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Etica Profesional

Kari8717 de Febrero de 2012

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Concepto de Etica

Disciplina que trata de la valoración moral de los actos humanos, además de conjunto de principios y de normas morales que regulan las actividades humanas.

La ética viene del griego «ethos», el término ética equivale etimológicamente al de moral (del latín «mos, moris»: costumbre, modo de comportarse); sin embargo, el uso parece asignar a este segundo término una connotación teológico-religiosa, atribuyendo al primero otra más filosófica, o bien reserva el de moral para la moral práctica o vivida, mientras que designa con el de ética la reflexión sistemático-filosófica sobre dicha moral. Como filosofía moral, la ética habla del comportamiento humano bueno o malo; sin embargo, también apunta a aquella fuerza moral a la que aluden expresiones como moral elevada o alta y moral baja, que se manifiesta en sentimientos, inclinaciones y pasiones que a veces ciegan, pero cuya ausencia lleva a un estar sin moral, a la falta de esperanza, a la «acedia» de los medievales, esto es, a la pereza radical, al tedio y al hastío.

La moral ha de empezar como ética antropológica (enraizada en la misma estructura del hombre: estructura moral de libertad, autenticidad y responsabilidad).

Después de la ética antropológica vendrá la ética normativa que evalúe contenidos morales; sin embargo, ésta nunca ha sido única, sino que ha estado determinada por el criterio adoptado como norma: en la ética teleológica, el fin (que pudo ser a su vez el bien moral, en la ética de la virtud, o el bien supremo: ya fuese la felicidad, en el eudemonismo, o Dios, en la ética teológica); en la ética deontológica kantiana, el «deber» (el dictado de la conciencia y la buena voluntad), etc. Aún de forma inconsecuente (la conciencia del deber implica una dimensión social), el individualismo acompañó a la ética kantiana, provocó la reacción de Hegel y exige aún hoy buscar una ética civil de convivencia: aunque no puede suprimirse el pluralismo práctico de morales vividas, ha de convenirse en unos mínimos comunes a todo ciudadano (esto es, los mínimos propios de la convivencia democrática), jurídicamente establecidos por la constitución, de modo que el teórico de la moral pasa de la ética filosófica a la filosofía del derecho.

Más sutil que tales reduccionismos ha sido sin duda el de la metaética (discurso sobre el discurso ético), que sustituye la ética por la lógica del lenguaje moral y por el análisis lingüístico del mismo. Pero el hallazgo de la dimensión pragmática del lenguaje mismo (cuyos juegos resaltó Wittgenstein) abre una comprensión ética del juego del discurso y de la acción comunicativa.

Con Habermas y Appel (y sobre fondo de hermenéutica heideggeriana) surge, así, la fundamentación pragmática trascendental de dicha acción comunicativa a partir de una estructura anticipante del hombre: en el sentido de que todo acto de preguntar o de argumentar de forma ética supone (como condición misma del diálogo) una norma comunitaria al respecto.

Aunque parezca que se reincide en la ética utópica, no se trata aquí de una realidad alternativa empíricamente posible (como en las utopías clásicas), sino de una anticipación contrafáctica, o idea regulativa kantiana no individualista. Por eso es preciso redescubrir al hombre, mediante una antropología ética, como un ser radicalmente moral, ético, y buscar en el diálogo con los otros (continuación del propio intradiálogo) un contenido moral, regla, modelo, virtud, «ethos», deber, valor, del que se pueda dar razón no como algo superpuesto a la condición humana, sino como proyecto que ésta, anticipándose, es y cuya realización requiere fuerza moral (la moral elevada que sustituya a un estar sin moral).

Etica y Política

El hombre es un ser libre, con capacidad de autodeterminación, es decir, capaz de obrar luego de una libre elección. Esta elección se lleva a cabo como resultado de un conocimiento que define el carácter de una conducta, ya que está vinculado con una conciencia moral que aprueba o desaprueba un determinado acto.

Tanto la moral, como el derecho y los usos sociales, forman parte de un todo mayor: la ética. Hablar de ética es hablar del bien y del mal. La ética no es una abstracción, es el otro. Cada acto está obrando directa o indirectamente sobre una vida: "Nunca se roba algo, se le roba a alguien".

La moral hace referencia a aquellas pautas interiorizadas por el individuo quien se las autoimpone no como obligación sino como necesidad, por el simple hecho de provenir o formar parte de "lo bueno".

El derecho es el conjunto de normas emanadas por un órgano competente.

Las mismas constituyen una prescripción, o sea la imposición de la voluntad de la autoridad normativa sobre la voluntad del sujeto o destinatario.

Los usos sociales recogen comportamientos deseables y aprobados por una comunidad, es decir costumbres sociales. Son normas consuetudinarias.

El hombre, por naturaleza tiene la capacidad de perfeccionarse y de superarse día a día, por lo que tiende a alcanzar la plenitud. Para llegar a tan preciada meta como lo es la plenitud, es necesario vivir en sociedad; el ser humano necesita de los demás para construir un mundo o ambiente propicio en el cual alcanzar la plenitud, causa esencial de la felicidad.

Es por ello que el hombre necesita de la sociedad política, pues nada es pleno si no se comparte, confronta y comunica a los demás, ya que el bien es expansivo, comunicativo: "De nada sirve la sabiduría si no se la comunica mediante la educación".

El hombre se reúne en sociedad para el logro de un bien común a todos.

El bien común no es el bien individual, no es la suma de la porción de felicidad de cada individuo integrante de una comunidad, pero tampoco es un bien que nada deba a las partes. Es la integración sociológica de todo lo que hay de virtud y riqueza en las vidas individuales, y que tiende a perfeccionar la vida y la libertad de persona de cada ser. No es utilidad solamente, sino fin bueno es sí mismo, sujeto a la justicia y a la bondad. Es el fin último de la vida social.

La política es la ciencia social y práctica cuyo objeto es la búsqueda del bien común de los integrantes de una comunidad.

El bien común no es sólo la tarea del poder político sino también razón de ser de la autoridad política.

Por lo tanto, es el bien común el principio y fin ético de la política. Será bueno todo aquello que beneficie, tienda, acreciente o promueva el bien común. Será malo todo aquello que tienda a perjudicarlo, disuadirlo, disminuirlo, etc.

Es deber de todo estado democrático promover el bien general.

El bienestar general se logra por medio de una auténtica justicia social cuya finalidad es obtener una más justa distribución de la riqueza entre todos los grupos sociales. Hace falta la presencia de un estado capaz de generar este equilibrio. Un estado que no elimine la responsabilidad de las personas, de las comunidades y de las organizaciones intermedias. Un estado que no convierta en dependientes a los ciudadanos y en pupilas a las comunidades y organizaciones intermedias. Un estado que no les quite sus obligaciones. Esa orientación de la intervención estatal ha sido nefasta para la sociedad civil, la ha hecho débil. Pero tampoco sirve un estado ausente, que deje la suerte de sus habitantes al juego de la oferta y demanda. Ni un estado indiferente a los problemas sociales. El estado debe intervenir para asegurar el mínimo de bienestar para todos. Sin demagogias.

En resumen, la naturaleza de un estado o de la sociedad política, es la búsqueda del bien común. El estado se desnaturaliza, es decir pierde su esencia, cuando se corrompe. Corromper, entre otras acepciones posibles, es alterar la forma de alguna cosa; así el estado corrupto ya no tiende al bien común sino que se desvirtúa transformándose al provecho de unos pocos.

Según Aristóteles, definiendo las formas de gobierno, hay monarquía, aristocracia o democracia cuando el rey, una minoría o una mayoría gobiernan para el conjunto. Estas serían las formas naturales. En cambio hay tiranía, oligarquía o demagogia cuando un tirano, una minoría o una mayoría gobiernan para sí mismos. Estas serían las formas desnaturalizadas.

Los factores que conducen a la desnaturalización del estado, a su proceder éticamente negativo, inmoral, ilegítimo e ilegal son principalmente:

a-) El economicismo.

Este tipo de corrupción se da siempre que el dinero ocupa un lugar preferencial en la escala de valores de una sociedad. Y lo cierto es que así parecen estar hoy las cosas en la mayoría de los países. Lo común es que un funcionario viole sus deberes de lealtad al pueblo por alguna condición económica, es decir, porque hay dinero de por medio.

Max Weber distinguió entre los políticos que viven para la política y los que viven de la política. En el último caso, la ambición política deja de valer por sí misma y se rebaja al nivel de un valor instrumental al servicio del enriquecimiento.

A fines del siglo XIX, Leandro Alem sostenía: "... el interés material será para un pueblo de mercaderes, no para el nuestro...", "...no conviene materializar las sociedades, aflojando los resortes morales de su espíritu...", "... Se nos quiere halagar con las promesas de engrandecimiento

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