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Aprendizaje de un instrumento musical como mejora en el rendimiento escolar en alumnos de tercer grado de secundaria

10700540Trabajo14 de Junio de 2019

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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios Superiores Zaragoza

Carrera de Psicología

Aprendizaje de un instrumento musical como mejora en el rendimiento escolar en alumnos de tercer grado de secundaria

Modalidad: Seminario de investigación.

Grupo: 751-.

Varela Trejo Carlos Héctor, Vergara Jorge.

Índice.

Resumen

Durante muchos años se han utilizado distintos programas de estudio en las escuelas mexicanas, con planes artísticos pero no como apoyo a la mejora del rendimiento académico. En el presente trabajo, se abordan los beneficios de la música en el ser humano tanto a nivel cerebral como psico-socio-cultural haciendo énfasis en investigaciones realizadas anteriormente donde se muestran resultados positivos en el rendimiento escolar, para que de esta manera se propongan nuevos planes de estudio que incluyan actividades artísticas y con ésto se mejore el rendimiento escolar en general. Asimismo, la presente investigación muestra un esbozo de las connotaciones positivas de recibir instrucción de un instrumento musical en alumnos de tercero de secundaria manteniendo relación con el desempeño académico.

Palabras Clave: Instrumento musical, rendimiento académico, aprendizaje, plasticidad.

Índice.

Introducción.

Generalmente, cuando una persona recibe adiestramiento académico por parte de un instructor o una institución, privada o pública, los trabajos que realiza a lo largo de la enseñanza son evaluados mediante criterios determinados por dicha persona o institución en el que éste está recibiendo su educación. De esta forma, el rendimiento académico está considerado como la evaluación de los resultados aprendidos, después de una serie de enseñanzas, cuyos estándares de evaluación están vinculados a una institución educativa (Del Valle & Urquijo, 2015).

Una de las variables mayormente consideradas, por docentes e investigadores, como una gran aproximación al rendimiento académico, son las calificaciones escolares ya que aseguran son predictivas de éste al igual que es un indicador del nivel educativo; sin embargo los docentes dentro del aula pueden anticipar los alcances de un modo cualitativo al observar resultados cuantitativos (Edel, 2003).

Asimismo, el aprovechamiento escolar varía dependiendo de las circunstancias o situaciones a las que está siendo sometido el estudiante, por ello se tiene que tener en cuenta que existen diversos factores los cuales influyen (de manera positiva o negativa) en el aprovechamiento escolar. Dichos factores tienden a clasificarse en dos categorías: dentro de la primera categoría se encuentran los factores que son ajenos al estudiante, pero que igualmente le afectan, como son: estrategias de enseñanzas aplicadas por el docente, plan de estudios y su alcance, criterios de evaluación estandarizados por la institución educativa, entre otros. Mientras que la segunda categoría es propia del estudiante, como el nivel socioeconómico, conocimientos previos y el entendimiento de los mismos, motivación, atención estrategias de aprendizaje, memoria, entre otras (Edel, 2003).

En esta última categoría, se puede hablar de la motivación, la cual los psicólogos definen a grandes rasgos como un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta. En este caso, la motivación escolar es aquella que impulsa a la acción del saber (Méndez, 2015); en este proceso se involucran variables tales como: habilidades de pensamiento y conductas instrumentales para alcanzar las metas propuestas (cognitivas), y autovaloración, autoconcepto, etc (afectivas); las cuales, como lo dicen Alcalay y Antonijevic (citado en Edel, 2003), se complementan y hacen eficiente la motivación al mismo tiempo que se vincula a otro proceso esencial dentro del ámbito escolar: el aprendizaje.

Robbins (2004) decía que “el aprendizaje es cualquier cambio de la conducta, relativamente permanente, que se presenta como consecuencia de una experiencia” (p.63). Igualmente afirma que para que se de este proceso debe haber un cambio en la conducta, el cual puede ser favorable o desfavorable, sin embargo tiene que ser un cambio permanente, ya que si es por poco tiempo puede ser catalogado como reflejo, conducta dada por fatiga o cambios adaptativos temporales. De igual manera, se dice que el aprendizaje se da a través de la experiencia, ya sea directa o indirecta (a través de la lectura), si existe un cambio en el comportamiento, se aprendió.

El aprendizaje musical es un proceso complejo en el cual se desarrollan  abilidades específicas tales como auditivas, de ejecución o creación en tiempo real o diferido, etc. Se apoya en contenidos y fomento de actitudes en cada praxis musical. El desarrollo de dichas capacidades es necesario tanto para el aprendizaje de base en la escolarización obligatoria, como en el aprendizaje profesional en escuelas de música (Rusinek, 2004).

En relación a la música, Albusac-Jorge (2014) argumenta que gracias al uso de herramientas como la tomografía, y resonancia magnética (por mencionar algunos) se ha podido hallar información sobre las diferencias ocasionadas por la formación y práctica musical a largo plazo, las cuales indican que se relaciona positivamente con determinadas capacidades cognitivas y provoca cambios en la morfología y funcionalidad del cerebro.

En la actualidad la música se ha posicionado como un estímulo crucial para este entendimiento neuronal, debido a su capacidad para activar gran parte de nuestro encéfalo. La Neurociencia de la Música es la disciplina encargada de estudiar la forma en que se produce esta activación, así como otras cuestiones afines: posibles modificaciones de nuestro encéfalo ocasionadas por la música, forma en que ésta se procesa, estructuras implicadas, interconexión entre ellas, etcétera (Albusac-Jorge, 2014, p.89)

Siguiendo con los argumentos planteados por Albusac-Jorge (2014), se ve que la plasticidad cerebral es una de las mayores virtudes del ser humano, puesto que gracias a ella es posible cambios funcionales o estructurales; aunado a esto, con el aprendizaje musical el cerebro está sometido a una estimulación constante de diversas estructuras que intervienen en diferentes procesos cognitivos, tales como la memoria, el pensamiento, atención, aprendizaje, etcétera. Asimismo, dicha estimulación produce cambios en las estructuras cerebrale que permiten el aumento de conexiones sinápticas, incremento en la capa de mielina, mayor velocidad de procesamiento.

Centrándose más en las personas que realizan el aprendizaje de algún instrumento musical, Forgead (citado en Albusac-Jorge, 2014) argumenta que los individuos con instrucción de instrumentación musical desarrollan más sus capacidades musicales, tales como discriminación auditiva o tono musical.

Debido al contraste de ideas planteadas en los trabajos de Bermúdez et al., y los hechos por Luders, Gaser, Jancke, & Schlaug (citados en Justel, 2012) se puede decir que gracias al entrenamiento musical existen diferencias estructurales y funcionales entre los cerebros de músicos y no músicos, principalmente en el área sensorio motriz, áreas auditivas y áreas de integración multimodal. Lo cual es debido al engrosamiento de diversas áreas cerebrales y a cambios en la materia gris, lo que conlleva a tener mayor plasticidad.

Diversos autores, nombrados por Justel (2012), han concluido que los sujetos con entrenamiento musical procesan diversos aspectos musicales en distintas partes del encéfalo, entre ellos se encuentra que el tono se procesa primariamente en el hemisferio cerebral izquierdo, más específicamente en la corteza prefrontal dorsolateral; el ritmo, métrica y el tempo (términos utilizados en la música) en los ganglios de la base y cerebelo, mientras que el timbre se procesa en el giro y surco temporal superior. Tanto la melodía como el contorno melódico se procesan en el giro temporal superior derecho, los intervalos en el lóbulo temporal dorsal, la sintaxis musical (es decir, el procesamiento estructural de la música) se procesa en los lóbulos frontales de ambos hemisferios y las áreas adyacentes a las regiones que procesan la sintaxis del habla. Mientras que la semántica musical se procesa en  áreas posteriores del lóbulo temporal.

En un estudio realizado por Gaser y Schlaug (citados en Justel, 2012) se demostró que existen diferencias en la cantidad y la distribución de la materia gris, llegando a la conclusión de que en los músicos profesionales presentan una cantidad mayor, los músicos aficionados una cantidad intermedia y una normal en los no músicos. Aunado a esto, se puede decir que dentro de los músicos también existen diferencias, ya que, en un estudio realizado por Schlaug, Jacke, Huang, Staiger  y Steinmetz (citados en Justel, 2012) se llegó a la conclusión de que dependiendo de qué tan tempranamente comenzaron a tocar algún instrumento algunos músicost enían más desarrollado el cuerpo calloso que otros. De igual forma, Ellis et al. (2012) menciona que existen dos principales factores que influyen en el desarrollo cerebral de los músicos, los cuales son la maduración y la intensidad de la formación musical. De esta manera, Grous et al. (citado en Justel, 2012) dice que “el entrenamiento musical se asocia con el desarrollo de habilidades mnemónicas específicas, que podrían contribuir a una reserva cognitiva importante en los músicos” (p. 103)

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