de información y de la información en sí misma. Es la sociedad en su totalidad la que se ve afectada por el nuevo medio técnico. La sociedad informacional es una organización social en la que la generación, el procesamiento y la transmisión de la información son los factores fundamentales de productividad y poder (Castells, 1996). Nos hallamos, en consecuencia, ante un nuevo paradigma: El de las tecnologías de la información y comunicación –TIC’s– cuyas características son las siguientes (Castells, 1996):

• La información es su elemento fundamental. Son tecnologías para actuar sobre la información y no solo información para actuar sobre la tecnología.

• Tienen una alta capacidad para penetrar en todos los ámbitos de la actividad humana. La existencia individual y colectiva queda impregnada por las TIC’s.

• Todo sistema que utiliza las TIC’s queda afectado por la lógica de la interconexión.

• La flexibilidad sustenta la forma de operar de las TIC’s.

• Poseen una tendencia creciente a formar sistemas integrados.

Sin duda la interconexión, su complejidad y el carácter integrador hacen de las TIC’s una fuerza que, como nunca hasta ahora ha sucedido, penetra en los entresijos de la vida personal y Colectiva transformando nuestra mente y nuestra cultura.

La transformación radical: del músculo al cerebro:

Los conocimientos han sido siempre uno de los factores de progreso social de mayor importancia. Sin embargo en la nueva sociedad emergente, el trabajo del conocimiento se va convirtiendo, cada vez de forma más extendida, en la base de valor, remuneración y beneficios más importante. Por doquier proliferan las tecnologías del saber, los sistemas expertos y la inteligencia artificial. La transmigración definitiva del «homo faber» al «homo sapiens» se está realizando en esta era de la información que nos toca vivir, donde la riqueza es producto del conocimiento (Obeso, 1999). El conocimiento, el saber o el talento son el factor clave y decisivo frente al factor «tierra» y el factor «capital». El conocimiento es un bien efímero y perecedero. Sobre todo cuando se le somete a la prueba de su aplicabilidad en los problemas y retos sociales, tecnológicos y económicos. La obsolescencia acompaña siempre la vigencia del saber en la sociedad de la información. La propia tecnología de la información y de la comunicación contribuye a considerar el saber y la información como un contenido y un «bien» que debe desarrollarse, transformarse y convertirse en conocimiento útil continuamente. Ponerse al día implica desechar, reponer y recrear sabiduría. El aprendizaje es el proceso que nos permite apropiarnos del saber, desarrollarlo y transformarlo para aplicarlo de forma individual y colectiva a los problemas y retos que nos plantea la vida económica y social. La fuerza de las nuevas tecnologías de la información nos están convirtiendo en autodidactas en un aula sin paredes en la que el arte de aprender se determina por la solidez de los criterios que se aplican en una búsqueda constante del conocimiento que constituye la vida misma (Cebrian, 1998). Aprender, en consecuencia, es un proceso central para poder actuar plenamente en la sociedad del saber y del conocimiento. No saber, significa quedar excluido y al margen de la evolución social.

Aprender siempre sin discontinuidad:

La visión tradicional de la vida, dividida en períodos de infancia y juventud orientados al aprendizaje reglado y período de adultez orientado a la formación permanente de corte profesional, ya no tiene vigencia hoy en día. El acceso rápido a la creación y a la transmisión de la información y el conocimiento está generando una aceleración en la forma en que las personas y los grupos sociales la utilizan. La sociedad progresa porque crea nuevos saberes. Los ciclos de validez de la información y el conocimiento han disminuido sensiblemente de forma que las mismas personas necesitan renovarlos varias veces a lo largo de la vida (Majó, 1998). Los conocimientos que inicialmente podrían adquirirse, en modo alguno son suficientes para toda la vida. La evolución continua de los entornos tecnológicos, económicos y sociales precisa una actualización permanente del saber. Por otro lado, las posibilidades de aprender no sólo se presentan en instituciones reglamentadas como escuelas, institutos o universidades. Existen múltiples ámbitos de tipo no reglamentado e informal donde las posibilidades de aprendizaje y educación son enormemente ricas y eficaces.

En consecuencia el período para aprender comprende toda la vida. Como se afirma en el informe Delors «la educación debido a la misión que se le ha asignado y a las múltiples formas que puede adoptar, abarca, desde la infancia hasta el final de la vida, todos los medios que permiten a una persona adquirir un conocimiento dinámico del mundo, de los demás y de sí misma... La comisión ha optado por designar este proceso continuo de educación, que abarca toda la existencia y se ajusta a las dimensiones de la sociedad, con el nombre de educación a lo largo de la vida» (Unesco, 1996, pág. 112).

Así pues, aprender a lo largo de la vida sin discontinuidad, significa aprovechar todas las oportunidades y posibilidades que ofrece la sociedad. Una sociedad educativa en la que todo pueda ser ocasión para aprender y mejorar las competencias personales y el aprendizaje sea parte intrínseca de la propia vida: en cualquier lugar y en cualquier momento. Nunca más el aprender debe circunscribirse de forma dicotomizada, espacial y temporalmente, en un lugar y un tiempo para adquirir el saber -la escuela- y un lugar y un tiempo para aplicar el saber -el trabajo-. Acumular conocimientos al principio de la vida para más tarde utilizarlos como una reserva preciada no es la forma más adecuada para la sociedad de la información y del saber. Sin embargo, la necesidad de utilizar conocimientos en un momento preciso, exige que se pueda disponer de un caudal cada vez más creciente de conocimientos teóricos y técnicos adaptados a la sociedad del conocimiento.

Por otro lado la diseminación extraordinaria de conocimientos que las TIC’s aportan, provoca que las personas se sientan sumergidas muchas veces en un caudal efímero de información y saberes por doquier. Es necesario, sin duda, un tratamiento que desbloquee las posibles contradicciones: Aprender a lo largo de la vida es solo posible si se dispone de «la brújula» para poder navegar por un mundo informacional complejo y en perpetuo cambio.

En el informe Delors (Unesco 1996, cap. IV, pág. 95-109) se describen con claridad los cuatro aprendizajes básicos para que eI aprender a lo largo de la vida sea útil y permita a las personas, como si de una brújula se tratara, aprovechar siempre cada oportunidad para actualizar, profundizar y enriquecer el primer saber adquirido y adaptarse a un sociedad en mutación continua:

1. Aprender a conocer y adquirir los instrumentos de la comprensión. Combinar una cultura general razonablemente amplia con la profundización del saber en un limitado espectro de materias, implica, sin duda, aprender a aprender.

2. Aprender a hacer e influir en el entorno propio. Significa adquirir no solo una calificación profesional sino unas competencias lo suficientemente potentes como para desempeñarse adecuadamente en un gran número de situaciones.

3. Aprender a vivir juntos y de este modo poder cooperar con los demás, participando en múltiples actividades sociales. La interdependencia y la comprensión de otras personas para realizar proyectos conjuntos y esforzarse

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