El Desarrollo Del Pensamiento Macroeconómico Moderno.
maryfershitaTesina7 de Abril de 2016
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El Desarrollo Del Pensamiento Macroeconómico Moderno.
Precursores Históricos De La Macroeconomía Moderna.
La macroeconomía moderna consta principalmente de la teoría monetaria, la teoría del crecimiento y la teoría de los ciclos económicos. El énfasis en estos temas ha fluctuado a lo largo de los años, debido en parte a que la experiencia de la economía ha cambiado y, en parte, a que las técnicas han permitido a los economistas abordar cuestiones que antes era imposible estudiar.
La macroeconomía moderna moderna costa de principalmente de la teoría monetaria, la teoría del crecimiento y la teoría de los ciclos económicos.
Los Primeros Estudios Sobre La Teoría Del Crecimiento.
El análisis del crecimiento económico fue la principal preocupación de Adam Smith, que puso énfasis en las relaciones entre los libres mercados, el gasto privado de inversión, el laissez faire y el crecimiento económico. Ricardo reoriento la economía, abandono el estudio del crecimiento económico y centrando la atención en la cuestión de las fuerzas que determinan la distribución de la renta.
Entre Smith y Ricardo sobre el objeto esencial de estudio de la economía fue fundamentalmente una reorientación de la economía, que se alejó del análisis macroeconómico del crecimiento de Smith y se dedicó a estudiar las cuestiones microeconómicas que interesaban a Ricardo: cuáles son los determinantes de los salarios, las ventas, los beneficios y otros precios y, por tanto, de la distribución de la renta.
Joseph Schumpeter, en su análisis del crecimiento, distingue dos tipos de economistas según sus ideas sobre el crecimiento: los optimistas y los pesimistas.
John Stuart Mill, era mucho más optimista sobre la posibilidad de que la economía continuara creciendo. Su creencia no se basaba tanto en el continuo crecimiento de la tecnología y del capital como en su creencia de que las sociedades acabarían limitando voluntariamente la tasa de natalidad y frenando así los inevitables rendimientos marginales decrecientes.
Schumpeter y El Crecimiento.
Schumpeter fue un firme defensor de la utilización más frecuente de las matemáticas en economía y de la contrastación econométrica de las hipótesis, áreas en la que tenía una desventaja comparativa.
Su explicación del proceso de crecimiento económico no encaja en el molde ortodoxo, por su énfasis en las causas no económicas del crecimiento. Aunque examino algunos factores estrictamente económicos, insistió en que los principales elementos del crecimiento anterior del sistema y los elementos que reducirán el crecimiento en el futuro no son económicos.
Atribuyó a las actividades de lo que él llamaba emprendedores el enorme crecimiento que se registró en el mundo industrializado. Para Schumpeter un emprendedor no es sólo un hombre de negocios o un gestor; es un individuo único que por naturaleza asume riesgos e introduce productos innovadores y nueva tecnología en la economía.
Schumpeter afirmó que el capitalismo desaparecería como consecuencia de su éxito. Desde el punto de vista ideológico, era un economista conservador que tenía una visión algo romántica del crecimiento de la economía: ésta crecería gracias a las osadas hazañas de los aventureros emprendedores.
Los Argumentos Subconsumistas.
El interés por la teoría del crecimiento fue paralelo al interés por la cuestión de si una economía de mercado podía llevar al pleno empleo y si el Estado debía intervenir en la economía para ayudar a mantener la plena utilización de los recursos. Los mercantilistas querían comprender específicamente las fuerzas que determinan la capacidad de una economía para producir bienes y servicios y averiguar si el nivel efectivo de producción alcanzaba el nivel potencial.
Su argumento era doble: en primer lugar, creían que el interés privado llevaba al monopolio y que el monopolio restringía la producción; en segundo lugar, creían que cuando los individuos ahorraban o compraban bienes extranjeros, había escasez de demanda de bienes interiores, lo que debilitaba la economía. Los mercantilistas pensaban que el gobierno debía regular el comercio interior y exterior para que la economía mostrara un superávit de balanza de pagos y aumentara el oro del país, que desempeñaba el papel de oferta monetaria.
Adam Smith creía, a diferencia de los primeros mercantilistas, que las fuerzas competitivas del mercado eran suficientemente fuertes para que los intereses privados trabajaran en pos del interés público como si fueran llevados por una “mano invisible”. La economía solo alcanzaría su nivel de producción potencial si el gobierno seguía una política de laissez faire. El análisis de Smith a favor de laissez faire era un análisis contextual realizado a la vista de las alternativas viables. Coincidía con los mercantilistas en que los monopolios reducían la producción, pero sostenía que los métodos destinados a controlarlos no mejoraban las cosas sino todo lo contario. Sostenía que era preferible basarse en el laissez faire y en la competencia para conseguir que los recursos se utilizaran lo más posible.
Smith y otros economistas clásicos atacaron los argumentos subconsumistas mercantilistas. Sostenían que el ahorro se traducía automáticamente en gasto de inversión, ya que la decisión de ahorrar es una decisión de invertir.
La preposición de que una economía de laissez faire llevaría automáticamente a utilizar plenamente los recursos se llamó ley de Say y se convirtió en un elemento central del pensamiento económico clásico y neoclásico.
Los economistas clásicos, especialmente Smith y J. S. Mill, coincidían en que las fuerzas del mercado no funcionaban perfectamente, pero sostenían que el mercado funcionaba mejor que las alternativas.
La convicción clásica de que se podía recurrir a los mercados para controlar la economía desplazó el centro de atención de la investigación económica de las fuerzas monetarias y financieras a las fuerzas reales y el análisis clásico de las cuestiones macroeconómicas generalmente aceptó una dicotomía entre las fuerzas reales y las nominales.
La Teoría Cuantitativa Del Dinero.
Los teóricos clásicos y neoclásicos tenían interés al menos en una cuestión macroeconómica: ¿qué determina el nivel general de precios? Abordaron esta cuestión económica utilizando el enfoque de oferta y demanda desarrollado en la teoría microeconómica. Se suponía que la oferta de dinero era determinada por las autoridades monetarias, por lo que algunos economistas ortodoxos sostenían que las cuestiones básicas que había que analizar se encontraban en el lado de la demanda.
Walras, Menger y otros autores desarrollaron un análisis de oferta y demanda para explicar el valor del dinero, o la teoría más famosa de todas probablemente fuera la de Marshall, que ha llegado a conocerse con el nombre de versión de Cambridge de la teoría cuantitativa del dinero basada en los saldos de caja.
La primera formulación clara de la teoría cuantitativa del dinero se debe a David Hume. Según esta teoría, el nivel general de precios dependía de la cantidad de dinero en circulación. La versión de la teoría cuantitativa de Marshall era un intento de dar unos fundamentos microeconómicos a la teoría macroeconómica de que los precios y la cantidad de dinero variaban directamente elaborando una teoría de la conducta de los hogares y de las empresas para explicar la demanda de dinero.
El estadounidense Irving Fisher, desarrolló otra versión de la teoría cuantitativa conocida con el nombre de versión de las transacciones. Sin embargo, mostró poco interés en encontrar unos fundamentos microeconómicos para el análisis macroeconómico del nivel general de precios.
La Teoría De Los Ciclos Económicos.
La teoría económica ortodoxa consistió en una estructura microeconómica teórica bastante bien desarrollada que explicaba las fuerzas que determinan el nivel general de precios y un vago conjunto de ideas sobre el crecimiento económico.
Junglar reunió datos históricos y estadísticos que enfocó inductivamente.
Su principal aportación fue su afirmación de que el ciclo no era el resultado de fuerzas ajenas al sistema económico sino de fuerzas internas. Pensaba que el ciclo contenía tres fases que se repetían siguiendo un orden continuo: “Los periodos de prosperidad, crisis, liquidación, aunque les afectan los accidentes afortunados o desafortunados de la vida de los individuos, no son el resultado de acontecimientos aleatorios sino fruto de la conducta, las actividades y, sobre todo, de los hábitos de ahorro de la población y de la forma en que emplean el capital y el crédito existentes”.
Aunque la obra de Juglar inició el estudio del ciclo económico, el análisis macroeconómico ortodoxo moderno de las fluctuaciones se basa en los escritos de un ruso, Mikhail Tugan-Baranowski.
La principal aportación de Tugan-Baranowsky al conocimiento del ciclo económico fue su formulación de dos principios: (1) que las fluctuaciones económicas son inherentes al sistema capitalista porque son el resultado de fuerzas internas al sistema y (2) que las principales causas del ciclo económico han de buscarse en las fuerzas que determinan el gasto de inversión.
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