ANALISIS A LA LEY 137-03 SOBRE TRATA TRAFICO DE INMIGRANTES
ivelissec230 de Abril de 2014
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ANALISIS A LA LEY 137-03 SOBRE TRATA TRAFICO DE INMIGRANTES
INTRODUCCION
La trata y el tráfico de personas son delitos que se han incrementado en forma alarmante en los últimos años, debido a las difíciles condiciones de vida en los países menos desarrollados, al endurecimiento de las políticas migratorias en los países industrializados y al hecho de que por mucho tiempo estos fenómenos no fueron considerados como un problema estructural sino como una serie de episodios aislados.
Un informe sobre trata de personas, particularmente mujeres, en Centroamérica y República Dominicana, publicado por Cooperación Técnica Alemana arrojó que República Dominicana es el tercer país a nivel mundial en este tráfico ilícito.
La noticia señala que Dominicana compite con Brasil, solo superados por Tailandia y Filipinas, que ostentan los tristes dos primeros lugares.
Este es un negocio que, según reveló la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), mueve al año más de 36 mil millones de dólares.
La constitución Dominicana prohíbe este delito en su Art. 41 donde dice:
"Se prohíben en todas sus formas, la esclavitud, servidumbre, la trata y el tráfico de personas."
ANALISIS A LA LEY 137- 03 SOBRE TRAFICO ILICITO Y TRATA DE PERSONAS.
La trata de personas constituye una de las formas de esclavitud del siglo XXI en el mundo globalizado contemporáneo.
Es un delito que ocupa el tercer lugar en la lista de crímenes transnacionales, situado después del tráfico de drogas y el de armas, aunque las estimaciones señalan que en la presente década, la trata de personas va a ocupar el primer lugar por las increíbles ganancias y los beneficios económicos que reporta, ya que se calcula que en todo el mundo la industria del sexo (mujeres, hombres, niñas y niños) mueve anualmente más de 77 mil 500 millones de dólares y la trata sigue creciendo.
Ningún país del mundo es inmune a la trata de personas. Es un delito que está afectando a muchas naciones que son utilizadas por las redes de tratantes de diferente manera: como países de origen, de tránsito o de destino.
Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), cada año unos 2 millones de personas son víctimas de la trata, de las cuales el 80% son mujeres y niñas y 50% personas menores de edad. A esta cifra debe sumarse un número indeterminado de personas que son víctimas de la trata dentro de sus propios países, sin cruzar las fronteras internacionales y son sometidas a diversas formas de explotación.
La trata de personas es una de las modalidades de explotación; es una violación a los derechos humanos y un delito en el que la víctima puede ser cualquier persona, ya que involucra a niños, niñas, mujeres y hombres, que mediante el sometimiento son llevados a la prostitución, al trabajo forzado, a matrimonios obligados, a servidumbre, a la explotación sexual y a prácticas esclavistas de distinta naturaleza. Es un delito conectado con otros delitos como el secuestro, las desapariciones, la falsificación de documentos, la violencia y el abuso físico y sexual, la corrupción, el tráfico y el abuso de drogas.
El tráfico ilícito de migrantes es verdaderamente una preocupación global, pues afecta a un gran número de países del mundo que son puntos de origen, tránsito o destino. Los delincuentes se lucran con el tráfico ilícito de migrantes a través de fronteras y entre continentes. Es tarea compleja evaluar la dimensión real de este delito, debido a su naturaleza clandestina y a la dificultad para determinar cuándo la migración irregular es facilitada por contrabandistas. Sin embargo, el gran número de migrantes dispuestos a correr riesgos en busca de una vida mejor, cuando no pueden emigrar por vías legales, brinda una provechosa oportunidad a los delincuentes para explotar su vulnerabilidad.
Los migrantes objeto de tráfico ilícito son vulnerables a la explotación y el abuso y sus vidas y seguridad muchas veces corren peligro: se pueden asfixiar en el interior de los contenedores, perecer en el desierto o ahogarse en el mar mientras son conducidos por contrabandistas que lucran con un tráfico en el que los migrantes se convierten en mercancías. Por tratarse de un delito clandestino, las cifras de valor en el plano mundial son difíciles de determinar con precisión. Sin embargo, sobre la base de dos de las principales rutas del tráfico ilícito: de África oriental, septentrional y occidental hacia Europa y de América del Sur hacia América del Norte, se estima que este delito genera anualmente alrededor de 6.750 millones de dólares de los Estados Unidos para los delincuentes que operan en estas regiones solamente. Sin embargo, esa cifra presumiblemente es mucho mayor en el plano mundial
EN BUSCA DE UNA MEJOR CALIDAD DE VIDA.
Las personas salen de su país por muchas razones, pero en el caso de los migrantes indocumentados la razón, casi siempre, es la búsqueda de una vida mejor, sea para ellas mismas o para sus familias, a veces en busca de trabajo y a veces para escapar de la pobreza, los desastres naturales, la violencia, el conflicto armado o la persecución.
Los delincuentes lucran con la falta de oportunidades legales de los migrantes y sacan partido de la situación ofreciéndoles arreglos onerosos. Si bien estos arreglos pueden incluir servicios como el transporte, también pueden consistir en actos de fraude documental, que van desde el préstamo de pasaportes robados a personas parecidas al migrante hasta la falsificación de documentos de identidad y la obtención de pasaportes o visados auténticos tramitados con otros documentos fraudulentos.
Como estos servicios son ilícitos, los delincuentes ejercen un poder enorme, por lo cual los migrantes quedan en situación vulnerable. Muchos son víctimas de abusos, perecen en camino a su destino o son abandonados en tránsito, desprovistos de recursos. Los refugiados, los solicitantes de asilo y los migrantes vulnerables, como los menores no acompañados y las mujeres embarazadas, se pueden contar entre quienes pagan un alto precio por los servicios del tráfico ilícito, sin ninguna garantía para su seguridad o el éxito de su aventura.
En muchos casos, los migrantes sufren malos tratos durante el proceso del contrabando y tienen que soportar condiciones muy difíciles. Cuando descubren la naturaleza del proceso, algunos migrantes objeto de tráfico ilícito pueden tratar de dar marcha atrás, pero bien pueden verse obligados a continuar el viaje.
RUTAS.
El tráfico ilícito de migrantes adopta muchas formas diferentes: de simples a complejas, de seguras a peligrosas y de bajo costo a muy onerosas. El nivel de seguridad y la facilidad para llegar al destino final dependen del dinero. Los migrantes de medios financieros exiguos pueden optar por un arreglo de pago con ingresos corrientes, en que pagan por los diferentes tramos del viaje a traficantes que acaso no estén vinculados entre sí. Estos migrantes son los que tienen más probabilidades de quedar abandonados y ser objeto de abusos. Los arreglos más completos, por otra parte, pueden ser más rápidos y seguros y tienen una mayor garantía de éxito, pero también pueden resultar considerablemente más onerosos.
Las rutas del tráfico de migrantes pueden requerir grandes desvíos y estar sujetas a cambios para aprovechar políticas favorables o deficiencias en el control en frontera. Se pueden originar y terminar en el mismo continente o ser transcontinentales y transitar por un tercer continente.
ES UN DELITO DE GRAN ALCANCE.
Los migrantes objeto de tráfico ilícito suelen ser víctimas de violaciones graves de los derechos humanos. Aunque inicialmente tal vez han consentido en ser contrabandeados a otro país, en cualquier momento el viaje puede tomar un matiz en modo alguno consensual. Durante el viaje mismo, los migrantes pueden ser hacinados en espacios excepcionalmente pequeños en camiones o embarcaciones frágiles para que los contrabandistas puedan aumentar al máximo su "carga". Durante la travesía, los migrantes pueden ser violados, golpeados o abandonados adrede para que perezcan en el desierto. Cuando llegan a su destino, muchos migrantes (o sus familias) se convierten en víctimas de extorsiones o de servidumbre por deudas. En este último caso, los migrantes pueden ser obligados a pagar sumas exorbitantes de dinero, casi imposibles de solventar, a los delincuentes por temor a la violencia o la deportación por las autoridades, que pueden convertirlos en víctimas de la trata de personas.
El tráfico ilícito de migrantes y las actividades conexas se cobran muchas vidas y reportan ganancias de miles de millones de dólares a los delincuentes. También fomentan la corrupción mediante el soborno de funcionarios y estimulan la delincuencia organizada en los países de origen, tránsito o destino durante el proceso de contrabando. Los datos probatorios disponibles sugieren que, dada la creciente interdependencia de la economía mundial, la participación de grupos delictivos en esta actividad también va en aumento.
Los efectos se sienten en todos los países afectados por el tráfico ilícito de migrantes. En los países de origen, las familias se endeudan para pagar el precio del contrabando, sin ninguna garantía de que su inversión ha de resultar rentable. Peor aún, pueden verse privadas de noticias de sus familiares desaparecidos, sin saber de su destino y si están muertos o vivos o en la cárcel o si han sido víctimas de la trata de personas. En los países de tránsito, los migrantes objeto de tráfico ilícito pueden quedar abandonados, con recursos limitados
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