Amor ante la Guillotina

Amor ante la Guillotina

Tiempo atrás, casi a finales del siglo XVIII en Francia, las investigaciones de todo ámbito se encontraban en un gran apogeo en lo que era la Academia de ciencias, donde tanto científicos como matemáticos eran dignos de admiración. Todo parecía tener un clima tranquilo en medio de los días otoñales, viendo caer con suavidad las hojas, pero todo dio un vuelco inesperado, y se dio inicio a una pesadilla, el reinado del terror. Se había asentado la desesperación y la muerte en las calles, mientras que el comité encargado del país hizo acrecentar esto, para mantener controlado al pueblo bajo el miedo. Y como era de esperar la Academia fue suprimida y gran parte de sus miembro fueron echados a la calle, exceptuando a un pequeño comité.

Entre los expulsados se encontraba Pierre, un hombre que apenas pasaba los cuarenta años, testarudo, pues no estaba dispuesto a dejar sus investigaciones solo porque el clima en el país había cambiado, se escabullo y junto a su amigo Antoine reiniciaron sus trabajos en el completo anonimato. Cuando apenas hubo pasado un mes miles de personas habían sido perseguidas, enjuiciadas y finalmente guillotinadas frente al pueblo, pensándose que eran enemigos del país, aunque muchas de estas personas eran inocentes, culpadas con argumentos irracionales y poco sólidos.

Esta situación golpeaba con fuerza a Pierre y Antoine, mantenerse alejado de esta pesadilla resultaba difícil, por lo que necesitaban tomar acción; se tomaron unas cuantas semanas para desarrollar maneras de mantener sus trabajos a salvo de los ojos prejuiciosos del Terror. Avanzaban los días y Pierre por su parte, recordó estar estudiando uno de los primeros trabajos de su amigo Joseph, en el que encontró algo muy curioso, pero que debido al cierre de la Academia no lo reviso más que un par de semanas, dejándolo en el olvido.

Transcurrieron otro par de semanas para desarrollar lo que tenía en mente, era complicado, pues resulto ser una idea matemática jamás vista, y mucho menos estudiada, por lo que tuvo que partir desde lo más sencillo, encontrar maneras de escribirla, cuando las encontró desarrollo un poco la idea, y busco la manera más segura de notificárselo a Antoine. Cuando este recibió tales resultados, le tomo unos cuantos días comprender lo que Pierre había generado, una vez lo entendió Antoine fue astuto y pensó que la idea de su amigo les seria de utilidad, para disfrazar sus trabajos y hacerlos indescifrables para cualquier persona que se apoderase de ellos.

Al principio fue difícil asemejarse a la idea de Pierre, era un verdadero desafío por donde se le viese, pero pasado un par de meses lograron acoplarse a ella; a pesar de saber que haciendo esto desafiaban a su propio país, no les pareció importante el entrar a jugar en terreno peligroso, para ellos su amor por el conocimiento, las matemáticas y sus ideales les daba la fuerza para continuar.

El correr de los días hizo a Pierre recordar a su amigo Joseph, quien se encontraba en la comisión sobreviviente al cierre de la academia, y decidió enviarle una carta pidiéndole que se uniera a su contingente, sin especificar lo que hacían, pero la respuesta de Joseph fue un amable no, el prefería mantenerse al margen de la situación, aceptándolo sin importar lo irracional que fuera. Pierre lo acepto y jamás dio palabra a Joseph de lo que en su trabajo se escondía.

Cuando el reino del terror llevaba más de medio año instaurado en el país, para muchos era difícil saber cuántas personas habían muerto perdiendo la cabeza bajo la filosa cuchilla de la guillotina; la exposición de las cabezas de los llamados así traidores era pan de cada día, por más que lo intentaron Pierre y Antoine no pudieron excluirse de ello, más de una vez vieron caer la cabeza de alguien en el canasto de mimbre. Aunque en medio de los así llamados espectáculos vieron oportunidades de intercambiar papeles de manera rápida y sin levantar mayor sospecha.

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