ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La violencia


Enviado por   •  25 de Marzo de 2013  •  Informes  •  1.461 Palabras (6 Páginas)  •  219 Visitas

Página 1 de 6

a consecuencia de estas contradicciones trágicas se expresa en la creciente angustia que se manifiesta en una profunda recaída en la inmediatez que implica por un lado eliminación de la memoria histórica y de la posibilidad de proyectarse hacia el futuro y por el otro, la desestructuración de los lazos sociales. Ensimismamiento de los sujetos.

Ello comporta ineludiblemente un decaimiento de los ideales, un achicamiento de la brecha entre el ideal del yo y el yo real, efecto de la recaída en la inmediatez, de un apego ciego a lo dado.

Lo recaída en la inmediatez influye a menudo en una disminución de la capacidad de abstracción. Esto, desde lo cognitivo, se expresa en un lenguaje apegado a lo concreto, en respuestas en las que los conceptos generales son reemplazados por ejemplos singulares o por imágenes; la disminución de la capacidad de abstracción no se expresa sólo como menor rendimiento cognitivo, sino también como dificultad para imaginar y plantear alternativas a lo dado. También en la caída de la ley universal y su reemplazo por fidelidades interesadas. Esta recaída en la inmediatez, que borra vínculos con la memoria y con los otros, genera la sensación de que el mundo es algo inexplicable e ingobernable. Aunque esta sensación es diferente según la zona social a la que se pertenezca. Cuanto mayor es la expulsión del orden social (no sólo por razones económicas, sino también por falta de participación en actividades colectivas) mayor parece ser el sentimiento de indefensión e incomprensión. Al mismo tiempo esa recaída en la inmediatez se expresa sobre todo en un sentimiento de desapego, de desapasionamiento. La pasión sincera es peligrosa en un mundo donde todo es mercancía y donde el sujeto debe renovarse constantemente. De ese modo junto al desapego surge el tedio . El tiempo libre, o el del estudio no implican búsqueda, curiosidad o creación, sino vacío. La ocupación del tiempo debe tener una aplicación inmediata, visible, útil.

Cuando la violencia estalla en los cuerpos.

Ahora bien, esta condición trágica, hija de una muerte denegada, pero agudizada pues ahora la muerte deja de ser una representación de ajenidad, para presentarse como algo que inevitablemente puede ocurrirle a cada uno de nosotros, sortea la posibilidad de ponerse en palabras y emerge como violencia. Una violencia sorda, silenciosa e inesperada, que agazapada salta contra sí o contra los otros cuando menos se lo espera.

En realidad, ello es acorde con el hecho de que el mundo aparece como un sin sentido, como algo ingobernable e incomprensible, pues nada hay que me contenga, o peor aún, nadie hay que me necesite por mí mismo. Así la nada de la existencia se resuelve a menudo en violencia como modo de autoafirmación, de autodonación de sentido frente al vértigo innovador. Violencia que no es privativa de los pobres, sino que se expresa en todos los sectores sociales de modo físico o simbólico. Este modo de autoafirmación, a menudo de modo paradojal, se expresa como intento de la propia muerte. Los aumentos de índices de suicidio y toxicomanías se cuentan entre ellos. Giros discursivos que nombran la muerte son particularmente apreciables entre los más jóvenes. Entre ellos el deseo de muerte tal vez podría leerse, como en diversas culturas, como un retorno al seno materno, a la paz de la madre tierra. El embarazo precoz, tan frecuente, también puede leerse en esta clave: el hijo es un modo de autoafirmarse en un mundo donde la muerte y el sinsentido quitan a los sujetos la posibilidad de proyectos colectivos. El hijo es un modo de ser en el mundo, a menudo el único proyecto propio posible.

La condición trágica que desgarra a la subjetividad argentina deniega la realidad como proceso social objetivo, en tanto ello conlleva a la muerte, ya no como representación de ajenidad, sino como una presencia inevitable. Con ello se produce la proyección en los otros de la propia angustia, proyección que se transforma en la culpabilización moral del otro, o en el racismo más despiadado Esto genera conflictos familiares, grupales e intrapersonales. Conflictos agravados por la fragmentación social que ha construido códigos comunicacionales diversos.

Así en la primera escena de "Luna de Avellaneda", los códigos de la mirada y los de palabra tenían cierta afinidad que permitían la comunicación. En las escenas del mundo actual la comunicación es cada vez más una ficción. La caída de la ley universal va acompañada del derrumbe de códigos comunes y, con ello, los diálogos suelen ser un conjunto de monólogos, simplemente porque no hay modos compartidos de ver y hablar acerca del mundo. El conflicto, incapaz de ser puesto en palabras se proyecta y reifica en otros: el joven y el pobre. Ellos son los depositarios de una angustia ligada al peligro de muerte denegada. Ellos pasan a encarnar el peligro de muerte no reconocido.

Al

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (9.2 Kb)  
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com