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Historia Quevedo


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2014  •  Informes  •  2.760 Palabras (12 Páginas)  •  130 Visitas

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Historia

Quevedo se fue. Es todo lo que recuerdo de una conversación con un viejo amigo el 21 de enero del 2010, Quevedo se fue- me decía con la voz entrecortada a través del celular-lo acaban de despedir. En momento que pronuncia tal sentencia se produjo ese incomodo momento de película, ese donde el tiempo se detiene, donde la respiración se vuelve tosca, ese donde las lágrimas buscan salida por la garganta. El lloraba lo sé, aunque nunca me lo confesaba, yo no llore, no era mi estilo él lo sabe. Tragando un pequeño impulso de aire le conteste; debemos ir a verlo.

Conocí a Juan Quevedo el año anterior, a principios de 2009, la primera imagen que evoca a mi mente sobre su imagen, es casi la misma que aun con el pasar del tiempo puedo encontrar cada vez que lo veo, un tipo regordete, con una barba prominente, clásica en esos viejos soñadores, el pelo ruliento corto y unos quevedos que le daban un toque personal de intelectual. Entro con su chaqueta café, esa que luego se volvería un miembro obligatorio en nuestros almuerzos de hunan y con su ya característico mate “el viejo del mate le decían algunos por los pasillos”. Al entrar en clases apenas percibí su presencia, no era esa clase de profesores que llaman su atención por algún rasgo físico, pero si su voz, cuando irrumpiendo en el bullicio dijo con un tono fuerte, potente, pero con un color claro. “Buenas tardes jóvenes, soy su profesor de historia”. Y debo decir que lo fue y mucho más que eso.

Me gustaría decir que tras esa primera irrupción en mi vida había surgido una admiración recíproca y fueron los cimientos de lo que luego será una amistad. Mas no fue así, en realidad pocas veces estaba en la sala y en las que estaba en general mi celular captaba mi atención. No es que fuera un mal alumno o que no me interesara la materia, era tan solo que ese era un año complicado para mí, hace apenas medio año debí despedir a mi mejor amigo y esa sería una huella que me marcaria demasiado.

Aun así con el pasar de un par de semanas, las clases del profesor consiguieron volver a despertar mi interés, esa pasión, esa energía y esa entrega conseguían al menos que levantara la cabeza y pusiera atención unos minutos. No era todas las otras clases, donde lo profesores pasaban materia, repetían siempre palabras que parecían inconexas o trataban de imponer su ideología en mí, con su falso lema de “pensamiento crítico” con su violencia simbólica como diría Bourdieu. No él no necesitaba repetir esas frases vacías, simplemente hacia su clase, nos mostraba opciones, nos habría horizontes que eran desconocidos para nosotros, pero nunca busco que nos casáramos con estos, más bien quería que fuésemos capaz de entender que esas viejas palabras dichas por algún tipo, aún tenían vigencia, en nuestra experiencia, en nuestra propia y única realidad.

Al cabo de un mes el profesor se había acercado bastante más a mí, siendo una de las pocas personas que era capaz de conseguir que me interesara por su materia y más aún por él. Pues nuestras conversaciones cada vez se alejaron más de los elementos referentes a la materia. Me entere de su afición por el cine, el mito, la literatura, cosas que no me eran ajenas. También así de elementos más triviales, porque aunque pocas veces lo hiciera ese año, sabía que si tenía un problema podía hablarlo con él, que estaría allí, pues eso es un profesor.

En mayo fue cuando me invito a unirme al club de economía, y aunque dentro de este, habían varios compañeros míos, nunca había entablado palabras, tal vez algún hola, o pedir prestado un lápiz, pero poco más que eso. Es gracioso ver hacia atrás y observar eso, viendo ahora como algunos de ellos, son actualmente algunos de mis amigos más cercanos. El club de economía poca tenia de eso, nos reuníamos los miércoles en biblioteca y por 2 horas hablábamos de los temas más triviales, acompañados de una bebida y un plato de hunan o si el dinero escaseaba alguna sopaipilla. En cuanto a economía y como esa era la excusa que nos permitía juntarnos, estábamos inscritos en 1 concursos; una bolsa de comercio, en la que debíamos, con 2 millones virtuales, invertir y aumentar nuestro capital, el segundo era un concurso sobre un análisis crítico de la economía local hecho por la UNAB. Del primero tengo pocas anécdotas, tal vez el detalle más interesante, es que lejos de tomarlo enserio, teníamos a un compañero que solamente con suerte, era capaz de acertar en las inversiones, aunque la suerte es efímera y con el paso del tiempo terminamos por perder.

Mientras tanto cada vez parecía que mi pena tras la partida de mi amigo, iba decreciendo, había ganado nuevos amigos, compartimos momentos únicos y aunque no reemplazaban la partida de él, tampoco me daban tiempo de deprimirme.

Así termino el año, mi promedio había vuelto a mejorar, aunque no llegaba aun a mis mejores tiempos. Pasaron las vacaciones y como era costumbre me olvide del resto por unos meses, más a pesar de esto y cuando estaba en mi mejor época tras la muerte de él, otra golpe arruino mi felicidad; otro amigo falleció. Cuando murió el Juan yo me hallaba en primero, era mi mejor amigo y hace años venia combatiendo un cáncer. Murió el 19 de septiembre, mientras yo me encontraba celebrando fiestas patrias en el campo, la mala suerte quiso que mi celular estuviera malo y no me pudiera enterar hasta que volviera a mi casa, unas horas después de que el fuese enterrado. Fue un golpe tremendo del que recién me venía recuperando. Cuando en las vacaciones de verano y tras un año de poner excusas para no ir al campo, por los recuerdos que me traía, decidí volver, no pasaron ni 3 días, cuando una amiga me llamo “el Daniel se murió, lo balearon” y a pesar de que eso ultimo no era tal, sino que se ahogó, el impacto de la noticia termino por destrozarme y ese año, a pesar de las cosas buenas que pasaron, se encontró manchado por la partida de otro amigo.

Al reingresar al colegio, me entere que Quevedo no sería mi profesor ese año, a pesar de esto y con el fin de olvidar lo acontecido en vacaciones, me uní nuevamente al taller de economía. Esta vez entramos a 2 concursos, el primero volvía a ser la bolsa de valores, el segundo se guarda una de las experiencias más gratificantes de mi vida, por el carácter informal del grupo, el informe fue poco trabajado y la parte que correspondía a cada uno de los cuatro integrantes, fue hecha de forma paupérrima. Aun así un compañero transcribió la información, el informe fue enviado y el tema fue dejado de lado, pensando que habíamos cumplido con el tema.

Unos meses después nos confesaría, que el informe lo entrego 1 minuto antes que cerrara el concurso y no puso nada de nuestra investigación, solo “chamullo”

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