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AUTONOMIA Y HETERONOMIA EN LAS UNIVERSIDADES


Enviado por   •  14 de Junio de 2018  •  Informes  •  1.733 Palabras (7 Páginas)  •  459 Visitas

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AUTONOMIA Y HETERONOMIA UNIVERSITARIA

     

      Todas las instituciones de educación superior suelen poseer una filosofía que las representa ante la sociedad. Esta filosofía se basa en los criterios de análisis básicos de la filosofía: Ontológico, gnoseológico, epistemológico y ético. Este último es el que le otorga peso específico al comportamiento del personal que integra las diversas organizaciones educativas y, este mismo criterio permitirá conocer la problemática de una de las categorías educativas más cuestionadas de la educación superior: la autonomía. La autonomía universitaria  puede entenderse como la responsabilidad y el derecho que tiene la universidad de gobernarse a sí misma, con el objetivo de garantizar su existencia institucional y en el cumplimiento de sus funciones específicas. Comprende los campos de la economía, el gobierno y la administración; la organización académica, la organización de los cuerpos docentes, la admisión de los alumnos, la plena libertad científica y cultural, la inviolabilidad de los recintos a la conservación e incremento de su patrimonio; todo sin ninguna interferencia del sector público o de cualquier otra fuerza extraña.

      Sin duda alguna, una de las tensiones más transcendentales hoy en la educación lo establecen el proceso de operacionalización de conceptos como autonomía, heteronomía y descentralización. Hoy podríamos diversificar tres tipos de autonomía:

  • La interna, referida a la capacidad de las unidades estructurales, facultades, departamentos, escuelas, de establecer su propia agenda académica.
  • La externa, cuando la institución es capaz de articularse, intervenir e interaccionar con el entorno a partir de los propios desarrollos de su autonomía científica, técnica y tecnológica.
  • Y la autonomía institucional, cuando la universidad, aun siendo estatal, es capaz de construir su propia agenda universitaria.

      Por otro lado cabe destacar, que una de las principales disposiciones que está tomando lugar en la educación superior es la transición de un modelo centrado en la autonomía a un modelo heterónomo. En el modelo heterónomo, el poder para definir la misión, la agenda y los productos de las universidades reside cada vez más en factores externos y cada vez menos en sus propios órganos de gobierno. Mientras el principio de autonomía sugiere la capacidad de autodeterminación, independencia y libertad, el concepto de heteronomía se refiere a la subordinación a un orden impuesto por agentes externos. Entonces definiríamos estos dos conceptos de la siguiente manera: La autonomía se entiende como la capacidad que tienen las instituciones universitarias de determinar su agenda a partir de sus propios mecanismos de funcionamiento. La heteronomía se entiende como el proceso de determinar la agenda institucional a partir de la intervención de agentes externos; y, la descentralización como los desarrollos de la autonomía estructural bajo la coordinación central.

     En consecuencia las universidades actuales y contemporáneas se direccionan hacia organizaciones autónomas, descentralizadas y con una capacidad de articulación con el entorno, esto es, con una alta pertinencia. Una de las diferencias fundamentales entre las universidades preparadas para responder a los retos del siglo XXI y las universidades que todavía viven entre los siglos XIX y el XX, es precisamente que las primeras tienen una alta autonomía interna, externa e institucional y una profunda descentralización, en donde sus unidades básicas gozan de gran autonomía, mientras que las segundas han depositado todo el poder de decisión en pocas personas y unidades y su característica es precisamente la centralización administrativa, financiera y académica.

        Las Universidades que tienen una autonomía institucional con alta pertinencia, y el fortalecimiento de sus unidades básicas así como el desarrollo de una docencia basada en la reproducción ampliada y la producción de conocimientos a partir de programas de investigación capaces de integrar la investigación básica con la investigación aplicada, esto es con la investigación denominada pertinente, son consideradas autónomas. Lo anterior implica necesariamente poner en práctica un sistema de proyección social que sea capaz de intervenir el entorno y proporcionarle a la universidad una mayor capacidad de interpretación de la región y su inserción en las megas tendencias que marcan el rumbo del mundo de hoy. En cambio las universidades que tienen que consultar todas sus decisiones técnico-administrativas y docentes con factores externos como el estado y las empresas son consideradas heterónomas, debido a que sus decisiones gerenciales tienen que ser consultadas y aprobadas por otros, no teniendo el cuerpo directivo que las dirige una autonomía en la toma de decisiones.

      Por otro lado cabe destacar que en el transcurso de los últimos veinte años, el sistema de educación superior autónomo venezolano, así como en algunos  países latinoamericanos, han confrontado la dureza generada por la doble dinámica del aumento permanente de la población estudiantil y una reducción del financiamiento del presupuesto por parte del Estado. Las respuestas a esta tensión han transitado al menos en razón de tres dimensiones:

  • Una dimensión técnica, que implica que tanto actores universitarios como extrauniversitarios deben examinar alternativas, enfrentar dilemas morales, generar consensos y tomar decisiones.
  • Una dimensión política, que se relaciona en gran parte con el poder relativo de los diversos actores involucrados para defender o atacar las diferentes decisiones.
  • Y una dimensión ética-existencial, que se relaciona con los propósitos últimos de la educación superior en el plano del funcionamiento organizacional. La dinámica no es lineal, ni circular, ni carente de conflictos. En el centro del tema se halla una de las opciones morales más difíciles que debe enfrentar el gobierno democrático y las universidades: cómo armonizar los objetivos del sector público, los intereses privados, el ethos académico y los valores que definen su misión y visión.

           En otro orden de ideas podría decirse que los cambios ocurridos en la educación superior venezolana en la década de los noventa no distan de los que se han producido en otros países que han experimentado el deterioro progresivo del estado de bienestar como: la reducción presupuestaria, detrimento de la infraestructura, privatización, aumento del arancel estudiantil, intensificación de las relaciones con el sector empresarial, transferencia de recursos de la investigación básica a la investigación aplicada, énfasis en las disciplinas con más acercamiento al mercado, financiamiento condicional, segmentación vertical del sistema, competitividad interinstitucional e intrainstitucional por la obtención de recursos para su desarrollo, nuevas formas gerenciales, creación o expansión de universidades públicas y privadas, debilitamiento de la función de extensión, y en general una posible transición hacia un modelo de educación superior que pareciera converger cada vez más hacia la heteronomía.

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