Aproximaciones A La Definicion De Cultura
melina_726mp22 de Septiembre de 2014
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jAPROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE CULTURA
Lic. Estela Moyano
Introducción
Los conceptos de cultura y sociedad son centrales en las ciencias sociales, por esta razón es importante esclarecer su significado, desde una reflexión que posibilite un análisis de los procesos culturales desde una perspectiva que deje de lado todo determinismo y tome en cuenta, entre otros aspectos, la noción de diversidad.
Una de las mayores dificultades con la que nos encontramos a la hora de abordar el análisis de estos conceptos es que se encuentran “naturalizados” en el sentido común, pareciera que sociedad y cultura son realidades dadas, que siempre han estado allí y son inmutables. Cuando uno indaga qué se entiende por cultura, es frecuente encontrar esta respuesta: “es el modo de vida de un pueblo, sus costumbres, su arte, su religión...” Allí queda el concepto atrapado, sin que sea posible precisarlo más. Parecería que el “todo complejo” de Tylor, tal como señala Geertz “oscurece más las cosas de lo que las revela” (Geertz, 1987).
En el sentido común está instalada una concepción evolucionista de la cultura difícil de desarraigar; se señala que hay pueblos con más cultura que otros, expresión que se vincula centralmente con el grado de desarrollo tecnológico de una sociedad, y ésta parecería ser la “medida” con la cual se evalúa la cultura.
En este artículo, partiendo de estas nociones y de las consideraciones expuestas, procuro “desmontar” estas concepciones evolucionistas y etnocéntricas, instalando el tema de la diversidad cultural y el respeto por las diferentes maneras en que las sociedades proporcionan soluciones a sus problemas y aprenden a convivir consigo mismas y con las demás.
Este trabajo, en síntesis, procura:
• Desnaturalizar los conceptos de “sociedad” y “cultura”.
• Avanzar paulatinamente sobre el concepto antropológico de cultura reflexionando sobre su complejidad.
• Analizar la cultura como un proceso en permanente construcción en el cual los sujetos tienen un papel activo.
• Discutir en torno al concepto de “diversidad cultural”.
• Cuestionar actitudes etnocéntricas que implican aproximarse al análisis de otros pueblos desde una mirada descalificadota, asentada sobre la idea de la superioridad del propio punto de vista.
Acercándonos al problema
La complejidad del estudio del hombre reside en la bidimensionalidad de su naturaleza, biológica y social. Freud señaló que son tres los descubrimientos que más han lesionado nuestro narcisismo: el que nuestro planeta no es el centro del universo, sino uno más de tantos, entre los que no ocupa ningún lugar de privilegio; en segundo lugar, el que no somos los reyes de la creación sino productos de la evolución de las especies animales; en tercer lugar, que no somos seres íntegramente racionales, sino que buena parte de nuestra conducta es desconocida en sus motivaciones por nosotros mismos.
Puesto que el hombre, al contrario de los animales inferiores, no posee mecanismos innatos, genéticamente determinados, para regular las relaciones interpersonales, debe construir maneras de entenderse con los otros hombres. Cuando el objeto de estudio es el hombre, aparecen fenómenos diferentes del nivel biológico: lo social, lo cultural, estamos ante la presencia de un organismo con cultura.
En su larga evolución, la especie humana ha ido sobrepasando niveles anteriores de organización que, por otra parte, siguen subsistiendo como tales, en otros objetos y otros fenómenos de la realidad. “El largo proceso de hominización, que comenzó hace más o menos quince millones de años, consistió, fundamentalmente, en pasar de una adaptación genética al medio ambiente natural a una adaptación cultural. Durante esta evolución, que finalizó en el Homo sapiens sapiens, el primer hombre, se operó una formidable regresión de los instintos, “reemplazados” progresivamente por la cultura, es decir, por esa adaptación imaginada y controlada por el hombre, mucho más funcional que la adaptación genética, pues es mucho más dúctil y se puede transmitir con mayor facilidad y rapidez. La cultura permite que el hombre no solo se adapte a su entorno sino que haga que éste se adapte a él, a sus necesidades y proyectos, dicho de otro modo, la cultura hace posible la transformación de la naturaleza” .
Cultura, ¿herencia social?
Tratando de aproximarnos al concepto de cultura, la antropología enfatiza tres aspectos importantes: “En primer lugar su universalismo: todos los hombres tienen culturas, lo cual contribuye a definir su común carácter humano. En segundo lugar, está el énfasis en la organización: todas las culturas poseen coherencia y estructura, desde las pautas universales comunes a todos los modos de vida (por ejemplo las normas sobre el matrimonio, que imperan en toda cultura) hasta los modelos peculiares de una época o lugar específicos... En tercer lugar, el reconocimiento de la capacidad creadora del hombre: cada cultura es un producto colectivo del esfuerzo, el sentimiento y el pensamiento humanos...” .
En efecto, todas las agrupaciones humanas, a través de su propia historia, se han organizado para asegurar su supervivencia, regular sus relaciones internas y externas, su producción y transmisión de conocimientos y hasta su recreación y ocupación del tiempo libre. Cada pueblo tiene una cultura que difiere de la de otros pueblos, desde esta perspectiva queda claro que no existe pueblo sin cultura.
A estos aspectos habría que agregar otro sobre el cual no hay discusión entre los antropólogos: la negación de la base biológica de la cultura. Las personas, las relaciones y cosas que pueblan la existencia humana se manifiestan esencialmente como valores y significados, que no pueden ser determinados a partir de propiedades biológicas o físicas.
En el hombre no hay nada absolutamente natural, puesto que hasta sus funciones biológicas están moldeadas por la cultura: el deseo sexual, el hambre, el sueño, etc. Cada cultura satisface sus necesidades de una manera distinta, hasta los movimientos corporales varían de una a otra. Malroux y Turner lo expresan de la siguiente manera:
“Los hombres hacen relativamente pocas cosas: se ganan la vida, se casan, cuidan de sus hijos, entierran a sus muertos, premian el buen servicio, castigan a los malhechores, adoran a Dios y manipulan la naturaleza. Pero hacen estas cosas de muchos modos diferentes” .
“Todos los hombres comen, beben, duermen, fornican, seguramente, pero no comen, di beben, ni sueñan las mismas cosas. Apenas si tienen en común el dormir cuando duermen sin sueños, y el morir... El hombre no es interesante en sí, lo es por lo que le hace realmente hombre...”
En términos de R. Linton: “En los seres humanos, la herencia social recibe el nombre de cultura. El término se usa en un doble sentido: En su sentido amplio, cultura significa la herencia social íntegra de la humanidad, en tanto que en un sentido más restringido una cultura equivale a una modalidad particular de la herencia social...” .
Las personas organizan su experiencia según sus tradiciones, sus visiones del mundo, las cuales están cargadas de la moralidad y las emociones inherentes a su propio proceso de transmisión. “Las personas no descubren simplemente el mundo: éste les es enseñado”
El siguiente texto de Alan Beals ejemplifica con claridad lo expuesto hasta aquí:
“En el lejano norte, donde los bancos de hielo flotan sobre aguas del Océano Ártico, hay huecos por donde las focas salen a respirar. Cuando es la estación, y de acuerdo con los complejos planes establecidos por los antepasados, los hombres van a aquellos huecos. Solo, envuelto en su vestimenta de piel, un hombre está a la expectativa cerca de uno de esos huecos donde respiran las focas. Un viento frío sopla sobre el hielo y la nieve. El hombre espera. Una mancha negra aparece. El hombre está listo con su arpón. Siguiendo indicaciones de sus amigos y parientes, conformando su acción a años de juego y prácticas, él lanza su arma. Acierta a dar en el cuerpo de la foca y el arpón penetra en la carne del animal. La foca se sumerge y la cuerda que se halla amarrada al arpón se desliza quemando los guantes del cazador. Las aguas se agitan y el extremo del arpón golpea los bordes del hueco que hay en el hielo. Siglos de experiencia han llevado a la perfección actual la vestimenta del hombre y su arma. Sin embargo, el hombre tiene dificultad para agarrar y sujetar firmemente la cuerda del arpón. El hombre está medio congelado y débil por el hambre que tiene. La foca está sangrando y necesita oxígeno. El hombre y la foca, dos animales, están tirando de las extremidades de la misma cuerda. Existe una buena probabilidad de que ninguno de los dos sobreviva. El hombre sigue haciendo un gran esfuerzo. Sus pies comienzan a deslizarse. Está perdido, está solo. Comienza a gritar pidiendo ayuda. De repente él siente que detrás de él se hallan las manos de su padre, de su abuelo y de todos los antepasados que tiran también la misma cuerda. Son los espíritus de sus ancestros que se encuentran alineados detrás del cazador en una fila que se pierde en la neblina y oscuridad de la costa distante. Haciendo un último esfuerzo, el cazador saca a la foca del agua (...).
“El hombre y la foca son ambos mamíferos de sangre cálida. El esquimal reconoce esa relación y parece reconocer en la foca una especie de nobleza por la cual la foca cede lo suyo para que otros puedan vivir. La diferencia entre estos seres
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