Manuel WPF
alansinpalabras20 de Noviembre de 2013
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GUÍA TÉCNICA PARA ELABORAR UN ENSAYO
Gonzalo Guajardo González y Francisco Javier Serrano Franco
Facultad de Filosofía. Universidad Autónoma de Querétaro
En nuestra facultad es usual proceder mediante ensayos tanto para guiar didácticamente las sesiones de
trabajo como para asignar calificaciones. En atención al interés práctico de estudiantes (tener cierta
claridad sobre lo que se les encomienda) y de maestros (saber qué demandan y pueden esperar de los
estudiantes) conviene acordar aquí características y condiciones de un ensayo.
i. Características del ensayo.
1. Usualmente se entiende por ensayo un escrito relativamente corto (en comparación con un tratado
o un estudio exhaustivo), que puede abarcar desde dos cuartillas hasta cuarenta o cincuenta (según
la demanda, la prolijidad que se le quiera dar al asunto o lo que se establezca previamente). Es
cierto, sin embargo, que algunos autores clásicos han dado a sus escritos, que son tratados
completos y muy extensos, el nombre de ensayo. Por eso, aquí no se da una definición del ensayo,
sino unas pautas convencionales, para nuestro uso.
2. Se centra generalmente en un único objeto de estudio: un problema, un área problemática, un
autor, un concepto, un campo de conceptos, un proceso, un ámbito de procesos, etc. Con otras
palabras, el ensayo guarda una unidad temática: no aborda en el mismo escrito temas ajenos unos
de otros.
3. Acorde con lo anterior, también presenta una unidad argumentativa; es decir, el ensayo pretende
ofrecer un conjunto de «pruebas» relevantes a favor de la tesis o posición que se pretende
defender en él. Estrictamente, un argumento consiste en un conjunto de enunciados que dan apoyo
(o fundamento o justificación) a otro enunciado, llamado conclusión, el cual expresa la tesis
principal que se pretende defender en el ensayo. Muchas veces los enunciados que apoyan a la tesis
principal necesitan (por su complejidad, importancia o carácter disputable) ser defendidos por
otros enunciados, de modo que en el ensayo tiene que haber lugar para el argumento principal y
para otros secundarios, que, en conjunto, contribuyen a que el argumento principal sea
racionalmente persuasivo. En filosofía predominan los argumentos deductivos, pero no es
infrecuente recurrir a argumentos analógicos, inductivos y hasta deónticos.1
No obstante, para
algunos subtemas al interior del ensayo se pueden emplear estructuras discursivas no argumentales,
tales como definiciones, citas, preguntas, preguntas retóricas, etcétera.
1
La relación entre las “premisas” (los enunciados que apoyan a la tesis principal) y la conclusión (o tesis principal)
es lo que define los tipos de argumentos. Los argumentos deductivos suelen entenderse como aquellos donde la
relación entre premisas y conclusión es muy fuerte, de tal modo que, si se acepta que las premisas son verdaderas,
entonces necesariamente se acepta la verdad de la conclusión. Ejemplos de este tipo de argumento abundan en la
tradición filosófica, pero quizás el más famoso sea el llamado «argumento ontológico». Esta relación es menos
fuerte en los argumentos inductivos y analógicos (a pesar de lo cual no hay que confundirlos): las premisas de los
primeros dan un apoyo limitado a la conclusión y muchas veces la verdad de la conclusión no se sigue
necesariamente de la verdad de las premisas; en los argumentos por analogía la conclusión se establece con base
en comparaciones entre algo bien conocido y otra cosa que, a juicio del ensayista, guarda parecido con lo bien
conocido. Ejemplos de argumentos inductivos son comunes entre los filósofos empiristas, por ejemplo Locke, en las
primeras secciones de su Ensayo; mientras que en Platón hay pretendidas analogías entre el “recordar” y el
“inteligir”. Por último, los argumentos deónticos suelen ser frecuentes en ciertos discursos éticos o de filosofía
moral. En éstos el propósito es emitir una recomendación, orden o valoración que se deriva de un grupo de
premisas. Se llaman deónticos porque, genéricamente, pueden parafrasearse como: «si se acepta que tal y tal es el
caso, de esto se sigue que debe hacerse esto o aquello» (recuérdese que deon, en griego, designa ‘deber’). La
ética kantiana contiene varias ilustraciones de este tipo de argumento. GUÍA TÉCNICA PARA ELABORAR UN ENSAYO
4. Ofrece una propuesta específica de tratamiento o comprensión del objeto de estudio, propuesta
que el autor del ensayo (al que en adelante se llamará aquí “ensayista”) debe argumentar o
justificar.
5. Su objetivo es, generalmente, conducir al lector hacia la reflexión de un asunto mediante su
cuestionamiento, el aporte de datos o de argumentos que se abren a otras posibilidades de
entender el asunto.
6. El ensayo expresa:
a. Meditaciones propias del ensayista (en ilación congruente y apoyadas con argumentos
consistentes) o
b. resultados de una investigación no exhaustiva (investigación de campo, documental,
histórica, etcétera) o
c. inferencias de observaciones, de experiencias, de entrevistas o
d. una combinación de dos o más de estos tipos.
7. El ensayo no es una carta ni selección de un diario personal, etcétera, sino un trabajo discursivo
filosófico, por lo cual su lenguaje no es coloquial y sí, muchas veces, necesariamente “técnico” (en
el sentido de que recurre a los términos empleados en un sentido particular por la tradición
filosófica). Hoy en el ensayo filosófico predomina la expresión directa y llana, en primera persona,
que presta especial atención al rigor argumentativo y a la exactitud en el manejo conceptual. Con
todo, en la actualidad hay ensayistas de renombre que se toman ciertas libertades respecto del
estilo de expresión.
ii. Condiciones del ensayo.
8. Todo ensayo ha de observar una estructura interna, aunque en él no se diga explícitamente que la
tiene. Tres partes integran a esta estructura:
a. Apertura o introducción: presentación del tema, justificación de su importancia,
consideraciones por las cuales el ensayista aborda el tema, etc.
b. Desarrollo: características del tema, tratamiento que le dan diversos autores, datos
que permiten entenderlo, problemas que presenta, desenvolvimiento histórico,
conceptos que contribuyen a plantearlo más claramente o de maneras alternativas. Por
supuesto, en esta fase se desarrolla el argumento del ensayo; en otras palabras, esta
sección contiene, usualmente, el grupo de razones que justifican nuestra tesis
principal. También es el lugar para desarrollar los argumentos secundarios (aquellos que
apoyan a las razones controversiales o no obvias de nuestro argumento principal).
c. Cierre o conclusión: No significa necesariamente solución a problemas planteados;
puede dar cuenta de la perspectiva que asume el ensayista ante lo establecido en la
apertura o en el desarrollo.
9. Si el escrito se presta para ello, es conveniente dividirlo en varias unidades más pequeñas,
encabezadas por subtítulos que hagan alusión resumida a lo que enseguida se plantea. Algunos
autores sencillamente numeran las unidades pequeñas de su texto, con el fin de hacer más ligera su
lectura.
10. Es necesario darle al ensayo un formato u organización. Es muy recomendable incluir los siguientes
puntos o elementos:
a. Título.
b. Nombre completo del autor (ensayista).
c. Nombre de la asignatura o actividad académica para la que se elabora el ensayo.
d. Nombre completo de quien encomendó el ensayo (opcional).
2GUÍA TÉCNICA PARA ELABORAR UN ENSAYO
e. Institución, facultad o escuela en que se presenta el ensayo.
f. Resumen breve (entre cinco y veinte líneas) del contenido del ensayo. Cada vez se
requiere más de este resumen, pues cumple con dos funciones. Primero, como
orientación y cortesía al lector, que así ubica rápidamente el tema y rasgos generales
del argumento defendido y, segundo, porque diferentes bancos de datos basan el
almacenamiento y la clasificación de la información precisamente en este resumen —al
que también se conoce con el anglicismo abstract.
g. Cuerpo del ensayo (apertura, desarrollo y cierre.)
h. Notas aclaratorias o referencias hemero-bibliográficas. Es opcional si se presentan al
final del cuerpo del ensayo o a pie de página cada vez que se requiera. Más adelante,
en las secciones 6, 9 y 10 de este apartado, se ofrecen los criterios para presentar estas
notas.
i. Lista del material documental que se usó para la elaboración del ensayo (puede
contener bibliografías, hemerografías, videografías o filmografías).
j. Lugar y fecha de elaboración o de entrega.
NOTA: si falta alguno de estos elementos puede ser razón suficiente para que se devuelva
el trabajo al estudiante para su reelaboración o bien para que el ensayo merezca
calificación reprobatoria. Es recomendable
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