¿Las redes sociales son tan peligrosas como se cuenta?
Lizbeth BaezaEnsayo20 de Diciembre de 2020
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[pic 1]¿Las redes sociales son tan peligrosas como se cuenta?
El internet es un recurso sumamente valioso si es usado de la manera adecuada, nos brinda información de manera veloz y hoy en día puedes contactar a cualquier persona con solo buscarlo en el navegador mientras tenga una cuenta.
Hace algunos años pasé por momentos difíciles que me llevaron a aislarme de las personas, sorprendentemente encontré refugió en sitios de internet dedicados a un videojuego muy famoso conocido como League of Legends, allí comencé a jugar con gente que no conocía de absolutamente nada y poco a apoco al alcanzar más confianza comenzamos a llamarnos, en algún momento me sentí tan vinculada a ellos que decidí conocerlos en persona.
Aún recuerdo que, al llegar al punto de reunión, en mi mente planee rutas de escape por si estas personas no tuvieran buenas intenciones. Afortunadamente eran personas muy simpáticas lo que me hizo relajarme e incluso salir seguido con ellos, actualmente son amigos muy queridos. Cuando cuento esta anécdota las personas siempre me preguntan si estoy bien, o porque no pude conseguir amigos de la manera convencional y la verdad es que desde mi experiencia las redes sociales no son tan diabólicas como las pintan.
El origen del Internet se remonta a 1983, cuando la transición oficial de ARPAnet paso al protocolo TCP/IP por el cual esta colección de redes pasó gradualmente a llamarse "Internet"(2013, Nebreda). Sin embargo, sería varios años después cuando llegarían las redes sociales ya que para este entonces la función principal era el intercambio de datos.
La red social con más usuarios en el mundo es Facebook y aunque es cierto que cualquiera puede crear un perfil, hay ciertos aspectos que la gente suele pasar por alto por lo que terminan teniendo problemas con personas maliciosas.
Mucho se trata de la educación que nos dan nuestros padres desde pequeños acerca de la confidencialidad de nuestros datos personales, como cuando nos decían que al contestar el teléfono primero preguntáramos quien era y a quien buscaban sin decir nosotros nuestro nombre.
En primer lugar, cuando se crea una cuenta en cualquier red social se presentan una serie de políticas de privacidad y demás aspectos donde mencionan puntos importantes sobre el manejo de nuestra información personal, pero a la gente no le gusta leer la letra pequeña. El mismo internet, en redes como Facebook y Twitter (Zires, 2014); nos ofrece al alcance de un clic cientos de páginas y campañas con consejos para que nuestras cuentas estén correctamente configuradas con los ajustes en seguridad necesaria para asegurarnos de no tener que lidiar con gente molesta.
Además, es fácil verificar los antecedentes de la gente que te manda solicitud. Muchos secuestradores o extorsionadores crean cuentas falsas para hacer fechorías sin embargo estas suelen ser recién creadas o tener datos incoherentes, aunque no es el cien por ciento de las veces, observar pequeños detalles puede garantizar que personas agregas a tus listas. Desconfiar es el primer paso para confiar en redes sociales.
Un problema recurrente en redes sociales es que cuando publicas algo, ya nunca más volverá a estar dentro de tu control por lo tanto todo lo personal o de carácter privado debería mantenerse de esa manera. La gente subestima lo peligroso que es subir tu estado con ubicación en tiempo real, en serio, no lo hagan; si desean presumir el lugar que visitaron lo más seguro es esperar un día como mínimo.
Un punto a destacar es que todas las redes sociales tienen un mínimo de edad como requisito para registrarse. Las redes sociales están hechas con el propósito de socializar, sin embargo, los niños aún no tienen la capacidad de analizar cuidadosamente con quien comparten mensajes por lo que los padres deberían estar muy al pendiente de que hacen sus hijos en internet ya que muchas víctimas de secuestradores son niños que nada tenían que estar haciendo en una red social.
El robo de información es una de las inquietudes que más me llaman la atención, y si bien es cierto que incluso con la correcta configuración de seguridad podemos ser “hackeados”, puede haber una sutil diferencia que vale la pena pensar. Sin embargo, una de las causas de robo de datos más común ni siquiera tiene que ver con los hackers, sino más bien con el descuido personal al no cerrar sesión cuando usamos una computadora de carácter público, o compartimos la contraseña con alguien que al final no resulto ser de confianza, incluso puede terminar en un caso de robo de identidad. Las contraseñas son como los nombres, no se los confías a nadie; más aún que ahora las redes sociales están enlazadas a todo tipo de aplicaciones como sitios de ventas o plataformas virtuales de bancos (Espinosa, 2018).
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