Alma joven, vida joven.

Alma joven, vida joven

Por: Andrea Pérez Angles

Terminológicamente, juventud significa el período de vida de la persona comprendido entre la infancia y la madurez. Es una etapa de la existencia de un hombre o mujer en la que se forma su personalidad. En ella, además, se toma la mayoría de decisiones para la vida misma.

Sin embargo, también se piensa que es una etapa en la que el joven vive su vida “a la loca y a la ligera”. Pero este concepto es erróneo. Juventud es el tiempo en invertir tiempo, esfuerzo y dedicación para construir hoy la base de la vida del mañana.

En primer lugar, pienso que la juventud es como una semilla para una gran cosecha: la vida. Si la juventud son decisiones y actitudes malas, pues el resto de la vida será así también. Pero si uno vive su juventud de la mejor manera, pensando en el futuro, pues su vida de seguro que será exitosa.

Ahora bien, esto sonará un poco aburrido. Pero uno tiene que aprender a hacer las actividades diarias con alegría y goce, porque de esto se trata en sí la juventud, de querer y valorar lo que se hace y lo que se tiene. En lugar de estar renegando por lo que se hace o no se hace, uno debería estar alegre con esto, disfrutar al máximo y divertirse con lo que uno es y tiene. Indudablemente, hay que vivir el presente pensando en un futuro, pero tampoco vivir el futuro y olvidarse del presente. “El ayer es historia, el mañana es incierto, pero el hoy es un regalo, por eso se llama presente”.

Por otro lado, las personas adultas o mayores dirán: “Juventud… ese tema ya no es para mí”. Pues yo les digo que se animen pues eso no es cierto. La juventud no es un asunto cronológico, sino un estado del alma y del corazón. Hay jóvenes que no viven ni disfrutan en nada su juventud, tienen cuerpo joven pero alma vieja; así como también hay personas mayores que sí disfrutan de sus años, tienen cuerpo viejo pero alma joven.

Asimismo, la juventud es sentirse libre, sin ninguna carga sobre los hombros, actuar con propias decisiones y elegir el propio rumbo. Lamentablemente, hay personas que viven prisioneros de sí mismos o de los demás. Por una u otra razón, algún joven vivirá no de sus decisiones sino de sus miedos y retracciones. Uno tiene que aprender a correr el riesgo, de los errores se aprende. Aún más deplorable, es vivir esclavo de otro. Es tener que estar a la deriva de lo que piense, haga u ordene otra persona. En la infancia, uno ha tenido que ser dependiente de una persona mayor, pero en la juventud uno debe aprender a tomar decisiones de acuerdo a sus sueños y metas.

Para concluir, la juventud es vivir y disfrutar el día a día al máximo, pensando en el futuro y asumiendo responsabilidades en la vida. Simplemente es ser uno mismo, valorar las cualidades y superarse. Es tener el espíritu joven y libre, una vida llena de sueños, pasiones y aspiraciones; y nunca perder la fe y la esperanza que es lo que nos llevará a lo más anhelado en la vida: la felicidad.

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