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LAS ADUANAS EN EL CONTEXTO DEL COMERCIO INTERNACIONAL


Enviado por   •  29 de Abril de 2016  •  Exámen  •  5.937 Palabras (24 Páginas)  •  262 Visitas

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LAS ADUANAS EN EL CONTEXTO

DEL COMERCIO INTERNACIONAL

RESUMEN

El presente trabajo analiza el rol que desempeñan las aduanas en un mundo cada vez más globalizado, caracterizado por un tráfico intenso de bienes, personas, ideas e inversiones pero también por la aparición de fenómenos de impacto negativo para la existencia de los Estados y el bienestar de sus ciudadanos. El comercio internacional está cambiando la función histórica de las aduanas: de ser percibidas y tratadas como órganos recaudadores de tributos, hoy son reconocidas en muchos países como figuras esenciales para aplicar normas que persiguen combatir nuevas amenazas a la seguridad de los Estados, proteger los derechos de propiedad intelectual y ambiente

vinculados al comercio, entre otros. Con base en lo anterior, esta investigación se plantea como objetivo analizar la incidencia que el comercio internacional.

Las aduanas en el contexto del comercio internacional

está ejerciendo en las funciones de las aduanas, para lo cual se describen las funciones tradicionales y se comentan los enfoques actuales de los que ellas son objeto. La metodología desarrollada consiste en un estudio empírico, exploratorio y documental. Permite concluir que otros aspectos, distintos a los tributarios, pero también vinculados al comercio, adquieren cada día mayor relevancia en el mundo aduanero..

PALABRAS CLAVE.

 Aduanas, comercio internacional, facilitación del comercio, seguridad internacional.

INTRODUCCIÓN

El proceso de globalización que actualmente vive el mundo se caracteriza por vinculaciones complejas. La globalización ha estado generando multiplicidad de interconexiones que trascienden los Estados y sociedades.

Las actividades sociales, políticas y económicas están siendo extendidas a través del globo, de manera tal que los acontecimientos que se producen en un lugar del mundo pueden ser significantes de inmediato para personas y comunidades que se encuentran en sitios distantes. La globalización ha generado que los bienes, el capital, las personas, el conocimiento, las imágenes, las comunicaciones, así como también el delito, la cultura, los contaminantes, las drogas, las modas y las creencias, atraviesen

con facilidad las fronteras territoriales.

La globalización ha implicado que los Estados han dejado de tener el control monopólico de sus territorios, al tiempo que han aparecido otros actores con roles cada vez más importantes en el ámbito internacional, como lo son organismos internacionales, organizaciones no gubernamentales, empresas transnacionales, entre otros.

En este contexto, existen distintas posiciones acerca de cómo debe ser el comercio en esta era globalizada. Para algunos, los neomercantilistas, el Estado debe reforzar su papel en relación con el mercado, conformar y estructurar los resultados de la economía. Señalan que aun cuando las presiones sobre los gobiernos nacionales para satisfacer las crecientes demandas de sus ciudadanos pueden conducirlos a considerar la coordinación del comercio y de otras políticas a través de organizaciones intergubernamentales, existen límites sobre el punto hasta el cual los Estados deben renunciar a su soberanía. Muchos aducen que esos organismos internacionales son un instrumento de los países capitalistas para imponer su hegemonía sobre los más débiles. Por su parte, los “liberales” señalan que el Estado debe dejar a los privados lo referente al mercado, que se debe promover el mayor volumen de comercio posible mediante la eliminación de barreras artificiales impuestas por los gobiernos y basadas en las fuerzas de la oferta y demanda.

Reconocen que aun cuando los gobiernos nacionales trabajan sobre la base de políticas económicas internacionales diseñadas para servir a sus propios intereses nacionales, existen ciertos beneficios que se derivan de la cooperación con otros Estados. Presuponen que con el libre comercio se puede esperar que los consumidores de todas las naciones se beneficien de una economía mundial basada en una distribución más eficiente y un mejor empleo de los recursos entre los diversos países. Este punto de vista recibe gran aceptación en las sociedades capitalistas desarrolladas del mundo de hoy y surgió como una reacción contra las políticas mercantilistas que tradicionalmente habían utilizado los gobiernos para controlar la actividad económica, las cuales daban ímpetu al nacionalismo económico más que a una economía internacional abierta.

Su origen deviene de los planteamientos de Adam Smith, quien argumentaba que los mismos principios económicos capitalistas y las normas del comercio que se estaban introduciendo en los Estados industrializados de Europa Occidental deberían también aplicarse a las normas en el comercio entre ellos. Un mínimo de regulación económica en las economías nacionales como internacionales permitiría a todos los países del mundo hacer mejor uso de sus recursos y obtener la prosperidad. David Ricardo reforzó los argumentos de Smith con su teoría de la ventaja comparativa, que establecía que los países debían especializarse en la producción de aquellos bienes que se pueden producir en forma más eficiente para intercambiarlos por otros bienes necesarios, provenientes de otros países.

Hoy, muchos economistas están de acuerdo en que el alto grado de proteccionismo que se practicó después de la Primera Guerra Mundial, en comparación con el libre comercio del siglo XIX, contribuyó en forma significativa a la contracción de las actividades comerciales y al crecimiento del desempleo mundial que condujo posteriormente a la gran depresión de los años 30. Por esta razón, después de la Segunda Guerra Mundial se hicieron esfuerzos por reducir las barreras comerciales. Sin embargo, aun cuando desde 1945 se han hecho muchos avances para eliminarlas, en los últimos años se han visto obstáculos a causa de un resurgimiento de sentimientos proteccionistas en muchos países que experimentan problemas domésticos.

Existen muchas razones por las cuales los países pueden optar por restringir o desarrollar su comercio internacional. Se puede elegir favorecerlo porque no se tienen suficientes recursos para atender la demanda de la población; porque no se cuenta con capacidades tecnológicas para producir determinados bienes, o porque los productos foráneos son más baratos para los consumidores; por la necesidad de exportar para obtener más recursos para pagar importaciones; porque los mercados extranjeros ofrecen oportunidades adicionales para el crecimiento de industrias domésticas (incluyendo un mayor número de empleos dentro del país); y hasta motivos políticos se pueden aducir: desarrollar y crear lazos más amistosos con países que representan un valor estratégico.

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