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Pasión por el producto y el equipo Macintosh de Steve Jobs


Enviado por   •  7 de Octubre de 2014  •  Trabajos  •  1.473 Palabras (6 Páginas)  •  240 Visitas

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Hay gente que escoge su camino en la vida. Hay gente que tiene que cargar con él. Y, por último, hay quien descubre su vocación casi accidentalmente, sin que nunca la haya buscado. Steve Jobs dijo en una ocasión que descubrió la fascinación por los ordenadores en su preadolescencia, cuando visitó el Centro Ames de Investigación de la NASA, cerca de Mountain View. De hecho, resulta que nunca vio un ordenador, solamente una terminal. Cuando lo cuenta se nota su entusiasmo infantil cuando dice que ese día “se enamoró” con la simple idea de los ordenadores.

El camino de Steve Jobs repasa los inicios de Apple Computer y explica los diferentes momentos profesionales que nuestro protagonista vivió dentro y fuera de la compañía. En los diez años que permaneció fuera de Apple, Steve desarrolló la que se convirtió en la única empresa en los estudios de Hollywood que nunca ha perdido dinero en ninguna producción, Pixar, comprada por Disney en 2006. En esos años, Steve también arrancó la empresa NeXT Computer Inc., en la que Apple se vería de nuevo interesada, y que creó las condiciones que volverían a colocar a Steve al frente de la compañía. El estilo de liderazgo de Steve Jobs está presente a lo largo de todo el relato, desde el punto de vista de una persona que estuvo muy cerca de él como vicepresidente de Apple, Jay Elliot.

La pasión por el producto y el equipo de Macintosh

La obsesión de Steve Jobs es una pasión por el producto, una pasión por la perfección del producto. Él crea sus productos desde su propia visión como consumidor. Así le dio el aliento de vida al Macintosh como “el ordenador para el resto de nosotros”. Configuró la tienda iTunes y el iPod a partir de su amor por la música y el deseo de llevarla adonde quiera que él fuera. Amaba la conveniencia del móvil, pero odiaba los teléfonos pesados, torpes, feos y difíciles de usar que había en el mercado; esa insatisfacción también le llevó posteriormente a él y a quienes trabajaban con él hacia el iPhone.

La pasión de Steve ya se podía vislumbrar desde su primera visita al PARC, el Centro de Investigación de Xerox en Palo Alto. Allí vio una versión primaria de un aparato que más tarde se conocería como ratón, una impresora y una pantalla que no se limitaba a texto y números, sino que podía mostrar dibujos, imágenes gráficas y un menú de elementos que podías seleccionar con el ratón. Steve se refirió posteriormente a esta visita como apocalíptica. PARC estaba creando una máquina para las empresas, un ordenador que compitiera con IBM con un precio estimado de 10.000 a 20.000 dólares. Steve veía algo distinto: un ordenador para todos. Lo había entusiasmado particularmente la noción de un icono en pantalla —el cursor— que se controlaba con el movimiento de la mano. Steve vio eso en un nanosegundo y capturó así la visión del futuro de la informática.

Aunque Steve no era un experto en tecnología, realmente deseaba tener un producto suyo. Cuando intentó aplicar su visión de futuro, los ingenieros que diseñaban el ordenador Lisa de Apple, para deshacerse de él, le decían cosas como: “Si piensas que esas ideas son tan buenas, ve y construye tu propio ordenador”. El ordenador Lisa había estado en desarrollo en los últimos dos años. Pero la tecnología que Steve había visto en PARC iba a cambiar el mundo y se tenía que replantear Lisa con esas características. Él intentó orientar al equipo de Lisa hacia lo que había visto en PARC. “Tienen que cambiar el rumbo”, insistía. Pero los ingenieros y programadores de Lisa eran adoradores de Wozniak (Steve Wozniak, cofundador de Apple), y no estaban a favor de ser redirigidos por Jobs.

En esos días, Apple era algo así como una nave que huía, surcando las aguas a toda velocidad, con mucha gente en el puente pero nadie capitaneando. La compañía, aunque apenas tenía cuatro años, disfrutaba de unas ventas netas anuales de alrededor de 300 millones de dólares. Pero Steve Jobs ya no tenía el poder de un principio. El CEO se había ido y el inversor de arranque, Mike Markkula, desempeñaba el cargo de CEO temporal, con Michael Scott como presidente. Los dos ejecutivos que tomaban decisiones no querían los retrasos en el desarrollo de Lisa generados por los cambios de Steve. El proyecto estaba atrasado y la idea de desechar

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