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Antología De Fabulas


Enviado por   •  10 de Febrero de 2015  •  2.896 Palabras (12 Páginas)  •  326 Visitas

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Introducción

En esta antología daremos a conocer la definición, función y tipos de fábulas así como algunos ejemplos de las mismas.

En su significado más difundido, el término fábula refiere a aquel relato breve ficticio, escrito en prosa o en verso, que frecuentemente tiene una intencionalidad didáctica manifestada en una moraleja. A través de una fábula se pretende captar y despertar el interés de tal forma que disfruten de los personajes, se motiven y entusiasmen y al final de ella sin que se den cuenta habrán disfrutado de una narración y quedará en ellos una enseñanza que jamás olvidaran por la forma como fue aprendida y que seguro aplicaran en su cotidianidad.

Tipos de fábulas

Fábulas Antiguas

La fábula nació en las antiguas culturas de Oriente, concretamente en la India, y con un afán didáctico o de enseñanza, para educar a los hijos de los nobles e infundir en ellos valores y virtudes que les ayudaran a convertirse en gobernantes.

Debido a su intención, brevedad y fácil comprensión, estos relatos se difundieron por Oriente y llegaron a Europa gracias a navegantes viajeros. En Grecia fue Esopo quien retoma el género y crea sus fábulas en medio del intenso ambiente cultural griego. En Roma, Horacio y Fedro se inspiraron en Esopo para escribir sus textos morales; y posteriormente en la Edad Media y Renacimiento, los cruzados difundieron las nuevas fábulas de Oriente aprendidas en los lugares donde combatían.

Así es como la fábula fue evolucionando y enriqueciéndose hasta nuestros días, para continuar con el propósito principal con el que fueron creadas: moralizar.

DEMASIADOS SENDEROS

Un vecino de Yang Zi, que había perdido una oveja, mandó a todos sus hombres a buscarla y le pidió al sirviente de Yang Zi que se uniera a ellos.

- ¡Qué! – Exclamó Yang Zi –. ¿Necesita Ud. a todos estos hombres para encontrar una oveja?

- Son muchos los senderos que puede haber seguido – explicó el vecino. Cuando regresaron, Yang Zi preguntó al vecino:

- Bueno, ¿encontraron la oveja?

Este contestó que no. Entonces Yang Zi preguntó por qué habían fracasado.

- Hay demasiados senderos – respondió el vecino –. Un sendero conduce a otro, y no supimos cuál tomar; así es que regresamos.

Yang Zi se quedó hondamente pensativo. Permaneció silencioso largo tiempo y no sonrió en todo el día.

Sus discípulos estaban sorprendidos.

- Una oveja es una nadería – dijeron –, y ésta no era ni siquiera suya. ¿Por qué tiene Ud. que dejar de hablar y sonreír?

Yang Zi no respondió, y sus discípulos se llenaron de perplejidad. Uno de ellos, Mengsun Yang, fue a contarle a Xindu Zi lo que ocurría.

- Cuando hay demasiados senderos – dijo Xindu Zi –, un hombre no puede encontrar su oveja. Cuando un estudiante se dedica a demasiadas cosas, malgasta su tiempo y pierde su ruta. Usted es discípulo de Yang Zi y aprende de él; sin embargo, parece que no ha llegado a comprenderle nada. ¡Qué lástima!

EL OBSEQUIO DE LAS PALOMAS

Era costumbre en Handan cazar palomas para regalarlas al príncipe el día de Año Nuevo. Esto agradaba tanto al soberano que repartía valiosas recompensas. Alguien le preguntó la razón de esta costumbre.

- El día de Año Nuevo dejo las palomas en libertad para demostrar mi bondad – contestó el príncipe.

- Como sus súbditos saben que Ud. necesita palomas para libertarlas, todos se dedican a cazarlas – comentó el otro –. Y el resultado es que al cazarlas, mueren muchas. Si Ud. realmente quiere salvarlas, es mejor que prohíba su caza. Tal como están las cosas, Ud. las caza para libertarlas y su bondad no puede reparar el daño que ocasiona.

El príncipe asintió.

DE CÓMO EL VIEJO TONTO REMOVIÓ LAS MONTAÑAS

Las montañas Taihang y Wangwu tienen unos setecientos li* de contorno y diez mil ren** de altura.

Al norte de estos montes vivía un anciano de unos noventa años al que llamaban El Viejo Tonto. Su casa miraba hacia estas montañas y él encontraba bastante incómodo tener que dar un rodeo cada vez que salía o regresaba; así, un día reunió a su familia para discutir el asunto.

- ¿Y si todos juntos desmontásemos las montañas? – sugirió –. Entonces podríamos abrir un camino hacia el Sur, hasta la orilla del río Hanshui.

Todos estuvieron de acuerdo. Sólo su mujer dudaba.

- No tienen la fuerza necesaria, ni siquiera para desmontar un cerrejón – objetó –. ¿Cómo podrán remover esas dos montañas? Además, ¿dónde van a vaciar toda la tierra y los peñascos?

- Los vaciaremos en el mar – fue la respuesta.

Entonces el Viejo Tonto partió con sus hijos y nietos. Tres de ellos llevaron balancines. Removieron piedras y tierra y, en canastos los acarrearon al mar. Una vecina, llamada Jing, era viuda y tenía un hijito de siete u ocho años; este niño fue con ellos para ayudarles. En cada viaje tardaban varios meses.

Un hombre que vivía en la vuelta del río, a quien llamaban El Sabio, se reía de sus esfuerzos y trató de disuadirlos.

- ¡Basta de esta tontería! – exclamaba –. ¡Qué estúpido es todo esto! Tan viejo y débil como es Ud. no será capaz de arrancar ni un puñado de

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