CONCEPCIÓN ESTRATÉGICA
juan58031 de Enero de 2013
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CONCEPCIÓN ESTRATÉGICA
DE LA MARINA DE GUERRA DEL PERÚ
Ricardo Arbocco Licetti *
n la historia del hombre, el mar ha sido un elemento primordial para su supervivencia y
desarrollo; la inmensidad de su superficie fue, es y será el escenario de los hechos que
cambiaron, cambian y cambiarán al mundo.
Para el hombre peruano, el mar es el elemento esencial para su existencia, protagonista
fundamental en la historia del Perú desde tiempos ancestrales, hasta la era Republicana, época en la
cual se adquirió una nueva conciencia sobre su importancia y valor, ya no relacionándolo únicamente
como escenario de hechos históricos, sino como el gran proveedor de enormes riquezas ictiológicas y
mineras, lo que conllevó a que el Perú sea pionero en el derecho internacional marítimo sobre temas de
mar territorial, siempre en busca de la defensa de sus intereses como país marítimo, amazónico,
bioceánico y antártico.
A través del tiempo grandes y pequeños países han considerado al mar como un gran e
insuperable aliado, tanto para su desarrollo económico como para salvaguardar la seguridad de su
nación. Los peruanos, somos testigos de excepción sobre su importancia; las veces que hemos perdido
su control nuestra economía y seguridad nacionales se han visto afectadas. En el caso del Perú, esto nos
lleva a una clara reflexión: "es necesario estar en capacidad de controlar no solamente el mar, sino
también los ríos y lagos navegables, en resguardo de nuestros intereses de supervivencia para asegurar
el desarrollo sostenido de la nación".
Debate del Mundo Actual.
El avance de la tecnología fue siempre el motor del desarrollo en la evolución de la civilización
y el que llevó el ritmo de las revoluciones en la historia de la humanidad. Determinadas colectividades,
de generación en generación, fueron transitando desde la primera civilización tribal, pasando por la
industrialización en masa, a la actual del conocimiento y la globalización. Paradójicamente, hoy, la gran
mayoría de países del orbe todavía transitan buscando la ansiada industrialización e independencia
tecnológica como una suerte de revolución tardía. El fenómeno corresponde a naciones que a pesar de
surgir de diferentes civilizaciones, convergen en la necesidad de tratar de moldear un mundo de
cooperación y prosperidad con menos perturbaciones, como valores de carácter universal. Esta
asincronía real de desarrollo, se refuerza en el contexto actual de la globalización política, jurídica,
económica y cultural, ensanchando una brecha que hace más difícil una cooperación compartida entre
el centro y la periferia.
Continuando con el concepto vertido, decimos que el desarrollo continuo de unos, es
inversamente proporcional al de los países que aún buscan la emergencia de sus economías. Ello se
explica en parte, porque en la práctica la teoría de la ventaja comparativa planteada por Adam Smith,
no se hace realidad. Dicho fenómeno asincrónico trae consigo la desestabilización político/social
interna de estos países emergentes con poco peso internacional específico, incrementándose así el
quiebre de las sociedades y el refugio en bases fundamentalistas violentas de aquellos marginados de la
modernidad que no tienen nada que perder, sólo protestar bajo diferentes expresiones de poder.
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Hoy en día, algunos intelectuales cuestionan y debaten sobre la primacía actual de un mundo
materialista, en el cual el ser humano en sí mismo, ha dejado de ser el centro de gravedad y razón de ser
de nuestra existencia. La globalización sería sólo una herramienta moderna para seguir creciendo
vertical y jerárquicamente, pero el planeta viene sufriendo un desgaste sobre el cual se prefiere no
explorarlo en su total dimensión y consecuencias; el porcentaje de pobres aumenta y las civilizaciones
se refugian en valores identitarios de corte nacionalista. Los patrones de producción y de consumo no
parecen tener limitaciones, mientras que en otros lugares se forjan semillas de conflictos que a la postre
podrían resultar difíciles de predecir. En síntesis, un mundo en crisis. Reafirmaré que los conflictos del
futuro podrían ser fruto de una posible gran transformación de la civilización del siglo XXI, perjudicial
para la paz mundial, que gradualmente haga imposible la convivencia pacífica.
Nuevos Actores Internacionales y Nuevas Amenazas.
Los grandes grupos económicos de las gigantes transnacionales, los mercados financieros que
intercambian capitales sin bandera, la especulación, la inmediatez de la ganancia en el más breve plazo,
la velocidad y apertura de la información y la industria del valor agregado, con tecnología de punta, son
todos componentes de nuestros tiempos. Está vigente en las potencias industrializadas la presencia de
patrones de consumo y producción que los países en desarrollo aún no alcanzan. Éstos permanecen aún
en el estadío de la segunda civilización industrial de la producción en masa con mercados limitados.
Otros, luchan por cambiar su modelo de desarrollo típico basado en el primario exportador, mientras la
materia prima natural cambia por materiales sintéticos en paralelo a la evolución de la tecnología. El
desarrollo de los pobres se va convirtiendo en un mito que trae consigo más pobreza, mayor
marginación y conflictos internos que gradualmente ocasionan que la vigencia del Estado democrático
de las naciones pierdan legitimidad.
La globalización sin límites destruye identidades por encima de las metas de integración y
cooperación que los Estados pudiesen desear en pos de intereses realmente comunes. Esta integración
deseada en términos más pragmáticos, corre el riesgo de convertirse así en una simple retórica.
En el entorno descrito, las amenazas asimétricas, como lo es el terrorismo, el narcotráfico y el
contrabando en todas sus modalidades, serán mayores y latentes.
Quizás estas amenazas se transformen en organizaciones formadas por redes con diferentes
raíces y propósitos ideológicos, pero quizás también con mucho cimiento en la desigualdad y en la
marginación descrita. Esta problemática traerá como consecuencia la necesidad de contar con los
recursos tecnológicos para controlar las actividades en el mar, un ámbito que podrá ser utilizado por
dichas amenazas para conducir sus acciones en nombre de la desigualdad, de la religión o del simple
negocio criminal contra la humanidad.
Los estudiosos identifican a este milenio como el de la escasez de recursos naturales, como los
combustibles fósiles, la biodiversidad, y otros tan vitales como el agua. Esto aunado al interés de las
grandes potencias económicas por su posesión y explotación, son la razón de la necesidad
impostergable de proteger y usar en forma racional las reservas existentes. Es por eso que, para países
como los nuestros, es prioritaria la preservación de su medio ambiente y la protección del patrimonio
ecológico, únicos en el mundo por las reservas de los recursos naturales de sus mares, su tierra y
principalmente de su Amazonía, situación que nos plantea puntos de interés en la búsqueda de una
seguridad cooperativa regional.
En un esfuerzo de seguridad cooperativa o colectiva, la falta de “Interoperabilidad” entre
Marinas de Guerra, minimizará el peso cualitativo de fuerzas navales multinacionales en defensa de la
libertad de los mares. Adicional e indirectamente, se estaría limitando así el interés nacional de la
conservación de la nación, del medio ambiente y de la producción del comercio marítimo
mayoritariamente interdependientes.
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Horizonte Estratégico, Marinas de Guerra y Tecnología.
Cada organización política moldea su propio paradigma, acorde a su visión de país y a la
percepción derivada del análisis de su horizonte político/estratégico en el nuevo entorno de seguridad
mundial y regional, se construye de acuerdo a una cultura específica propia, a los actores, a las
tendencias, y a los eventos de trascendencia mundial, como los repudiables ataques terroristas a las
ciudades de Washington D.C. y New York del 11 de septiembre del año 2001, en coherencia lógica con
los intereses nacionales de cada Estado. Entre ellos y en nuestro caso, resalta el interés nacional
marítimo, debido a la importancia que tiene el mar como principal vía de comunicación para nuestro
comercio y como fuente de recursos ictiológicos.
Independiente a la realidad de una confluencia o divergencia de intereses, como parte de la
naturaleza conflictiva propia del hombre, la clave del entendimiento en nuestros días será la
transparencia, la voluntad y la transición hacia la cooperación y hacia la construcción conjunta y
consolidación de grandes espacios regionales para
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