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LLEGA EL HIPERTRABAJO


Enviado por   •  7 de Octubre de 2014  •  1.947 Palabras (8 Páginas)  •  272 Visitas

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LLEGA EL “HIPERTRABAJO”

MICHAEL ICKX

Internet y, con ella, el teletrabajo están modificando radicalmente los hábitos laborales. Lo que hoy es raro será común: cada vez habrá más personas trabajando desde casa coordinadas con otros grupos e integradas en «hiperempresas».

Al mecanizar la agricultura, el hombre transforma el trabajo ancestral y elimina el empleo del campo que caracterizó un largo período de nuestra historia. Cuando inventa «máquinas que hacen máquinas», el hombre elimina los empleos mecánicos y repetitivos característicos de la primera revolución industrial. El actual desplazamiento de muchas tareas y empleos hacia la mal llamada «sociedad de servicios» y su mecanización, con la perdida de los empleos que le corresponden, nos plantea la siguiente pregunta: ¿Cómo será el trabajo del siglo XXI? Esta pregunta no tiene fácil contestación porque está mal planteada. En primer lugar, porque la sociedad de servicios o la economía del mismo nombre no son lo que parecen. No son los servicios al ciudadano que corresponden a una sociedad informada y basada en el conocimiento. Son servicios industriales dirigidos a fomentar la sociedad de consumo. En segundo lugar, porque ese continuo desplazamiento del trabajo humano, de un modelo a otro, acabando en una pretendida economía de servicios (banca, Seguridad Social, turismo...) que también se está mecanizando, no permite imaginar un nuevo campo de actividades para generar el empleo que desaparece. La civilización del ocio, ideada para el consumo masivo de deportes, viajes, y todo tipo de actividades lúdicas, no es ni económicamente ni socialmente viable como sustituto. Pero parece la única alternativa que nos deja el modelo conceptual actual (el empleo, el consumo, en definitiva, el mercado). Esto nos lleva directamente a preguntarnos cuál ha sido, entonces, el sentido del trabajo para el hombre del siglo XX. Independientemente del efecto de cohesión social que ha tenido, el trabajo bajo su forma reciente del empleo ha sido el factor principal de redistribución de la riqueza creada a partir de inventos, nuevas técnicas y conocimientos que nos permiten hacer siempre más con menos. Pero el empleo ya no cumple adecuadamente su función. Los fenómenos de paro de larga duración, colectivos marginados o no empleables, inmigración, desempleo juvenil por falta de adaptación de la educación a las nuevas necesidades o por el número excesivo de universitarios como consecuencia de la educación universal, nos obligan a afrontar un desempleo encubierto con largos períodos de formación, trabajo temporal y otras actividades sociales mal remuneradas.

Paralelamente, aparecen nuevas profesiones y ocupaciones, como las de algunas ONG, todo tipo de asistencia a mayores, asociaciones sin ánimo de lucro, grupos de formación cooperativa y de autoformación, defensa del medio ambiente, trabajo cooperativo en red, foros electrónicos, etc. que, a pesar de no estar encuadradas en el modelo mercantil del siglo XX, crean riqueza.

Roger Sue, sociólogo y profesor de la Sorbona estima, en un trabajo bien documentado, que esa economía paralela de creación de conocimientos y servicios tiene ya, en el PNB de Francia, un peso superior al de toda la actividad mercantil del país. Gran parte de estas tareas utilizan o generan conocimientos y competencias esenciales para la sociedad de la información. Constituyen también el caldo de cultivo de esa formación real y necesaria que ha dejado de impartir un modelo académico, hoy bastante desfasado. 28 La transformación del trabajo que corresponde a la sociedad de la información no se limita, sin embargo, a la aparición de nuevas actividades y de nuevos sectores económicos y sociales, sino que implica un fenómeno más complejo donde prima la calidad sobre la cantidad, y que llamaremos, por falta de un término definitivo, "hipertrabajo". El hipertrabajo El 'hipermedia', cuyo ejemplo más evidente es Internet, es una mezcla de textos, imágenes y sonidos que constituyen un gran cerebro global, a través del cual los temas están enlazados y son tan accesibles como un diccionario o una enciclopedia. La incipiente cultura hipermedia corresponde, por tanto, a la sociedad de la información y de la conectividad global. Es decir, todos estamos conectados con todos. El hipertrabajo, consecuencia de esa nueva cultura, que sigue a las anteriores culturas orales y escritas, es una nueva forma de trabajar. El trabajo del futuro abarca un espacio más amplio que el trabajo tradicional de la empresa: las personas estarán cada vez más comprometidas con aspectos comerciales, valores culturales, sociales y éticos. Su vida ya no se estructurará en fases sucesivas y bien definidas: infancia, estudios, trabajo, jubilación. Mezclarán el aprendizaje continuo con el trabajo, el ocio y las actividades cívicas y sociales. En su entorno de trabajo, bien sea una hiperempresa o un colectivo virtual, gozará de una mayor agilidad y autonomía en las decisiones, además de poder compartir la creatividad. Faltan, sin embargo, las estructuras sociales que permitan la puesta en marcha de esta nueva forma de concebir el trabajo. Y lo mismo puede decirse del modelo económico, que requiere una urgente actualización. El caldo de cultivo del hipertrabajo son los telecentros, colectivos en la red, ONG, Internet, telefonía móvil, y una infinidad de proyectos subvencionados de investigación y desarrollo, nacionales o comunitarios, que nos acercan al futuro. Todos ellos, además de promover una nueva forma de trabajar, requieren asimismo un nuevo contrato social.

Las relaciones laborales y profesionales se tejerán de otra manera, a menudo fuera de la empresa y a nivel local y global, el llamado nivel glocal. Es decir, no tendremos un solo jefe, como viene siendo habitual, sino que alternaremos los papeles: algunas veces seremos jefes, y otras simples colaboradores, según la capacidad que tengamos para realizar el trabajo. Será más importante el saber ser, que el saber hacer. Esta redistribución de roles crea, por otra parte, todo tipo de alianzas entre administraciones públicas y empresas o personas. Las motivaciones profesionales, cívicas o científicas podrán

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