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Administracion y finanzas - Los costes de almacén.


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2017  •  Apuntes  •  10.973 Palabras (44 Páginas)  •  199 Visitas

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TEMA 3

Los costes de almacén.

1.- Costes de almacén.

El objetivo de cualquier organización, es ofrecer el mejor servicio al menor coste. En el almacén también debes plantear esa meta en las actividades que se desarrollan. No basta con organizar los medios de manera adecuada, ni fijar el funcionamiento que se considere más conveniente a las necesidades.

Es preciso que todas las actividades en todo momento persigan:

  • Reducir los costes de funcionamiento, en especial aquellos que más tiempo ocupan, como la preparación de pedidos.
  • Es preciso reducir el número de manipulaciones, considerar la posibilidad de automatizar procesos y eliminar errores y reprocesos.
  • Optimizar el espacio disponible. Es preferible en muchos casos aumentar la rotación de mercancías, que haya más movimiento, a tener que contratar más espacio para almacenarlas. La gestión informatizada permite aprovechar todos los huecos del almacén de manera más flexible.

Hay que tener en cuenta una serie de factores que nos obligan a analizar y mejorar las operaciones para reducir los costes:

  • La situación del mercado es cambiante y no es posible contar con una estructura de costes estable: los costes de transporte pueden verse alterados por los combustibles, o un nuevo competidor puede ofertar el producto a precios inferiores.
  • En muchos casos es muy difícil reducir los costes de fabricación, por lo que la reducción en el precio se debe obtener en la cadena logística, con los plazos de entrega de proveedores o en la distribución.
  • Para el fabricante puede ser más ventajoso dejar las actividades de almacenaje y distribución en manos de operadores logísticos.

Es preciso, por tanto, poder medir todos los costes que intervienen en la función de almacenamiento y gestionarlos de manera adecuada para mejorar el servicio. En algunos casos, es más sencillo: sabemos lo que cuesta cada caja de cartón en la que embalamos los productos, y podemos repartir el salario del empleado entre el número de cajas embaladas para saber el coste por caja. Pero no es tan sencillo, por ejemplo, distribuir entre las cajas o palets almacenadas los costes del equipamiento informático.

Lo que no se mide, no se conoce, no se controla y nunca se podrá mejorar.

2.- Clasificación de los costes.

A la hora de plantearte el cálculo de los costes, debes considerar todos los elementos que intervienen y que en muchos casos dependen de las existencias almacenadas. Cuanto mayor sea la cantidad y el tiempo de permanencia, tanto mayores serán los costes de las existencias.

Los costes de almacenamiento, de mantenimiento o de posesión del stock, incluyen todos los costes directamente relacionados con la propiedad de los inventarios tales como:

  • Costes Financieros de las existencias.
  • Gastos del Almacén.
  • Seguros.
  • Deterioros, pérdidas y degradación de mercancía.

Podemos clasificarlos por distintos criterios:

  • Por actividad: se agrupan en función de las principales funciones del flujo logístico. Una clasificación podría ser:
  • Almacenamiento.
  • Manutención.
  • Preparación de pedidos.
  • Transporte.
  • Administración.
  • Costes directos e indirectos. Costes directos son aquellos que pueden asignarse sin dificultad a los productos, porque intervienen directamente en su elaboración. Los costes indirectos son los que afectan a la empresa en su conjunto, y no directamente a la fabricación de un producto.
  • Costes fijos y variables: Los costes fijos son los que necesita una empresa para empezar a producir, son independientes del volumen de producción. Ejemplos de costes fijos son la amortización de instalaciones, la mano de obra fija, el alquiler de las naves, etc.

Los costes variables se denominan así, porque van cambiando con la producción, son mayores cuantas más unidades de producto se obtengan. Ejemplos de costes variables son las materias primas que se utilizan o las horas de trabajo empleadas en las tareas productivas, porque varían en proporción directa a la cantidad de bienes fabricados (en este caso, de bienes almacenados).

3.- Costes por actividad.

Una de las clasificaciones que más deberás tener en cuenta para el control del gasto es el de costes por actividad. Aunque la distinción entre costes directos e indirectos o fijos y variables nos ayudan a comprender las dificultades en la imputación de costes, lo que no interesa es saber dónde se gasta y en qué conceptos. En resumen, como gestor de almacén debes analizar todo el proceso y buscar la manera de hacerlo más rentable.

La clasificación de costes por actividad considera las siguientes fases:

  • Almacenamiento. Incluyen elementos como el coste del local (alquiler o compra), su mantenimiento, el consumo energético.
  • Manutención. Aquí, consideramos elementos como los gastos de personal, la maquinaria de manutención y su mantenimiento.
  • Preparación de pedidos. Por las características especiales y la dedicación en tiempo y recursos que supone, merece la pena distinguir esta fase de la manutención. Además de costes de personal o maquinaria, debemos considerar otros como los envases y embalajes.
  • Transporte. No es un coste específico del almacén, pero debemos considerarlo igualmente. Por ejemplo, no tendremos la misma cantidad de mercancía almacenada, si la frecuencia de salidas es de 2 salidas diarias, que si ésta es de 2 salidas semanales.
  • Administración y gestión. La gestión de la documentación y organización administrativa del proceso de almacenaje, supone un consumo de recursos (personal, equipos informáticos) que se debe considerar.

Además, es preciso contar con otros costes que influyen en la valoración final del almacén:

  • Coste de los stocks. El valor de la mercancía almacenada. Después de todo el proceso de compra y transporte al almacén, podemos determinar cuánto ha costado cada unidad almacenada. Pero además, es preciso contar con el coste financiero: el dinero que hemos gastado en esas mercancías no se recuperará hasta la venta y, en ese tiempo, podríamos haber empleado ese importe en inversiones que nos dieran cierta rentabilidad.
  • Costes ocultos. Existen ciertas circunstancias (deterioros, pérdidas) que hacen que el valor final de la mercancía sea inferior al que se refleja en la contabilidad.

La situación ideal se daría, al conocer todos estos costes y poder definir exactamente cuánto cuesta finalmente cada unidad de producto que sale del almacén.

Inductores e indicadores o unidades de medida.

Llamamos inductores, a las variables o sucesos que provocan costes por usar los recursos o realización de actividades. Por ejemplo: el número de referencias almacenadas es un inductor (mayor número de referencias supone mayor coste). Los indicadores o unidades de medida, son las ratios entre los costes producidos y las unidades físicas relacionadas con éstos. Permiten conocer la evolución de la eficiencia en costes y definir objetivos de mejora.

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