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Historia De La Informatica


Enviado por   •  9 de Marzo de 2014  •  8.106 Palabras (33 Páginas)  •  195 Visitas

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Historia de la informática electromecánica.

Introducción.

La historia de lo que hoy en día se conoce como informática (el término fue acuñado en 1962 por el ingeniero francés Philippe Dreyfus) ha sido soslayada muchas veces en las historias de la computación o, alternativamente, mezclada con ella. La primera postura peca por defecto al no considerar el aporte de esta tecnología al desarrollo de los computadores. Tampoco permite apreciar las restricciones que impone al diseño o a la utilización de éstos. La segunda, no resalta suficientemente los aspectos peculiares de la informática.

La historia de la informática electromecánica, tiene que ser, necesariamente, también la historia de las grandes corporaciones que desempeñaron un papel relevante en la emergencia y desarrollo de la computación, ya sea por sus aportes tecnológicos y financieros, como por su capacidad de manufactura y mercadeo. También es parte, parte importante, de la historia del ingenio humano, particularmente en una época rica en talento y en pujanza industrial. En los primeros 30 años del siglo XX se registraron 1,3 millones de patentes sólo en los Estados Unidos. La era industrial entraba en su fase de apogeo, reformando al mundo y reformándose, ya con rumbo a la segunda revolución industrial, asociada a la computación. Es una época donde la razón imperante en la modernidad, comenzada a finales del siglo XV o principios del XVI, alcanza, posiblemente su zenit, al tiempo que decreta tal vez su decadencia. En efecto, parejamente a una ciencia que consolida la posibilidad de un bienestar que jamás había visto la humanidad, se producen dos espantosas guerras y recesiones y revoluciones de proporciones también inigualadas. La informática clásica es la aplicación del taylorismo y la línea de montaje al trabajo burocrático. Es también una respuesta a problemas que el hombre mismo ha conformado, cuando multiplica el incremento poblacional por factores relacionados a sus propias metas y a los tiempos impuestos para alcanzarlas.

La informática tradicional creía, implícitamente, en un mundo jerárquico. Los totales de una tabuladora, por ejemplo, eran menor, intermedio, mayor y general, correspondiendo a los llamados cortes de control, es decir, cambios en la secuencia de campos denominados clave (como número de cuenta, número de artículo, etc.) que identificaban los ítems individuales en un universo ordenado. La visión de este mundo se prolongó hasta bien entrada la era de la computación: Baste decir que la organización de los primeros manejadores de bases de datos era jerárquica (luego aparecieron los modelos plexo o red y relacional). Los historiadores y sociopolíticos no se extrañarían demasiado de la coincidencia del modelo jerárquico en informática con mecanismos de control o gobierno (del estado, pero también corporativo o de instituciones educativas) basados en estructuras verticales de poder respondiendo a un paradigma semejante.

En 1966, Paul Namian pensaba que la eficacia de una estructura, sobre todo en los conjuntos grandes, es de más en más función de una organización estricta de los elementos. La evolución actual, continúa, tiende a reintegrar, sea por reglamentación, sea por influencia, la mayor parte de los elementos autónomos.

La intención de este texto es poner en una perspectiva más clara la informática electromecánica que se desarrolla desde finales del siglo XIX hasta por lo menos la década de 1960. Esta aclaración no se aborda solamente con fines académicos sino que pretende poner de manifiesto rasgos o aspectos de esta informática que prolongan su existencia en la nueva tecnología electrónica, así como los desarrollos que fueron su superación en las nuevas máquinas.

Por otra parte, hay un deseo manifiesto de deslindar el cómputo, existente, no cabe duda, pero sólo una de las características de la informática, de las demás funciones que le son propias a ésta. Una corroboración de esto se encuentra en la división que se hizo entre computadores científicos (IBM 1620, por ejemplo), con poderosa unidad de cálculo y memoria central grande (para albergar matrices), y computadores comerciales, parcos en memoria y cálculo, pero con dispositivos de entrada/salida (periféricos) de gran capacidad (IBM 1401, NCR 315, por ejemplo). Esta situación duró hasta la década de 1960, cuando se comenzó a hablar de computadores de propósito general (IBM/360, por ejemplo). Concretamente, creo que el evento definitivo fue el anuncio de IBM de no liberar el ampliamente publicitado y esperado sistema IBM 3000. Jamás se dieron explicaciones para un acto así que defraudó a sus clientes. Más allá de imposibilidades técnicas, difícilmente entendibles en una empresa de tal envergadura, es posible que se entendiese en los headquarters de la corporación que más allá de los éxitos puntuales que seguramente conseguirían, la informática clásica debía ceder lugar a la tecnología del computador. De hecho, su respuesta, fue liberar, al poco tiempo, el IBM/360. El IBM 3000 hubiera contado con una perforadora verificadora IBM 3020, de tarjetas de 80 columnas pero de formato más pequeño (25/8 por 41/8 pulgadas, o sea, 6,67 por 10,48 cm.), una clasificadora transistorizada IBM 3080 con una velocidad de 460 tarjetas por minuto, y una máquina de contabilidad IBM 3000 que podía imprimir, calcular, multiperforar, reproducir y perforar sumarias. Tenía 9 contadores de 4 posiciones y 3 de 7; se controlaba por tablero y disponía de 70 posiciones de impresión, siendo numéricas, las 5 primeras y las 40 últimas. Finalmente, este recuento tiene por fin identificar funciones básicas, primordiales, que una vez aparecidas en un dispositivo o una metodología deben ser mantenidas o respetadas en las nuevas tecnologías, aunque sea por otros medios. Muchas de esas funciones informáticas son tan comunes hoy en día que su importancia a veces pasa desapercibida. Una porción considerable de ellas se encuentra disponible, por ejemplo, en piezas de software muy populares como las hojas de cálculo.

Los comienzos.

Burroughs.

La primera sumadora comercialmente exitosa data de 1892, y fue la obra, luego de diez años de desarrollo, de un ex-empleado bancario, William Seward Burroughs. Burroughs nació en el Nueva York rural pero resulta difícil establecer su fecha de nacimiento, la cual aconteció entre 1855 y 1858. En la década de 1870, comenzó como empleado en el Cayuga County National Bank en Auburn, New York, pero posteriormente se mudó a St. Louis por las razones de salud. En el comienzo de la siguiente década comenzó a trabajar su proyecto de sumadora. Luego de varios años, solicitó una patente que le fue concedida en 1888.

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