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Manuel WPF


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2013  •  4.139 Palabras (17 Páginas)  •  224 Visitas

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GUÍA TÉCNICA PARA ELABORAR UN ENSAYO

Gonzalo Guajardo González y Francisco Javier Serrano Franco

Facultad de Filosofía. Universidad Autónoma de Querétaro

En nuestra facultad es usual proceder mediante ensayos tanto para guiar didácticamente las sesiones de

trabajo como para asignar calificaciones. En atención al interés práctico de estudiantes (tener cierta

claridad sobre lo que se les encomienda) y de maestros (saber qué demandan y pueden esperar de los

estudiantes) conviene acordar aquí características y condiciones de un ensayo.

i. Características del ensayo.

1. Usualmente se entiende por ensayo un escrito relativamente corto (en comparación con un tratado

o un estudio exhaustivo), que puede abarcar desde dos cuartillas hasta cuarenta o cincuenta (según

la demanda, la prolijidad que se le quiera dar al asunto o lo que se establezca previamente). Es

cierto, sin embargo, que algunos autores clásicos han dado a sus escritos, que son tratados

completos y muy extensos, el nombre de ensayo. Por eso, aquí no se da una definición del ensayo,

sino unas pautas convencionales, para nuestro uso.

2. Se centra generalmente en un único objeto de estudio: un problema, un área problemática, un

autor, un concepto, un campo de conceptos, un proceso, un ámbito de procesos, etc. Con otras

palabras, el ensayo guarda una unidad temática: no aborda en el mismo escrito temas ajenos unos

de otros.

3. Acorde con lo anterior, también presenta una unidad argumentativa; es decir, el ensayo pretende

ofrecer un conjunto de «pruebas» relevantes a favor de la tesis o posición que se pretende

defender en él. Estrictamente, un argumento consiste en un conjunto de enunciados que dan apoyo

(o fundamento o justificación) a otro enunciado, llamado conclusión, el cual expresa la tesis

principal que se pretende defender en el ensayo. Muchas veces los enunciados que apoyan a la tesis

principal necesitan (por su complejidad, importancia o carácter disputable) ser defendidos por

otros enunciados, de modo que en el ensayo tiene que haber lugar para el argumento principal y

para otros secundarios, que, en conjunto, contribuyen a que el argumento principal sea

racionalmente persuasivo. En filosofía predominan los argumentos deductivos, pero no es

infrecuente recurrir a argumentos analógicos, inductivos y hasta deónticos.1

No obstante, para

algunos subtemas al interior del ensayo se pueden emplear estructuras discursivas no argumentales,

tales como definiciones, citas, preguntas, preguntas retóricas, etcétera.

1

La relación entre las “premisas” (los enunciados que apoyan a la tesis principal) y la conclusión (o tesis principal)

es lo que define los tipos de argumentos. Los argumentos deductivos suelen entenderse como aquellos donde la

relación entre premisas y conclusión es muy fuerte, de tal modo que, si se acepta que las premisas son verdaderas,

entonces necesariamente se acepta la verdad de la conclusión. Ejemplos de este tipo de argumento abundan en la

tradición filosófica, pero quizás el más famoso sea el llamado «argumento ontológico». Esta relación es menos

fuerte en los argumentos inductivos y analógicos (a pesar de lo cual no hay que confundirlos): las premisas de los

primeros dan un apoyo limitado a la conclusión y muchas veces la verdad de la conclusión no se sigue

necesariamente de la verdad de las premisas; en los argumentos por analogía la conclusión se establece con base

en comparaciones entre algo bien conocido y otra cosa que, a juicio del ensayista, guarda parecido con lo bien

conocido. Ejemplos de argumentos inductivos son comunes entre los filósofos empiristas, por ejemplo Locke, en las

primeras secciones de su Ensayo; mientras que en Platón hay pretendidas analogías entre el “recordar” y el

“inteligir”. Por último, los argumentos deónticos suelen ser frecuentes en ciertos discursos éticos o de filosofía

moral. En éstos el propósito es emitir una recomendación, orden o valoración que se deriva de un grupo de

premisas. Se llaman deónticos porque, genéricamente, pueden parafrasearse como: «si se acepta que tal y tal es el

caso, de esto se sigue que debe hacerse esto o aquello» (recuérdese que deon, en griego, designa ‘deber’). La

ética kantiana contiene varias ilustraciones de este tipo de argumento. GUÍA TÉCNICA PARA ELABORAR UN ENSAYO

4. Ofrece una propuesta específica de tratamiento o comprensión del objeto de estudio, propuesta

que el autor del ensayo (al que en adelante se llamará aquí “ensayista”) debe argumentar o

justificar.

5. Su objetivo es, generalmente, conducir al lector hacia la reflexión de un asunto mediante su

cuestionamiento, el aporte de datos o de argumentos que se abren a otras posibilidades de

entender el asunto.

6. El ensayo expresa:

a.

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