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Argumentos Utanasia


Enviado por   •  18 de Octubre de 2014  •  1.712 Palabras (7 Páginas)  •  306 Visitas

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EUTANASIA

Eutanasia implica “la muerte sin sufrimiento que se practica en los pacientes incurables y quienes usualmente padecen dolores físicos intolerables y persistentes secundarios a enfermedades fatales”. Aun cuando son múltiples las clasificaciones y las definiciones sobresale la que divide la eutanasia en pasiva y activa. La pasiva consiste en “la omisión planificada de los cuidados que seguramente prolongarían la vida”. La eutanasia pasiva puede ejercerse por medio de la abstención terapéutica —no se empieza tratamiento— o por la suspensión terapéutica —se interrumpen los tratamientos iniciados ya que se considera que son inadecuados, pues más que prolongar la vida alargan el sufrimiento.

La eutanasia activa implica “la acción encaminada para producir la muerte de un ser humano de acuerdo a sus deseos. Usualmente el acto es ejecutado por un médico”. El suicidio asistido, emparentado con la eutanasia activa, implica suministrarle al enfermo terminal los medicamentos que producirán la muerte para que los ingiera cuando él y sus seres queridos lo juzguen conveniente.

La eutanasia pasiva se ejerce en la inmensa mayoría de los hospitales cuando existe consenso entre familiares y médicos acerca de la irreversibilidad de la patología y de la magnitud del daño. Se aplica en pacientes generalmente inconscientes y en quienes se sabe que la muerte sobrevendrá en “muy poco tiempo” —usualmente horas, en ocasiones uno o dos días— cuando se interrumpe el apoyo que sostiene su vida —ventiladores mecánicos, fármacos que mantienen la presión arterial.

En general, en la eutanasia pasiva no se recaba la opinión del enfermo, pues la abrumadora mayoría se encuentra inconsciente o padece enfermedades que han opacado las funciones intelectuales como lo sería la demencia senil o la enfermedad de Alzheimer. La eutanasia pasiva, a pesar de no ser aceptada por la mayoría de las religiones, no conlleva los problemas morales de la eutanasia activa, pues, obviamente, es inmensa la diferencia entre “dejar de hacer” y “hacer”. Por su estrecha relación con cuestiones éticas dedico el resto de la discusión al tema de la eutanasia activa.

LA TECNOLOGIA EN LA PROLOGACION DE VIDA

Las bonanzas tecnológicas no sólo han planteado incontables dilemas y numerosas paradojas, sino que, insospechadamente han hecho que la eutanasia activa sea también una cuestión elitista. Al margen de la imposibilidad para las mayorías de acceder a los progresos de la ciencia médica por razones socioeconómicas —medicamentos muy costosos, procedimientos quirúrgicos incosteables, etcétera—, la tecnología, que pocas veces vincula su avance con preguntas éticas, alarga, innecesariamente, en muchas ocasiones, las vidas de personas sin plantearse preguntas adecuadas. Por ejemplo, aunque no sean tópicos relacionados directamente con la eutanasia, ¿qué sucederá con aquellos individuos cuyo código genético demuestre que son proclives a padecer Alzheimer o cáncer de mama? ¿Se les ofrecerá trabajo?, ¿les venderán seguros médicos y de vida?

Es evidente que la tecnología ha logrado prolongar la vida por medio de nuevas técnicas, pero su utilización ha aumentado los dilemas generados por el incremento del sufrimiento intratable. El término “encarnizamiento terapéutico” se utiliza para denotar las maniobras y los tratamientos encaminados a preservar la vida cuando se sabe que la muerte sobrevendrá “pronto” a pesar de lo que se haga. Al “encarnizamiento terapéutico” debe agregarse la despersonalización y la deshumanización de la medicina, vicios y vacíos que han fracturado los nexos entre doctor y paciente y que han borrado el rostro del enfermo. Cuando la diosa tecnología prevalece, la medicina se convierte en el uso y abuso de exámenes sofisticados. Es a la vez interesante que el costo de la ciencia médica al marginar a los pobres e impedir su acceso a la parafernalia médica, ha convertido a la eutanasia activa en una situación elitista. Queda la pregunta: ¿tienen los médicos el derecho de prolongar una vida que ha perdido todo sentido de vida?

El médico como escucha

Son pocos los doctores que cavilan en la muerte, sea la propia, sea la de sus enfermos. Son también escasas las escuelas de medicina que incluyen el estudio de la muerte en sus currículos. Y son también mínimas las discusiones en ambientes académicos y escasos los proyectos de investigación que se preocupan por el proceso del morir.

Es evidente que los médicos deben actuar en consonancia con los deseos del apoderado pero no en contra de sus principios. Es decir, si el encargado del enfermo no está de acuerdo con determinada decisión o procedimiento puede retirarse del caso. En el mismo contexto, el médico nunca debe sugerir la posibilidad de la eutanasia, sino funcionar como guía y escucha para orientar a quien solicite información. Todo lo anterior presupone que siempre ha existido una relación óptima médico-paciente y que las cuestiones “acerca del morir” se han ventilado mientras el interesado es sano.

La muerte moderna

Muchos de los enfermos terminales moribundos se encuentran solos, abandonados e imposibilitados para hablar. Para hablar de lo que más quieren: de su muerte. A esta situación se le ha denominado la conspiración del silencio y refleja la imposibilidad de médicos, familiares y personal paramédico para confrontar la realidad de los pacientes terminales.

Esa imposibilidad, esa distancia, ese miedo, ha hecho que, cuando existen recursos

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