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ETICA DE LA EMPRESA

lupisbrisa6 de Noviembre de 2014

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Ética de la Empresa*

En principio quisiera recordar a todos los presentes que la ética de la

empresa nació en los años 70 del siglo XX, en Estados Unidos, y se le da el

nombre de Business Ethics.

En español la traducción que se le ha dado es Ética de la Empresa, porque

nos parece que eso de ética de los negocios no es suficiente; una empresa no

es nada más un negocio, no se trata de hacer únicamente un negocio y

olvidarse de lo demás, sino que la palabra empresa es mucho más

hermosa.

Al ser uno empresario o emprendedor, se está llamado a grandes

empresas o tan siquiera a empresas de la vida cotidiana. El empresario tiene

que ser alguien que tenga imaginación, capacidad de liderazgo, que quiera

llevar detrás a un grupo que crea en su proyecto y que juntos quieran

perseguir una meta; entonces, ya en la expresión nos pareció importante, a la

hora de traducir, no hablar puramente de negocio sino hablar de empresa y

de ética de la empresa.

En Estados Unidos nació en los años 70 y después paulatinamente fue

entrando en Europa y América Latina. Hoy en día hay una gran cantidad de

cátedras y publicaciones de ética de la empresa y una gran cantidad de grupos

del mundo empresarial que están trabajando desde perspectivas éticas.

Yo insisto en ética y no tanto en responsabilidad. Creo que el tema

de responsabilidad social es central y que hoy día está tomando un auge

enorme y que hay que aprovecharlo, ya que es algo que puede transformar las

empresas desde dentro, tal como lo que ustedes hacen.

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Me gusta recordar que la responsabilidad social de la que luego hablaré, el

triple balance económico y ambiental, tiene su entronque no en el simple

balance sino en una auténtica ética, y ética quiere decir carácter; la palabra

viene de ethos. Todas las personas nacimos con un temperamento que no

elegimos. A lo largo de la vida vamos tomando distintas decisiones, y con

ellas, vamos forjando distintas predisposiciones.

Si nos acostumbramos a tomar decisiones justas, adquirimos la

predisposición a actuar con justicia, si nos acostumbramos a tomar

decisiones prudentes, adquirimos la predisposición de actuar prudentemente,

de tal manera que cuando uno ya ha adquirido una predisposición en un

sentido determinado, es muy difícil actuar en el sentido contrario. Cuando

uno ya está acostumbrado a fumar es muy difícil dejar de fumar, cuando uno

está acostumbrado a salir a la calle con un pie es muy difícil tomarla con el

otro, cuando uno está acostumbrado a ser justo las injusticias le duelen,

cuando está acostumbrado a corromperse ya no lo nota, la verdad es que

nacer con un determinado temperamento y tener que ir forjando esas

predisposiciones es inevitable, lo hacemos todos, todos nos vamos forjando

unas predisposiciones u otras, no tenemos más remedio que ir forjando esas

predisposiciones.

A las predisposiciones para actuar bien se les llama virtudes y a las

predisposiciones para actuar mal se les llama vicios.

Pero en general ¿qué son las virtudes? Son las predisposiciones para

actuar con justicia, prudencia, honestidad, etc., y ¿qué son los vicios? Pues

lo contrario, la predisposición para actuar con injusticia, imprudencia,

opacidad, deshonestidad, etc.

La palabra virtud no está muy bien vista en los últimos tiempos, parece

que en algún tiempo decir que alguien era un dotado de virtudes era un

piropo y ahora más bien es un insulto, el símbolo de las virtudes no se lleva

mucho, incluso en España se acostumbraba nombrar a las hijas virtudes pero

ahora a nadie se le ocurre porque parece ser contracorriente.

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La palabra virtud, si ustedes lo recuerdan, en griego se decía arethe y quiere

decir excelencia; las virtudes son excelencias, el virtuoso es el excelente, en

justicia, en prudencia, el que trabaja en este sentido y hasta tal punto que es

excelente en eso.

Durante mucho tiempo se discutió sobre si las organizaciones empresariales o

si sólo las personas tienen o no carácter. Todas las personas ser forjan un

carácter de uno u otro tipo, pero las organizaciones tienen también un

carácter: se lo forjan, se puede decir que tienen una identidad, conciencia,

toman decisiones desde unos valores.

Hay empresas que son más virtuosas que otras, más excelentes que

otras, yo creo que las organizaciones se forjan un carácter. Las personas que

nos acercamos a una empresa percibimos cuál es el carácter de sus productos,

cuál el de sus trabajadores, cuál el de sus líderes, así que percibimos desde

donde se están tomando las decisiones y desde qué sentido.

Realmente entiendo que la ética de la empresa trata del carácter de las

empresas, de cómo las empresas se tienen que forjar un carácter y en que

sentido se lo tienen que forjar.

Naturalmente el carácter es un trabajo de medio y largo plazo, por eso

la empresa no es un negocio de un día. El carácter de la empresa se forja en el

medio y largo plazo, es necesario repetir actos, ser creativos, forjar esa solidez

de la identidad de los valores de la empresa que inspira confianza en la gente

que la conoce.

Para forjarse el carácter se necesita compenetración entre la gente de la

empresa, conocimiento de los valores que nos interesan, hacia donde vamos a

ir... ¿y si nos interesa un código?, ¿por qué nos damos ese código?, ¿por qué

queremos ese código?

En tiempos como los nuestros el cortoplacismo es una característica, el

tener que tomar decisiones a corto plazo, cuando la solidez y el carácter se

forjan en el medio y largo plazo que es en tiempo humano.

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Los clásicos decían, que como nos tenemos que forjar un carácter, pues lo

inteligente es forjarnos un buen carácter, es de estúpidos forjarse un mal

carácter, porque si de cualquier forma nos lo hemos de forjar, más vale que

sea un buen carácter.

Un buen carácter sería fundamentalmente forjado en la prudencia y la

justicia. La prudencia, como saben, es una excelente virtud para tratar de

captar cuál es le termino medio, cuál es la jugada oportuna, pero por sí sola

no es suficiente si no es en el marco de la justicia, porque alguien puede

buscar prudentemente lo que le conviene pero no tener en cuenta el marco de

la justicia con la que se toman las decisiones. Es importante forjarse un

carácter prudente y justo, y si eso ocurre en las personas, también en las

organizaciones.

La ética de la empresa debería tratar sobre cómo ir forjando en el día a día

un carácter prudente y justo que ayude a tomar decisiones prudentes y justas

en los ámbitos de la empresa.

Si nos forjamos un buen carácter estaremos, como decía Ortega y Gassette,

“altos de moral”. La palabra moral es muy bonita y en ocasiones ha sido

muy desprestigiada. Ortega decía que a él no le interesaba utilizarla en el par

moral-inmoral, sino como estar alto de moral o desmoralizado.

Importa estar altos de moral, nadie quiere estar bajo de moral o

desmoralizado, porque cuando te encuentras bajo de moral o desmoralizado,

no tiene ganas ni siquiera de vivir, de ser proactivo o de tomar decisiones. El

alto de moral se anticipa al futuro, es proactivo, lo crea, intenta ganarle la

mano, porque tiene la moral alta.

Es importante forjarse un carácter justo y prudente y no estar desmoralizado,

y si esto es importante en las personas, también lo es en las organizaciones

empresariales, por una parte porque una empresa que está alta de moral y

con un buen carácter tiene muchas mas probabilidades de ser viable. No

digo que tenga garantía porque nadie garantiza nada, pero hay que aumentar

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las probabilidades. Y si la empresa tiene un buen carácter y además está alta

de moral es mucho más probable que aumente su competitividad y que sea

viable, que es a fin de cuentas la tarea de la empresa a mediano y largo plazo.

Yo entiendo que esa es la tarea de una ética de la empresa que intenta esa

forja de carácter, es decir, que la empresa esté alta de moral.

Para ello me parece que hay dos principios centrales dentro de esta concesión

de la ética, en una sociedad pluralista como la de hoy: “el fin en sí mismo”

(Kant) y el principio del que habla la “ética dialógica”.

El principio de “el fin en sí mismo” dice que toda persona es un fin en sí

mismo y no puede tratársele como medio solamente: quiere decir que todos

nos tratamos como medios, eso es inevitable. El comprador trata al

empresario como un medio y el empresario trata al cliente como un medio. El

profesor trata a los alumnos como medio y todos nos servimos unos de otros.

Lo que no podemos hacer es considerarnos unos a otros sólo como medios,

sino que hemos de darnos cuenta a la vez, de que cada uno de nosotros es fin

en sí mismo, es decir, que cada uno de nosotros tiene un

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